miércoles, julio 28, 2010

Burla a Gómez



A la luz de los acontecimientos que ya conocemos y que han ubicado a La Laguna en general, y a Gómez Palacio en particular, como ejemplos de desgobierno, hablar de cualquier otro tema parece una frivolidad. Todo, absolutamente todo parece tibio y evasivo comparado con aquello, pero no deja de ser importante escudriñar de vez en vez lo que antes era noticioso y ahora pasa por fútil. Me refiero a la obra de gobierno y al escándalo de la corrupción manifiesto en el enriquecimiento inexplicable de algunos funcionarios.
No suelo orientar mis intereses temáticos con la correspondencia vía mail, aunque tampoco dejo de reconocer lo interesante que son algunas de las cartas que gentilmente me envían. Sobre Gómez abundan y sobre Torreón no escasean. En Lerdo, debo decir con honestidad, parece que no escriben. De Gómez, pues, me hacen llegar una columna del Noticias fechada el 24 de julio. En ella, el tesorero Luis Felipe Cantú Robles es acusado de gastos y gustos millonarios. Digamos que el enriquecimiento de funcionarios no es extraño, nunca ha sido extraño, en las administraciones públicas de nuestro país. De hecho, es uno de los muchos sobrentendidos del quehacer político a la mexicana: alcalde, tesorero, recaudador, director de obras públicas, gerente de Simas y sus equivalentes que no agarre, pasará a la historia con una “P” mayúscula en la frente. Hasta hace algunos años esa regla no escrita de nuestra picaresca polaca permitía bandidajes con cuchara grande, pero luego de algunas novedades como la alternancia y las obligaciones con la transparencia aquello perdió la total opacidad que caracterizaba el desempeño público.
La corrupción no fue abatida, claro, pero se impidió a los funcionarios el saqueo a manos llenas (“a manos hienas”, escribí en algún libro). Hay, sin embargo, ejemplos de lo que aquí puedo denominar “trompudismo”, esto basado en el refrán “se vale ser cochino, pero no tan trompudo”. En efecto, no faltan en estos tiempos algunos funcionarios que esquilman como si todavía viviéramos en el echeverriato, con carretilla. El balconeo periodístico al tesorero de Gómez Palacio, que de ser falso lo obliga a desmentir tajantemente, es la punta de una madeja que exhibe el desastre de una pobre ciudad atropellada por la politiquería más voraz que arrastrase pueda en el reino de este mundo. No es poca cosa lo que, a decir del diario lagunero, ha conseguido en tres años el funcionario de la actual administración gomezpalatina. Son demasiados bienes materiales conseguidos en muy poco tiempo, un amasamiento de riqueza que en cualquier otro lugar movería a diligencias punitivas. ¿De veras compró las propiedades que enumera el comentario editorial? ¿Y Ricardo Rebollo? ¿Y Mario Alberto Calderón? ¿Se asomaron alguna vez a mirar las finanzas personales de aquel subordinado? (los datos son densos, así que los copio íntegros aquí abajo).
Preguntar por el interés de Ricardo Rebollo o de Calderón Cigarroa es clamar en el desierto. Para el primero más que para el otro sólo segundón, Gómez Palacio fue un trampolín, un modesto peldaño para escalar a la diputación federal que se traduciría luego en catapulta a la gubernatura. El excelente reportaje de Lucero Sánchez (La Opinión, 25, julio, 2010) muestra la caricatura en la que devinieron los “10 cómos” (sic, con burdo plural), prueba irrefutable de que a toda una ciudad se le puede engañar con promesas vestidas de lujosa propaganda y al final sólo cumplir con bicocas lo ofrecido en campaña. Por eso muchos, recuerdo, pensamos en los “10 cuándos” al escuchar la asquerosa paparrucha de los “10 cómos”. Ya se ve ahora que no nos equivocamos.
Haiga sido como haiga etcétera, supongo que ya está en la bolsa el puesto para Rocío Rebollo. Tiene un trabajal por delante, casi una monstruosidad: resucitar al municipio dejado en la ruina por su hermano, el tesorero Cantú Robles y otros alegres impostores. Aguardaremos con ansia sus resultados.
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Columna del Noticias
RUN RUN
24 de julio de 2010

SEGÚN LA CARATULA de sueldos de funcionarios públicos del R. Ayuntamiento de Gómez Palacio, Luis Felipe Cantú Robles, con el puesto de tesorero municipal, tiene un sueldo neto de 42 mil 307.02 pesos. Es el segundo funcionario más caro luego de Víctor Hugo Cordero Giorgana, a la sazón secretario de Protección y Vialidad, quien gana 49 mil 250 pesos. Cantú Robles, quién sabe por qué, gana más que el alcalde Mario Alberto Calderón Cigarroa, quien tiene un sueldo neto de 28 mil 128.30 pesos. El alcalde, según la carátula, gana menos que el tesorero, que el secretario de Protección y Vialidad y que muchos directores. Cantú Robles ganaría 507 mil 684 pesos por año, un millón 523 mil 052 por los tres años como tesorero municipal. Suponiendo sin conceder que hubiera destinado su sueldo neto íntegro a la compra de una de sus tantas propiedades, apenas le habría alcanzado para comprar uno de los terrenitos, lo que hace sumamente sospechoso que tenga tantas propiedades. Esto es que Cantú no hubiera tocado un solo peso de su sueldo, que no hubiera destinado para la manutención de su mansión, de los gastos personales, de los viajes, de las altas colegiaturas, de los altos costos de mantenimiento, etcétera. Apenas entró al cargo como tesorero municipal de Gómez Palacio, el contador público torreonense empezó a comprar y a comprar, como compran las mujeres que acuden a las gangas y se quieren llevar todo lo que hay en las tiendas. Cantú Robles, curiosamente, empezó a comprar apenas tomó posesión como tesorero municipal a partir del primero de septiembre de 2007. La primera compra de Cantú Robles fue notariada el 15 de octubre de 2007. Esta primera compra del nuevo rico fue la finca urbana construida ubicada en cerrada Pedro Calderón de la Barca número 11, del Fraccionamiento El Fresno, con un valor catastral de dos millones 408 mil 990.04 pesos. ¡En mes y medio!, como tesorero, Luis Felipe compró una mansión que vale, fácilmente, más de dos millones de pesos. Luis Felipe se sacó el Melate llamado Tesorería Municipal de Gómez Palacio. Cantú Robles, además de ser el segundo funcionario gomezpalatino más caro -gana más que el alcalde y los regidores que fueron electos por los ciudadanos- pronto denotó su gusto por los bienes raíces. Con el sueldo de 42 mil 307.02 pesos al mes, 507 mil 684 pesos al año o un millón 523 mil 052 pesos en tres años, Cantú Robles no habría podido pagar esa mansión de El Fresno. ¿Con qué dinero la pagó? ¿Metió la mano a la caja de los contribuyentes gomezpalatinos? Quizá hay quienes digan que Cantú compró esa mansión con sus ahorros. Si fuera así, quiere decir que antes de ser tesorero municipal tenía buen empleo y si tenía buen empleo como que no tenía sentido que lo hubiera dejado para irse de tesorero municipal. ¿O si? Pero bueno, vamos a ser generosos con Cantú Robles y diremos que la mansión de El Fresno la compró con sus ahorritos. ¿Pero cómo diablos le hizo para seguir y seguir comprando terrenos en Los Azulejos, San Luciano y San Armando? ¿Con su sueldo como tesorero municipal? Por favor. Luis Felipe Cantú quizá no sólo es contador público sino mago, que hace que sus números personales se multipliquen muchos dígitos. Sólo así se explica que Luis Felipe, con su sueldo anual de 507 mil 684 pesos, haya comprado uno de los mejores lotes del Fraccionamiento y Club de Golf Los Azulejos. Mientras que los gomezpalatinos andan en la "quinta chilla", sufriendo las de Caín para completar el gasto, pagar la luz, pagar el agua, pagar los impuestos, pagar el gas, el señor tesorero municipal "gomezpalatino" tiene las manos llenas de dinero para comprar propiedades como la del lote 15 de la manzana 68 del Fraccionamiento Los Azulejos Etapa II de Torreón. Mientras que los gomezpalatinos sufren por traer la barriga llena, Luis Felipe se compró un terrenito de 625.19 metros cuadrados del Circuito de los Moriscos, frente al campo de golf, donde sabemos que están los empresarios chipocludos de La Laguna, donde están los "pachochudos", los que sí tienen dinero. Ese terrenito le costó a Luis Felipe y la operación fue por un millón 092 mil pesos. Esta operación la hizo Luis Felipe antes de cumplir un año como tesorero, por lo que ahí va diciendo su vertiginoso cuanto voluminoso enriquecimiento. Estaría bien preguntarle a Luis Felipe cómo le hizo. Pero quizá Luis Felipe compró primero en Los Fresnos y luego en Los Azulejos porque es un hombre ahorrador, probó, serio, profesional, honesto, honestísimo. Y en el segundo año como tesorero municipal, Luis Felipe siguió de compras, de compras personales, mientras que el municipio de Gómez Palacio se encuentra en tremenda crisis financiera, en aguda crisis a pesar de la autorización de préstamos, de préstamos que no se saben a dónde van a parar. Luis Felipe, quien pareciera que anduvo recorriendo las zonas exclusivas de la ciudad para comprar mansiones o terrenos, continuó comprando ahora en el Fraccionamiento San Armando. Estas dos compras las hizo en el 2009, un año antes de irse como tesorero municipal. Eso sí, Luis Felipe ha tenido dinero para comprar terrenos pero no para pagar impuestos. Una de las operaciones en San Armando fue registrada en 0 pesos, lo que quiere decir que el "mago-contador" hizo esto para evadir impuestos. La otra operación en San Armando fue de apenas 49 mil 595.34 pesos, lo cual nadie cree. Y Luis Felipe aparece como dueño de otro predio, de uno localizado en Paseo San Luciano sin número de la colonia San Luciano, con un valor catastral de un millón 339 mil 095.96 pesos. Si sumamos el costo de las propiedades de Luis Felipe, encontraremos que superan por mucho varias veces el sueldo neto de los tres años como tesorero municipal. Eso, sin contar las propiedades con el apellido Siller, pero esa, esa es otra historia...