miércoles, marzo 21, 2012

Imagina



Coopero con esta bicoca a la celebración del día de la poesía. Escribí estas líneas (no me atrevo a llamarlas “versos”) en 2003, cuando aún no nos alcanzaba el horror y podíamos deambular sobre el lomo de la madrugada con desenfado casi cínico. El Imagina y todo lo que se le parece (parecía) ya cerró, lo que ha traído un desempleo atroz a La Laguna. Aquel establecimiento era abominable, sí, pero tenía su encanto, un encanto tosco y magnético. En dos de mis relatos los personajes se meten a esa covacha inmunda: me refiero a un cuento de Leyenda Morgan y a un pasaje de la novela Parábola del moribundo. Hoy añado, sobre el Imagina que nada tuvo que ver con John Lennon, este conato de poema escrito, supongo, al calor de unas copas en aquel pinchurriento bodegón otrora sito en el ombligo de la zona industrial de Gómez Palacio.

Imagina

De vez en cuando la alegría, cierta alegría, se posa en el infierno.

El Imagina es un bodegón de mugre
donde hombres elementales beben y bailan
con mujeres también elementales que también beben y bailan
a diez pesos la canción y a veinte la cerveza.

Estar allí es habitar por un momento
—perdón por la insolencia—
un cuadro del Bosco.

Las risas estallan y viajan por el humo
mientras el grupo Tex Mex Galaxia truena con notas perdularias
de matones y desengaños y amores muy mal avenidos.

Detrás de tantas alegrías se oculta la tragedia inocultable
de seres que son chácharas olvidadas
de mujeres que le sacan a su risa algunos pesos
y hombres que le sacan a sus pesos una risa.

Imagina, el Imagina
brasa ardiente en el corazón de la penumbra.