miércoles, febrero 25, 2015

Los grandes foros














Los grandes foros son muy importantes para la manifestación política de quienes no se mueven habitualmente en el periodismo ni en la militancia. El primero que viene a mi mente es acaso el más recordado: aquél en el que los norteamericanos Tommie Smith (oro) y John Carlos (bronce) subieron al podio de ganadores y mientras sonaba el himno de EU levantaron sus manos enfundadas en sendos guantes negros. Ambos asistieron a la ceremonia, además, sin calzado, sólo con calcetines. El gesto de los guantes representaba la lucha de la comunidad afronorteamericana frente al racismo y, en el caso de los pies descalzos, el símbolo de la pobreza en la que vivía la misma comunidad. Pese a que no hubo palabras sobre el escenario, aquello fue, por supuesto, un escándalo. El Comité Olímpico expulsó para siempre a los atletas y cuando regresaron a su país ambos recibieron trato de apestados, no consiguieron trabajo y fueron incluso perseguidos por los grupos racistas más radicales.
Como Smith y Carlos, con palabras o con gestos simbólicos, muchos atletas, artistas y ciudadanos sin notoriedad han aprovechado espacios adecuados para hacer visible tal o cual realidad con implicaciones políticas. No todos tienen el beneplácito general del respetable público, como pasó en aquella Cumbre de 2006 en la que una reina de belleza argentina, Evangelina Carrozo, interrumpió la foto oficial de mandatarios con un cartel de protesta ambientalista. Lo peculiar fue que la chica subió al foro enfundada en un bikini relativamente breve y tan bien instalado sobre su cuerpo que dejó ver al mundo una protesta de curvas escultóricas.
El domingo pasado se oyeron y leyeron en todo México las palabras de Alejandro González Iñárritu durante la noche de su Óscar: “Ruego para que podamos encontrar y construir el gobierno que merecemos”. Más allá de que “encontrar” es producto del azar y “construir”, de la voluntad —de manera que parecen términos contradictorios—, y más allá de que nos guste o no su trabajo, se agradece que el cineasta no haya pasado de largo la oportunidad para intentar una crítica de lo que ocurre en nuestro país.
En lugar, pues, de chaquetear con espots para partidos rémora, o de quedarse callado, dijo unas palabras allí donde resuenan, y eso ya es ganancia en un mundillo (la farándula o “ambiente artístico”) donde los personajes sólo suelen cantar, actuar, dirigir y producir en burbujas de privilegio y millonarias ganancias.