miércoles, abril 19, 2023

Leer español viejo


 






Una de las literaturas que más pasa inadvertida para el lector actual es la escrita en español antiguo. Ciertamente, muchos escritores del pasado encararon la hechura de sus obras con retorcimientos propios de la época, pero en general, con un poco de esfuerzo, podemos acceder a tal retórica sin menoscabo del sentido. El esfuerzo, si se da, rinde además frutos distintos y apreciables, pues gracias a la escritura antigua nos hacemos de referencias sobre la cultura del pasado que de otra manera no conoceríamos de manera tan directa. La dificultad es cuádruple, cierto, pero salvable con un pizca de voluntad: la ortografía, el léxico, la sintaxis y la cosmovisión de quien escribe.

Narro una experiencia al respecto. En vacaciones mi hija más chica leyó Breves amores eternos, libro de cuentos de Pedro Mairal. Me informó que entendió todos los relatos, salvo uno titulado “Amazonia”. Vi que la dificultad de esa pieza radicaba en el hecho de que fue escrita en clave paródica, con el estilo de las crónicas de Indias, es decir, de los textos que escribieron navegantes, conquistadores y misioneros durante la colonización del llamado Nuevo Mundo. Le expliqué, releímos en voz alta y creo que notó la diferencia: un poco de empeño nos ayuda a entrar en ese “tono” y entenderlo mejor. Luego le leí, explicado, este pasaje del Diario de Colón relativo al primer día de los europeos en el continente que décadas después sería denominado América:

“Ellos no traen armas ni las cognosçen, porque les amostré espadas y las tomavan por el filo y se cortavan con ignorançia. No tienen algún fierro; sus azagayas son unas varas sin fierro y algunas d'ellas tienen al cabo un diente de peçe, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vide algunos que tenían señales de feridas en sus cuerpos, y les hize señas qué era aquello, y ellos me amostraron cómo allí venían gente de otras islas que estavan açerca y les querían tomar y se defendían”.  ¿No se entiende? La ortografía, la sintaxis y el contexto cultural son claros, y en todo caso sólo hay que aclarar tres posibles dudas concernientes al plano del léxico: azagaya=flecha, peçe=pez y “feridas=heridas”. Fuera de esto, todo es completamente asequible y revelador.