sábado, junio 15, 2019

Volver a las ucronías
























Hace poco vino Óscar de la Borbolla a La Laguna y no sólo pude saludarlo, sino que compartimos una mesa para, con el detonador de La rebeldía de pensar (FCE, 2019), su libro más reciente, conversar sobre sus trajines de escritor. Mencioné en público que he disfrutado varios de sus libros (tengo al menos siete de su cuño y letra) y mencioné sus títulos en desorden, como me llegaban a la cabeza, una cabeza que en ese momento improvisaba frente al público. Al terminar y repasar lo que enuncié, sentí esa inquietud bien conocida de quienes saben que saben algo pero no saben lo que no saben.
Y bueno, poco después supe lo que me inquietó: olvidé mencionar Ucronías (Joaquín Mortiz, 1990), cuya primera edición tengo y cuya lectura alguna vez disfruté como desconcertado niño. En efecto, las ucronías de De la Borbolla fueron colaboraciones periodísticas (a Excélsior) caracterizadas por apelar a la mentira para terminar diciendo verdades con chanfle, afirmaciones que pasaban por encima de la barrera de los prejuicios y la estolidez para luego llegar, por el ángulo, hasta las piolas.
El engaño, recurso caro en las canchas, fue usado por el también autor de Las vocales malditas para fintarnos por un lado y salir airoso con el balón por el otro. Ahora que lo he hojeado/ojeado reencuentro ese gambeteo, por ejemplo, en “Historia de las esquinas”, donde nos describe un pasado lleno de agentes de tránsito —llamados en el DF “tamarindos”— que tiempo después fueron extinguidos por los semáforos. Esto que parecería signo de primermundismo derivó en el crucero semaforizado como enclave del tercermundismo, ya que allí se apiña, hasta la fecha, la herencia principal del capitalismo salvaje: los desheredados que arrojan lumbre o venden periódicos y baratijas.
Otro ejemplo entre todos los buenos ejemplos que contiene este libro revisitable es “Ratas gigantes”, texto que juega con la noticia de que han aparecido en el DF roedores del tamaño de un perro grande. De alguna manera, De la Borbolla anticipa el recurso hoy tan usado de las fake news, pues al hablar de las alimañas cita a unos “investigadores universitarios especialistas en genética”, tal y como ahora, tras la frase “recientes investigaciones han demostrado”, se afirma lo que sea y la gente lo cree.
En suma, no me gustó haber omitido unas palabras sobre las Ucronías de De la Borbolla. Aquí he tratado de enmendar ese error.