Conocí
a Reynaldo Alcorta hace un año, en la presentación de Mi mundo increíble, el primer libro publicado por la vertiente
editorial de Mentes con Alas, comunidad de adultos con parálisis cerebral. Poco
antes, él me había buscado por medio de un correo electrónico en el que me
proponía trabajar en la edición de su autobiografía. Recuerdo que su carta me
tomó en una cresta laboral muy agitada y le pedí un poco de paciencia para
decidir sobre el asunto. Unos meses después, ya más tranquilo, conversé con
Ruth Berlanga y Brenda Moreno sobre la posibilidad de emprender la hechura de
un segundo libro en Mentes con Alas, la autobiografía de José Reynaldo Alcorta
Benavides, Nono, que hoy aquí presentamos.
En
sus páginas hay una foto que hicimos al finalizar nuestra primera reunión de
trabajo, celebrada en abril de este año. Desde el comienzo armamos un gran
equipo configurado por Ruth y Brenda, quienes se encargarían de buscar
patrocinios y comenzar a ver los presupuestos, además de organizar la agenda de
reuniones. Nono y Verónica Gómez, su
maravillosa compañera de vida, se encargarían de digitalizar el material
gráfico y solicitar los testimonios escritos que forman el primer apéndice de Con el alma de pie. Yo asumí la labor propiamente
editorial que comenzó con la lectura del texto y, poco a poco, con su formateo
en las páginas luego de elegir el tamaño del libro, su tipografía y otros
detalles que son responsabilidad del editor.
El
proyecto fue desarrollado, pues, en un grupo armónico y compacto. Correos
electrónicos fueron y vinieron entre abril y octubre de 2013, y además tuvimos
varias reuniones celebradas muy temprano, de 8:30 a 10 de la mañana, en las
oficinas de Mentes con Alas. A diferencia de lo que suele ocurrir cuando uno
arma libros muy cerca del autor y de los auspiciadores, no recuerdo un solo ex
abrupto, una sola discordia, un solo momento de fricción. Al contrario: dialogar
en equipo en torno a la autobiografía de Nono
fue lo más parecido a una charla de café, una conversación que sólo servía para
brincar y brincar obstáculos, jamás para ponerlos. Al final, creo, aunque no
soy el más indicado para afirmarlo, hicimos un objeto editorial muy estimable.
Describo
en pocos renglones lo que ustedes hallarán en Con el alma de pie. Una presentación de Ruth Berlanga y un prólogo
de Brenda Moreno. Luego, la autobiografía distribuida, por supuesto que
cronológicamente, en catorce capítulos, toda aderezada con cerca de setenta
documentos icónicos, la mayoría fotos. Al final, dos breves apéndices: uno con
testimonios de familiares y amigos, y otro con una descripción técnica sobre la
parálisis cerebral.
El
plato fuerte de este libro está, claro, en el relato que el mismo autor hace de
su paso por el mundo desde 1968 a la fecha. Gracias a él descubrimos el
itinerario vital de un hombre que, sin quererlo, va construyendo una vida que
ahora es ejemplo para muchos. Sin artificios literarios, de manera directa y
sencilla, Nono nos narra todos los
pliegues de una existencia consagrada en cuerpo y alma a luchar, a pelear por
un sitio digno en esta vida. Su andanza, lo sabemos, no ha sido nada fácil, y
eso queda más que evidente mientras deambulamos por las páginas de Con el alma de pie.
Capítulo
tras capítulo, los lectores atestiguamos una proeza del espíritu humano. Vemos
la enorme desventaja física de Nono frente
a la realidad, el problema tremendo que representa vivir en su condición. Pero
ocurre un milagro que no se da como suelen darse los milagros, es decir, fortuitamente.
En el caso de Nono, el milagro es
gradual, paulatino, avanza a vuelta de rueda, a veces se detiene un poco pero
sigue, no claudica. Todos los días hay pequeños desalientos, caídas de la
moral, pero también todos los días puede más la llama interior que lo mueve a
buscar salidas y, asombrosamente, a encontrarlas. Se trata pues de un niño, de
un joven, de un adulto que ha ido edificándose no ladrillo tras ladrillo, como
nosotros, sino grano de arena tras grano de arena, durante todos los minutos de
todos los 45 años que hoy tiene muy bien cumplidos.
Con el alma de
pie
es entonces un relato pormenorizado de los momentos más relevantes en la vida
de Nono. Cuando lo leí por primera
vez, lo que más me pasmó fue un detalle que espero no pase inadvertido por los
lectores. La autobiografía es un género difícil, pues en él se corre el riesgo
de mentir. Mentir por parquedad (decir menos de lo que se hizo), mentir por
exceso (decir más de lo que se hizo), o mentir, digamos, por olvido, por miedo
o por prudencia. Lejos de sospechar mentiras por cualquiera de estas razones,
lo que hallé en la relatoría de Nono
fue franqueza, honestidad, mucho dolor y también mucha alegría, una vida vivida
intensamente, en suma.
Y
encontré algo más sutil que explicaré mediante un leve rodeo. Las
autobiografías contadas desde alguna limitación física pueden caer con cierta
facilidad en el chantaje. No puedo expresarlo de otra manera. Las limitaciones
físicas suelen ser narradas desde una perspectiva lacrimosa, y en cierto
sentido pueden ser incómodas para un lector contemporáneo, un lector que no se
deja chantajear muy fácilmente. Con el texto de Nono no sentimos eso. Vemos que sufre, que llora, que se desgarra
por dentro, pero al mismo tiempo que no cede a la tentación de buscar nuestra
lástima. Antes bien, se autocritica, es severo contra él mismo, señala sus
errores y pone el pecho a la adversidad con una entereza que muchos ni siquiera
imaginamos. También, y esto es maravilloso, tiene abundantes pinceladas de
humor, y campean en todo su libro las palabras de agradecimiento. Increíble,
absolutamente increíble lo que Nono
expresa a la hora de agradecer, tanto que “gracias” es su palabra favorita, la
clave de su vida y, sospecho, de su éxito.
Nono agradece a sus
heroicos padres, a sus generosos hermanos, a su amada Verónica, a sus hermosas
pequeñas, a sus amigos, a sus maestros, a sus terapeutas, a quienes le cerraron
puertas porque le enseñaron a seguir luchando, a su iglesia, a dios, a todos. Nono agradece, y en ese gesto imprescindible
veo su enorme estatura de ser humano, un ser humano que ha podido vivir, como
pocos, Con el alma de pie, imbatible.
En
un correo electrónico del miércoles pasado, Nono
me escribió lo siguiente: “Jaime: Qué te puedo decir, a veces se me hace chico
el diccionario para expresar todo lo que siento, como lo siento ahora contigo.
Dios te pague por los seis meses de trabajo que dedicaste a mi historia para
hacerla una obra literaria. Como bien dice Ruth, esto no había podido ser sin
ti. Y Jaime, yo soy un hombre creyente, y créeme, Dios recompensa, tu trabajo
no queda aquí, la bendición de Dios se hará presente en ti y en tus seres
queridos. Muchas gracias”.
Lo
que no sabe Nono es esto: que dios me
dio la recompensa antes de haber trabajado con su libro. La recompensa fue
conocerlo, topármelo en el camino y acceder a su testimonio, el testimonio que
ahora, con el alma de pie, todos podemos compartir.
Comarca
Lagunera, 19, octubre y 2013
Texto
leído en la presentación de Con el alma
de pie, José Reynaldo Alcorta Benavides, Mentes con Alas, Torreón, 127 pp.,
celebrada el 19 de octubre de 2013 en el Itesm Campus Laguna. Este libro está a
la venta en la asociación civil Mentes con Alas,
Ocampo 1797 Oriente, Colonia Centro,
C.P. 27000, Torreón, Coahuila, México, Teléfonos (871) 718 00 68 y (871) 204 25
09, www.mentesconalas.org.mx