domingo, noviembre 10, 2013

Bondades de La Molesta Orquesta





















Frino, conocido a veces como Antonio Rodríguez Aguirre, es más, mucho más que un sobrenombre. Al decir Frino debemos pensar por ello en muchos Frinos. El Fino músico, creador de grupos vinculados sobre todo al blues; el Frino dramaturgo, ganador del premio nacional de teatro para niños con la obra El vuelo de Cliserio; el Frino graduado en la UNAM y especialista en estudios latinoamericanos; el Frino coordinador de talleres de creación lírica en la Escuela de Música del Rock a la Palabra del DF; el Frino periodista que alimenta desde hace años un espacio en El Siglo de Torreón; y, por último, el Fino poeta. ¿Cuál Frino recomendamos más? O, también, ¿cuál Frino le gustará más a Frino?
No puedo responder a la segunda pregunta, pero mi respuesta a la primera es ésta: me quedo con todos los Frinos. He tenido la suerte de ver diferentes frutos de su trabajo y puedo asegurar que él es, en Coahuila, uno de los jóvenes artistas más destacados de su generación. Por ello, cuando supimos que tenía un material poético pensamos de inmediato que era bueno y absolutamente digno de publicación. Ni Salvador Álvarez, coordinador del Festival de la Palabra Enriqueta Ochoa 2013, ni yo lo dudamos: los poemas de La Molesta Orquesta, en concierto, son un racimo de ingeniosos y disfrutables poemas que si bien tienen un registro infantil, lo mismo agradan o pueden agradar al adulto que pase su vista por estas páginas.
Yo, por suerte, entre las obras que ya conocía de Frino leí en 2010 sus ¡Buen viaje! Décimas, sonetos, octavas y liras para niños, libro publicado por el Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México con un tiraje de 2650 ejemplares. Quedé encantado con aquel libro, así que fue fácil adivinar que La Molesta Orquesta deambulaba por esa misma calidad literaria. Y así fue, como trataré de demostrarlo.
Frino armó en La Molesta Orquesta otro libro muy bien articulado. Son 25 poemas (el último dividido en seis trancos) relacionados la mayoría con determinados ritmos musicales asimismo asociados, en este caso, con personajes del reino animal o fantástico. Los títulos mismos evidencian este propósito con el recurso de la aliteración. “Guaracha la cucaracha”, “Hip hop del hipopótamo”, “Los tangos de una tarántula”, “Zamba del zombie descalzo”, “Jazz de jirafas”, “Vals de un vampiro vanidoso”. Estos poemas han sido construidos en distintos metros, aunque destacan el octasílabo y el endecasílabo, que Frino domina. También hay poemas en verso libre, de manera que desde la perspectiva formal hay un tratamiento misceláneo, un abordaje que fluctúa entre el molde tradicional a otros más cercano a los gustos de esta época.
Cuando publicó sus Décimas, sonetos, octavas y liras para niños, escribí que “Frino es acaso uno de los últimos versotradicionalistas que se han tomado el serio el asunto. Tan en serio lo ha hecho que en sus manos el metro y la rima adquieren una luz especial, la luz de la creatividad. Por eso dije hace unos renglones que este tipo de poesía sin malicia, sin picardía, suena bofo, arcaico, pasado de moda. Lo contrario, cuando detrás de los versos está un tipo conciente, hábil y sobre todo bien dotado como restaurador de músicas, el poema se levanta como sonido de campana”. Me refiero con eso a que, por ejemplo, a los jóvenes no les interesa hoy el soneto ni la décima, porque les parece avejentado. Frino, como buen músico, sabe que el metro y la rima bien usados facilita o genera cierto ritmo, de manera que lo practica con soltura, sin miedo, con permanente afán lúdico. Vemos el caso de las estrofas que componen “Guaracha de la cucaracha”, uno de mis poemas favoritos en La Molesta Orquesta:

En cuanto llega la noche
es hora de la guaracha
y sale de su escondite
a bailar, la cucaracha.

Baila en tu libro de Historia,
también sobre tu mochila
y en tu cama sus hermanas
bailan haciendo una fila.

También sobre las cucharas
hacen sus mejores pasos
y sus zapatos rechinan
en las tazas y en los vasos.
                                        
Bailan dentro del armario
sobre las prendas de seda
y encima del diccionario
bailan formando una rueda.

¿Quieres saber qué pasa
mientras tú sueñas?
Sobre ti las cucarachas
bailan risueñas.

Para cuando el sol despierta
y del baile están cansadas
las cucarachas regresan
a la paz de sus almohadas.

El mismo octasílabo, pero no en estrofas de cuatro versos sino en una décima o espinela, está presente en “Omelette existencial”, una joya que rehidrata jocosamente el eterno dilema del huevo y la gallina:

La trampa está en suponer
que son cosas diferentes,
por eso dice la gente
que falta por resolver
si antes en aparecer
fue la gallina o el huevo,
el argumento no es nuevo
pues saben aquí y en China
que el huevo será gallina
y fue la gallina un huevo. 

Ahora bien, no todo está medido a la manera de los poetas que nos dieron lengua. En el “Salmo del salmón” no hay metro, pero sí un juego de naturaleza bisémica con la palabra “nada” que hace de este poema una pequeña perla cercana, me atrevo a decirlo, al destino de la mayoría de los hombres:

En contra de su salado destino
nada siempre el salmón
nada en el río
con decisión
y nada lo detiene
cuando nada
ni las rocas
ni las dudas
ni las redes
ni la espada 
nada
nada
y nada.

Creo que en esos tres poemas he podido describir algunas bondades de La Molesta Orquesta. Por eso reitero que se trata de un gran libro, y que sus hijos y ustedes deben leerlo con el ojo y el oído y la mente bien abiertos, para que adviertan sus abundantes sutilezas. Para leerlo pueden comenzar incluso de atrás para adelante, pues las cinco décimas de “El oro del loro” sin un anzuelo que ya no los dejará escapar del libro.
La Molesta Orquesta, en concierto, por todo lo dicho y citado, es otro regalo para los niños del generoso y versátil Frino. Que digo para los niños: para todos, tengamos la edad que tengamos.
Comarca Lagunera, 10, noviembre y 2013

La Molesta Orquesta, en concierto, Frino, Gobierno del Estado de Coahuila-Ayuntamiento de Torreón, Torreón, 2013, fue presentado en el marco del Festival de la Palabra Enriqueta Ochoa el domingo 10 de noviembre de 2103 en la Plaza Mayor de Torreón. Este post contiene las palabras que dije en aquella oportunidad.