¿Qué puede ser
Marlene Espinoza Casiano, niña de Matamoros de La Laguna, Coahuila? A sus doce
años ya sabemos que tiene un talento excepcional para el deporte y que, por si
fuera poco, es una estudiante ejemplar. Apoyada básicamente por sus padres,
Marlene ha ganado competencias nacionales, la más reciente en la Olimpiada
Nacional Escolar de Educación Básica Jalisco 2014-2015 organizado por la Conade
y por la SEP; allí ganó medalla de oro en atletismo, rama femenil, categoría de
nacidos en 2003. La competencia, habitual en justas de este tipo, fue de
lanzamiento de pelota de beisbol, donde estableció una marca de 67.94 metros.
Sé que alcanzar casi
70 metros no es poco para una niña de doce años. Marlene ha desarrollado esa
aptitud en su casa, gracias al apoyo de sus padres, y aunque la competencia que
hace poco le dio una medalla nacional es de lanzamiento de pelota, la pequeña
destaca en la práctica de beisbol (y por lógica de soft), futbol y carreras. Es
entonces una gran promesa del deporte lagunero.
Me conmovió
enormemente saber que Marlene estudia la primaria en una humilde escuela
pública de Matamoros, la primaria Rosalinda Ramírez Esquivel. Allí obtiene
buenas notas durante las mañanas, y en las tardes entrena guiada por su padre
en la Deportiva de aquel municipio. Supe que cuando Gabino Espinoza, su padre,
no puede acompañarla, el entrenamiento no cesa, pues Virginia, su madre, entra
en acción y se convierte en segunda entrenadora. El caso es que Marlene siga
adelante, de frente a su futuro de notable deportista.
En los juegos
nacionales que ya mencioné, los celebrados en Jalisco, Marlene representó a
Coahuila. Logró lo que logró por su talento, por el apoyo de sus padres y de
algunos maestros, pero de todos modos compitió en desventaja. Una anécdota lo
pinta todo: cuando salió a competir frente
niñas de escuelas más pudientes —algunas hasta con entrenador extranjero—
, todas más desarrolladas y con ropa deportiva de alta calidad, Marlene titubeó
un poco, nerviosa. Gabino, su padre, se acercó y le dijo que no se achicara,
que lo importante estaba dentro de ella y no en la apariencia ni en los trapos.
Y Marlene ganó el oro.
¿Cuántos niños y
niñas como Marlene hay en México? Francamente creo que cientos, miles. Lo que
falta, como siempre, es el apoyo, la oportunidad, el deseo familiar o
institucional de no dejar que los talentos se diluyan. Desde aquí, aunque no la
conozco personalmente, felicidades a Marlene, a sus incansables padres y a toda
la ciudad de Matamoros, Coahuila.
Nota. En la foto que encabeza este post, la pequeña Marlene posa con Horacio Piña, el Ejote, ex pícher nacido en Matamoros, Coahuila, el primer mexicano en ganar una Serie Mundial con un equipo de las Ligas Mayores de beisbol. Aquello ocurrió en octubre de 1973 con los Atléticos de Oakland. En la Liga Mexicana el Ejote logró la máxima hazaña que puede alcanzar un lanzador: un juego perfecto. Lo logró jugando para los Rieleros de Aguascalientes en un partido contra los Diablos Rojos de México celebrado el 12 de julio de 1978 en Aguascalientes.