sábado, julio 20, 2019

El pez paralizante
























Ayer celebramos la presentación en Gómez Palacio de El pez torpedo. Ética aplicada (Colofón-Arteletra, México, 2018, 99 pp.), libro de Javier Prado Galán (Torreón, Coah., 1959), jesuita, doctor en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México y autor de numerosos libros, todos vinculados con la reflexión filosófica. En su trayectoria profesional, Javier ha fungido como vicerrector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y actualmente es Director General Académico de la Ibero León.
La ética es la rama filosófica con la que más se ha relacionado el quehacer de Prado Galán. En varios de sus libros, tal reflexión se ha dado en el plano de lo, digamos, general, de lo abstracto. El pez torpedo es una puesta en práctica del imperativo ético en la vida cotidiana. El filósofo lagunero ha delimitado entonces el territorio de su propuesta a ocho espacios del accionar común: el ambiental, el amoroso y sexual, el científico, el empresarial, el político, el profesional, el mediático y el vital. Como podemos imaginar, casi no queda ámbito del entramado humano que no sea al menos sobrevolado por la mirada del autor.
¿Y qué es el “pez torpedo”? ¿Por qué figura en el título y se asimila a la dimensión ética? Prado Galán comenta que Sócrates fue calificado de “torpedo” en alusión al pez cuya facultad es paralizar o “entorpecer”, tal y como la ética lo hace cuando queda puesta sobre la mesa antes de tomar casi cualquier decisión. Así entonces, el propósito del libro es plantear que en todas las dimensiones de su existencia el hombre puede enfrentar al pez torpedo, es decir, a la ética que ralentice o limite sus acciones e incluso las anule.
Cada ensayo nos pone frente al abismo abierto por la ética y su envés: la indiferencia. Por ejemplo, en el caso de la ética ambiental sabemos que es urgente frenar el deterioro de la naturaleza, pero esta posibilidad choca con la necesidad de mantener la producción tal cual y, de paso, los empleos. Algo similar ocurre con la ciencia, navaja de filo doble: por un lado, facilita la existencia, y, por el otro, la pone en riesgo, y para muestra bastan los botones del gran desarrollo médico al lado del vertiginoso avance del armamentismo, todo relacionado con la “tecnociencia”. Las demás éticas (empresarial, política, mediática…) tienen igualmente el afán, si no de paralizar, al menos sí de colocarnos frente a disyuntivas que por complejas demandan nuestra urgente y permanente preocupación.