sábado, febrero 20, 2021

Buceo de Miguel Ángel Centeno











 

Un personaje de la cultura popular argentina tenía como apodo “El hombre que razonaba demasiado”. Como él, y aunque no tantos como es deseable, algunos seres humanos incurren en el acto de razonar. Otros más piensan y resuelven problemas prácticos, claro, pero poco se dan a la tarea de trabajar con las ideas al grado de concluir que nada es simple, que aun lo más pequeño y en apariencia elemental reviste una complejidad digna de la más honda reflexión.

Miguel Ángel Centeno Campos (Gómez Palacio, Dgo., 1982) es, como el personaje susodicho, un hombre que en lo suyo razona demasiado. De profesión psicólogo y por ello especialista en el buceo de almas, ha ramificado su quehacer hacia otro tipo de psicología: la que explora en el yo propio y se expresa no mediante cuadros clínicos, sino con versos. Según se sabe, si indagamos en el laberinto del alma humana es casi imposible dar con certezas rotundas (“rotundo” significa “redondo”, es decir, “perfecto”), sino con aproximaciones que por fuerza deben ser cautas: nada hay de automático en las manifestaciones de nuestro comportamiento y por ello no hay un ser humano idéntico a otro.

Es esta diferencia la que torna interesante —algunos dicen que hasta novelesca— cualquier vida. Miguel entonces, como su tocayo Montaigne, se toma a sí mismo como personaje de su libro y luego nos comparte en serenos poemas el agitado mar que olea en su interior. Digamos que observa (todos los sentidos pueden ser asimilados al de la vista), después reflexiona y al final trasmuta en verso sus conjeturas. Esto no significa que las piezas de este poemario sean helados informes del alma propia o graficación estadística de sentimientos, sino cálidas aproximaciones al hombre que habita bajo la piel de un ser que en el exterior es llamado Miguel Ángel Centeno.

Oscuros soliloquios insinúa desde el título que sus “conclusiones”, por denominarlas de un modo provisional, son expuestas en grado de vislumbre o tentativa. Los poemas son un diálogo del poeta consigo mismo, un ida y vuelta de ideas que se da sobre todo en la noche, de ahí su énfasis en la oscuridad, pero también una conversación que no supone el arribo al alba de las certidumbres acabadas, sino a la penumbra inevitable de la duda que es, precisamente, el combustible de cualquier reflexión que aspire a ser profunda.

Celebro que Miguel Ángel, participante en el taller literario del Teatro Isauro Martínez, nos permita caminar al lado de su espíritu en estos Oscuros soliloquios, el primero de sus libros. El trato con su poesía será, sin duda, una forma de conocerlo mejor a él y, de paso, a nosotros mismos, sus agradecidos lectores.

Por último, una semblanza mínima: Miguel Ángel Centeno Campos es psicólogo por la Universidad Juárez del Estado de Durango y maestro en terapia de familia y pareja por la Universidad Autónoma de La Laguna (donde también es profesor). Miembro del taller literario del Teatro Isauro Martínez, ha publicado en la revista Estepa del Nazas y en la revista Acequias de la Ibero Torreón.