domingo, agosto 07, 2016

Hotel Kennedy: cuentos sobre calles destruidas




















Agrupados en la colección En la mira, los cuentos de Hotel Kennedy (Editorial Artificios, 2016), de José Salvador Ruiz Méndez (Mexicali, 1971) constituyen otro bienvenido ejemplo de la fortaleza alcanzada por la actual narrativa negra producida en México, particularmente en el norte del país, y en el caso preciso de este libro, en territorio mexicalense.
Estudioso de la literatura policial vinculada sobre todo al contexto de nuestra frontera norte, Ruiz Méndez ha sabido asimismo construir su propia obra de ficción. Recién, por ejemplo, ganó en Tamaulipas el quinto premio nacional de cuento Rafael Ramírez Heredia con el libro No déis lugar al diablo.
Hotel Kennedy nos coloca en el bajo mundo cachanilla. En algunos de los cuentos caminamos guiados por Dominico Hidalgo Aqueberro, alias el Kótex, policía judicial retirado que luego de servir oficialmente a la justicia —es un decir, así que bien podemos entrecomillar la palabra “justicia”— se dedica a planear asaltos con sujetos de la más turbia calaña. De hipotético origen español, origen exaltado por su acento gachupín y el uso de palabras según él lujosas, el Kótex acondiciona sus andanzas gracias a los conocimientos adquiridos durante su paso por la policía: sin vacilar, sabe con quién, cómo y dónde operar para sacar una raja económica que jamás se le niega.
Otros cuentos no lo incluyen, pero no dejamos de asistir por ello al submundo criminal lleno de apodos, armas, drogas y delincuentes —muchos delincuentes, todos— que ni siquiera parpadean cuando se ven impelidos a matar. José Salvador Ruiz ha procurado, en todos los casos, armar historias que encuadren en el bastidor tradicional del género negro: guardar la sorpresa y dejarla caer en los últimos renglones. En este sentido me parecen ejemplares los cuentos “Nada puede fallar” y “Junkie cop”, articulados con maestría para, en ambas historias, jugar con dos planos narrativos y derivar en vuelcos tan rotundos como lógicos.
Son muchas, pues, las virtudes de los ocho cuentos que componen Hotel Kennedy. Destaco la que ya señalé (el juego con la temporalidad y el latigazo final en cada pieza) y otras no menos atendibles: el detallado conocimiento del territorio ficcionalizado, el denso humor, la pluralidad de torcidos personajes y el haber descubierto que los Oxxos pueden ser elevados a la categoría de teatros donde el hampa, con charola o sin ella, acuerda sus pequeñas y grandes tropelías.

Hotel Kennedy, José Salvador Ruiz, Editorial Artificios (colección En la mira), Mexicali, 2016, 111 pp. Edición de Elba Cortez y Rafael Rodríguez.