miércoles, octubre 09, 2019

Español nuestro de cada día
























Un intento de semblanza muy resumido de Luis Fernando Lara Ramos debe consignar que nació el 20 de marzo de 1943 en la Ciudad de México, que es licenciado en lengua y literatura española por la UNAM y doctor en lingüística y literatura hispánicas por el Colegio de México, que ha publicado numerosos artículos de investigación en revistas especializadas además de varios libros como, entre otros, Diccionario del español usual en México, Teoría del diccionario monolingüe, Estructuras sintácticas 40 años después, Ensayos de teoría semántica. Lengua natural y lenguajes científicos, Lengua histórica y normatividad, De la definición lexicográfica, Curso de lexicología, Diccionario del español de México Historia mínima de la lengua española.
Lo anterior es pues, apenas, el esbozo de una trayectoria vinculada cabalmente, como podemos apreciar, con el estudio de nuestra lengua, trabajo por el que ingresó a El Colegio Nacional en 2007 y donde hace poco publicó uno más de sus títulos: Herencia léxica del español de México (ECN, México, 2018, 119 pp.). Es un libro pequeño, y por ello aparece en la colección Opúsculos (“opúsculo” significa precisamente “obra pequeña”), pero sumamente valioso para saber de dónde viene el léxico, es decir las palabras, que usamos los mexicanos en la conversación y en la escritura de todos los días.
Se trata en suma de un ensayo divulgativo, ideal para acceder, así sea con trazos muy generales, al diccionario español. Con abundantes ejemplos de palabras en movimiento, como no podía ser de otra manera, Lara Ramos explica de qué lugares y lenguas se ha nutrido el español. Por supuesto, consigna que el latín fue su matriz principal, pero no deja de recordarnos que nuestra lengua también tiene voces provenientes del griego y, en menor medida, de las lenguas llamadas prerrománicas, es decir, las que se hablaban en la península ibérica antes de la llegada de los romanos. Así, lentamente, la caída del imperio fue cuajando otra lengua derivada del latín, luego influida por los visigodos y después, en mayor medida, por los árabes, lengua (me refiero a la castellana) que a la postre fue la que trajeron hacia América los primeros españoles que cruzaron el Atlántico. Ya acá, en la Nueva España, nuestra lengua engordó con abundantes palabras amerindias hasta llegar al español de hoy, poblado además, sobre todo, de galicismos y anglicismos.
Este sobrevuelo apenas traza la silueta (galicismo, por cierto) de un libro harto interesante y grato. Por ello, leerlo es mejor que intuirlo en los anteriores párrafos.