sábado, febrero 17, 2018

Felipe lector














Felipe Garrido, nuestro buen amigo Felipe Garrido, fue homenajeado esta semana por el INBA a propósito de su larga trayectoria como escritor y promotor de la lectura en sus vertientes de editor, maestro y conferencista. Se trata, creo que muchos podrán compartir esta opinión, de un reconocimiento justo, pues pocos como él han trabajado con tanto ahínco por las palabra escrita y compartida.
En una nota relacionada con el homenaje fueron recogidas algunas palabras del escritor jalisciense. Esas palabras me impresionaron en función de que me sucedió casi lo contrario. Dijo Garrido: “Mi preocupación más importante ha sido formar a los lectores; eso ha ocupado la mayor parte de mi vida. Nací en un hogar donde, por suerte, la lectura y la escritura eran cosas cotidianas. La familia inmediata y algunos amigos en la escuela, todos leían. Entonces, crecí engañado, creyendo que la gente era lectora, y vine a descubrir que no era así cuando comencé a dar clases en una preparatoria, el Centro Universitario México”.
Suena lógico que en un entorno lector los niños crezcan con la noción de que leer es normal, de ahí que luego parezca anómalo enterarse de que no es así: leer no es normal. No lo es para muchos, y yo fui uno de los millones de casos a los que les pasó de noche la lectura hasta que en cierto momento, no sé exactamente por qué, le tomé aprecio a los libros y de allí en adelante a las palabras y a los poemas y a las ficciones y a la historia y a todo lo que estuviera impreso en negro sobre blanco. Sin embargo, se provenga de donde se provenga, de un entorno lector o no, dos inquietudes nacen con frecuencia en quienes leen: ¿por qué los demás no abrazan este hábito y qué puede hacerse para que lo hagan? La respuesta a esta pregunta puede tomar distintas rutas, una de ellas la de Garrido: porque quienes no leen no saben que leer es divertido y hay que convidarlos con amabilidad a que lo hagan.
Con un empeño no muy frecuente en otros escritores, Felipe Garrido es hoy, como dicen, un referente de la promoción de la lectura en nuestro país. Entre otros muchos emprendimientos relacionados con la lectura ha estado cerca del mundo editorial. Yo lo recuerdo especialmente como baluarte, si se me permite la palabra algo anticuada, de la colección SEP Setentas, o como responsable de las Revistas Literarias Mexicanas Modernas del FCE. A eso hay que sumar sus libros, sus conferencias, toda una vida alrededor de la palabra. Garrido merece sin duda nuestro reconocimiento.