miércoles, junio 10, 2015

La rueda del infortunio














País asombroso. Luego de no sé cuántas décadas en marcha decidida hacia el desastre, cada día con peores indicadores en todo, los mexicanos volvemos al principio y actuamos como si no pasara nada. Es, como dicen, un círculo vicioso: no pasa nada porque no actuamos y no actuamos porque no pasa nada. Y aquí seguimos, de vuelta a lo mismo aunque cada vez que volvemos quedemos en peores circunstancias. Es increíble.
Con el voto duro en las manos, sumado al voto movilizado con dádivas y al no -voto del abstencionismo y ahora también del anulado, ni un pelo se le mueve a la realidad poselectoral. Si acaso, algunos leves avances y retrocesos partidistas, pero nada que termine por evidenciar un cambio genuino en el futuro. Digamos, para no sonar pesimistas, que todo sigue como seguía: el país paralizado y la depredación con la puerta todavía abierta, cada día con menos pudor de quienes atraviesan por allí para continuar con el saqueo.
¿Y qué elecciones pueden funcionar cuando el arbitraje no es neutral y cuando los mismos partidos operan sólo para repartirse tajadas de pastel y cuando los gobiernos encaminan recursos públicos al clientelismo y cuando sólo queda un margen testimonial a la verdadera disidencia? Es poco lo que puede hacerse sobre la mesa de juego cuando se pelea en contra de tantas cartas marcadas.
El Partido Verde, por ejemplo, ya no tuvo empacho en ocultar su condición delincuente. Ni las formas cuidó al evidenciar que se trataba del brulote diseñado desde el poder para incendiar los puertos del proceso electoral. El mismísimo día de los comicios, cuando la veda propagandística debe ser respetada ya no porque lo manda la ley sino por lealtad en la contienda, los rufianes del tucán orquestaron una campaña de difusión en Twitter. Usaron celebridades —macacos de la farándula y estrellas del deporte— para simular una espontánea avalancha de apoyo. ¿Y las sanciones? Si no hubo antes, no habrá luego, así que esa gavilla de bandoleros verdes alcanzará con fondos públicos y mil triquiñuelas una buena cantidad de curules donde, entre otras cosas, seguirá alcanzando más fondos públicos y más curules, todo impune.
Otra novedad es la del Bronco “independiente”. Simulación, despilfarro, lucha entre grupos mafiosos del mismo signo, y todo esto es vendido ahora como triunfo “independiente”.
Mientras esto pasa, los intereses de México siguen al margen. Lo que vimos otra vez fue la ya muy previsible rueda del infortunio, no de la fortuna. Eso nunca.