sábado, septiembre 07, 2019

Migrar y volver, doloroso pespunte




















Como podemos ver, todos los días escuchamos o leemos alguna noticia relacionada con la migración. En todos los casos, es visible el componente del dolor y de impotencia, pues con su fuerza arrolla familias y destinos individuales. Se trata pues de uno de los problemas internacionales —como el hambre, el desempleo y el tráfico de drogas y armas, por citar los más salientes— más urgidos de atención. Según la ONU, “En 2017, el número de migrantes internacionales (personas que residen en un país distinto al de su país de nacimiento) alcanzó los 258 millones en todo el mundo, frente a los 244 millones de 2015. Las mujeres migrantes constituyeron el 48% de estos. Asimismo, se estima que hay 36,1 millones de niños migrantes, 4,4 millones de estudiantes internacionales y 150,3 millones de trabajadores migrantes. Aproximadamente, Asia acoge el 31% de la población de migrantes internacionales, Europa el 30%, las Américas acogen el 26%, África el 10% y Oceanía, el 3%”.
Estas cifras contrastan, creo, con la indiferencia generalizada de gobiernos y ciudadanos de a pie ante el fenómeno, hecho que quizá puede tener la siguiente explicación: los gobiernos no quieren acercarse mucho al tema porque eso los compromete a destinar presupuestos y a establecer políticas de respeto a los derechos humanos que en última instancia determinen la aceptación de migrantes que luego pueden poner en peligro el empleo y otros rubros económicos y sociales del país que recibe; en cuanto a los ciudadanos, porque en general tendemos a invisibilizar la situación del otro, más si ese otro es un marginado, un nadie, como el migrante. Así entonces, para los gobiernos y los ciudadanos el migrante forzado es un sujeto incómodo y peligroso, alguien al que debemos rechazar, un tipo que debe irse pronto.
La migración forzada tiene un origen variado. Se da por razones económicas, étnicas, religiosas, bélicas o por una combinación de todas ellas, de manera multifactorial, y es tan antigua como el hombre. Hoy, sin embargo, en esta etapa del capitalismo llamado neoliberal, muchas sociedades se han visto marcadas por un deterioro económico inaudito y expulsivo, lo que ha provocado que miles de seres humanos huyan para resolver o al menos paliar su situación. Es el caso de muchos mexicanos en relación a los Estados Unidos. De rancherías y de barrios, pero sobre todo de las primeras, miles de compatriotas han emprendido el viaje hacia el llamando “sueño americano”.  La razón principal de ese éxodo por goteo ha sido económica, y sospecho que en todos los casos, así sea en los más venturosos, es decir, cuando el cruce no fue traumático y hay parientes del otro lado, siempre hay un desgarramiento, el golpe que produce el desarraigo luego visible en la nostalgia y el deseo de volver aunque sea episódicamente.
El libro Empezar de Cero. Historias de vida y experiencias en el retorno a México editado por la Coordinación Sistémica con Migrantes y Sistema Universitario Jesuita en 2018, nos remite al fenómeno de la migración, ciertamente, pero más específicamente al del retorno, al “comenzar de cero” cuando por alguna razón se abre un paréntesis en la vida del migrante o queda definitivamente clausurada. Su valor como documento radica pues en dos méritos: por un lado, focaliza su atención en un costado de la migración, el de la vuelta, menos estudiado y atendido que el de la ida; por otro, no indaga de manera general o abierta, sino mediante “historias de vida” que permiten atisbar cómo se vivieron los sentimientos particulares de la ajenidad en suelo extraño y el shock que muchas veces imprime la reaclimatación en suelo propio.
En términos de estructura, Empezar de cero contiene tres apartados, digamos, preparatorios: la “introducción”, los “Conceptos clave sobre la migración de retorno” y “Contexto de migración México-Estados Unidos”.  Luego, la almendra del libro, las “Historias de vida” divididas en tres regiones: Norte (seis historias), Occidente (siete historias) y Centro-Sur (seis historias). La estancia 4 del libro contiene los “Análisis de los testimonios” y la 5 ha sido titulada “México frente al retorno de personas migrantes”, a su vez segmentada en “Legislación en materia de migrantes de retorno”, “Planes y programas gubernamentales” y “Ejecución de planes y programas gubernamentales: perspectivas de la sociedad”. Grosso modo, visto con ojo de dron, esto es el libro.
Un rasgo que puede ser de marcado interés para nosotros está en el apartado Norte, pues hay tres testimonios de laguneros (Jesús, José Luis y Rubén) que tuvieron la experiencia de la ida y la vuelta y ahora trabajan en la Ibero Torreón. Estas y todas las historias de vida que configuran Empezar de cero fueron organizadas de acuerdo a un cuestionario basado en cuatro líneas de indagación: 1. La salida del lugar de origen y el tránsito. 2. Las dificultades para integrarse a la vida en Estados Unidos. 3. El momento del retorno y 4. Los problemas para la reintegración en México y la vida actual de estas personas.
El resultado es un muestrario de visiones sobre un tema que el SUJ no ha querido pasar por alto ya que implica un acto de justicia: acoger a quienes por equis y zeta razones han vuelto a buscar una segunda oportunidad de vida en nuestra patria.