Apenas tres libreros he conocido en Torreón con un bagaje de
respeto. El primero fue don Javier Lazalde, ya fallecido, dueño de la librería Renacimiento
ubicada hace años sobre la Morelos al lado de la panadería La Giralda; el
segundo es Jaime Martínez, dueño de la librería Otelo hoy ubicada sobre la
Hidalgo y Treviño; y la tercera es Ruth Castro, de la librería El Astillero,
situada sobre la Morelos casi esquina con Ildefonso Fuentes. Lo común es, sin
embargo, tratar con dependientes de librerías que en general no saben de
libros, sobre todo jóvenes que por necesidad podrían trabajar en eso o en
cualquier mostrador. El librero de la vieja guardia, el librero que sabe de
autores, libros y editoriales, está pues en peligro de extinción.
Crónicas desde el piso de ventas (Paraíso Perdido, Guadalajara, 2018,
90 pp.) es el título del más reciente libro del escritor Iván Farías. En él
ofrece veinte crónicas (incluyo la presentación y la despedida) en las que
despliega su experiencia como librero in
situ, es decir, como trabajador de librería al que le ha tocado lidiar con
la curiosa fauna de cientos de clientes entre los que hay de todo. Se trata
pues de un libro con una temática harto singular, pues gracias a que su autor
no sólo sabe de libros, sino que además escribe, puede dar testimonio de lo que
hacemos los compradores cuando nos movemos en aquellas ínsulas atestadas de
papel.
Las crónicas de Farías son muy agudas y en ellas no escasea
el humor. Gracias a estas páginas podemos internarnos en el comportamiento y la
mentalidad de muchos clientes, de otros vendedores de piso, de clientes que
además son autores de libros y de varios locos que en silencio, como escarabajos,
hacen de las extrañas suyas entre los pasillos y los anaqueles. Memorable, por
ejemplo, es el caso de aquellos clientes que sistemáticamente van a la
librería, toman un libro y le quitan el celofán, pagan un café y luego de leer
y leer como si estuvieran en una biblioteca, dejan perjudicado el ejemplar; o
de aquellos autores con autoestima mal calibrada que a cualquier hora llegan
con el fin de que sus mamarrachos figuren siempre en la mesa de novedades.
Iván Farías ha escrito un libro muy original; si usted
pertenece a la secta de los lectores, se lo recomiendo sin duda.