Desde hace unos cinco años pienso con frecuencia en aquel
libro. Llegó a la casa familiar como regalo en la compra de una enciclopedia, la
Británica o la Grolier, quizá la Salvat, no sé. Recuerdo su formato grande,
como tabloide, su pasta dura, su buen encuadernado y el papel brillante y bien
impreso a color de todas sus páginas, como de revista gringa. Lamento no
recordar el título, lo que contrasta con la excelente calidad de las fotos que
conservo en la memoria. Era un libro gordo, de al menos 250 páginas, y por su
tamaño pesaba tanto que sólo podía ser hojeado en una base de apoyo, sobre una
mesa.
Las fotos hacían un recorrido por las edificaciones más
importantes construidas por la humanidad y algunos portentos de la naturaleza:
edificios, puentes, casas, presas, catedrales, museos, cataratas, ríos. De cada
obra o escenario natural, varias tomas full
color desde distintos ángulos. Además, un texto aledaño, sencillo e
instructivo. Para despachar cada zona del planeta, creo que su índice procedía
por continentes, pero eso no puedo asegurarlo.
Una de mis secciones favoritas era la inicial. En las
primeras páginas, antes de llegar a las edificaciones modernas más
impresionantes, el libro describía, también con abundantes imágenes, las siete maravillas
de la antigüedad. Sin información previa ni guía de nadie, yo metía los ojos en
aquellas páginas y con verdadera delectación leía y releía lo que se afirmaba
sobre la gran pirámide de Guiza, los jardines colgantes de Babilonia, el templo
de Artemisa, la estatua de Zeus, el mausoleo de Halicarnaso, el coloso de Rodas
y el faro de Alejandría. Todo eso era mágico, tanto como ver después, en las
fotos siguientes, la muralla china, la torre Eiffel o el puente de San
Francisco. De una forma que por supuesto ya da risa, aquel fue mi primer
internet, el viaje por el mundo entero que jamás, por cierto, he realizado más
que en las páginas de aquel libro maravilloso.
Tengo 48. Ese libro estuvo cerca de mi vida, al menos, desde
mi adolescencia hasta mis treinta años. Por dado el uso rudo que le infligió una familia llena de manos infantiles, al final lo
recuerdo sin el forro, pero todavía bien unido por el lomo perfectamente cosido
con resistente cáñamo.
¿Cuándo desapareció aquel libro, a dónde fue a parar? Si
tuviera su título, el nombre de la editorial, lo que sea, estoy seguro que
trataría de conseguirlo nomás para revivir el gusto de emprender aquellos
viajes alrededor del mundo en 250 páginas.
Posdata media hora después. Luego de escribir los párrafos anteriores, le rasqué a la memoria y di en internet con el mentado libro. Hay muchos ejemplares a la venta en España. No me equivoqué en nada, salvo en el número de páginas, pues no son 350, sino cien menos (ya hice la enmienda en el título y en el cuerpo del texto). Lo compraré, no importa que me salga cariñosa la mensajería que cruza el Atlántico. He aquí abajo la portada. Su ficha bibliográfica es ésta: Maravillas del mundo: prodigios de la naturaleza y realizaciones del hombre, desde las cataratas del Niágara hasta las bases espaciales, Roland Gööck, Círculo de Lectores, 1968, 250 pp. Me siento muy contento.
Posdata media hora después. Luego de escribir los párrafos anteriores, le rasqué a la memoria y di en internet con el mentado libro. Hay muchos ejemplares a la venta en España. No me equivoqué en nada, salvo en el número de páginas, pues no son 350, sino cien menos (ya hice la enmienda en el título y en el cuerpo del texto). Lo compraré, no importa que me salga cariñosa la mensajería que cruza el Atlántico. He aquí abajo la portada. Su ficha bibliográfica es ésta: Maravillas del mundo: prodigios de la naturaleza y realizaciones del hombre, desde las cataratas del Niágara hasta las bases espaciales, Roland Gööck, Círculo de Lectores, 1968, 250 pp. Me siento muy contento.