miércoles, enero 03, 2018

Cervantes: presunto asesino




















La FIL de Guadalajara sirve para eso, para pescar algunos libros que desafortunadamente no circulan por todo México. A principios de diciembre pasado fui al “outlet” de Planeta y, entre otros libros en superoferta, encontré Misterioso asesinato en casa de Cervantes (Espasa, 2015, 283 pp.), novela con la que Juan Eslava Galán (Jaén, 1948) ganó el premio Primavera 2015. El nombre de este escritor quizá diga muy poco a los lectores mexicanos, pero es a mi juicio uno de los mejores que hoy, y desde hace varios años, ofrecen las grandes ligas españolas.
Hace casi tres décadas yo había leído En busca del unicornio, novela con la que Eslava Galán ganó el premio Planeta 1987. Es un libro extraordinario en todo sentido, ya que además de narrar un hecho de suyo peculiar —la búsqueda de un animal mitológico para, debido a las creencias de la época, devolver con las virtudes del cuerno la virilidad a un rey sin potencia—, lo hacía con una prosa que simulaba con eficacia y gracejo el estilo de, más o menos, los escritores del siglo de oro. Para lograrlo, el autor andaluz se había sometido a un entrenamiento tenaz y profundo como historiador, ya que muchos de sus libros se referían a la historia peninsular.
Con las armas obtenidas en su trayectoria como estudioso del pasado (más de cincuenta libros, la mayoría ensayos), Eslava Galán encontró la sazón exacta para escribir novelas modernas, no antiguallas. Quiero decir que, con todo y el estilo deliberadamente sintonizado en una sintaxis castellana insuflada de vejez, uno siente la presencia de un escritor de nuestro tiempo y dueño de las malicias que ha alcanzado la técnica novelística hasta esta hora.
En Misterioso asesinato en casa de Cervantes se añaden elementos de ficción a un hecho histórico: en efecto, el autor del Quijote fue acusado de matar en Valladolid, cuando la Corona se asentó allí, a un tal Gaspar de Ezpeleta, por lo que Cervantes y sus hermanas padecieron cárcel. Por suerte la prisión fue breve, pues pronto se descubrió que el escritor no tuvo nada que ver en el homicidio. Este asunto sirvió de excusa a Eslava Galán para urdir, con apretado humor, un tapiz de la España que a principios del XVII se desmoronaba entre miles de pícaros y una aristocracia completamente ajena a cualquier pasión por el trabajo. Es, por todo, una novela que deben leer quienes viven prendados de la vida, la obra y las infinitas repercusiones del infinito Manco.