miércoles, diciembre 22, 2010

Toma simbólica en Chapala

















A nombre de Adolfo Nalda Nájera, José A. Sánchez Galindo, Gustavo Oteo Oropeza, Cecilia Rojas, Karina Nalda, Adolfo Nalda C., Manuel Nalda, Jorge Velázquez, Miguel Domínguez, Esther Amanda Jurado, María G. Lozano, Diego Lavín, Leonor Muela, Priscila Orozco, Iván Lavín, Claudia Lozano, Griselda Ramos, Marúa Teresa Frías, Fernando Lozano, María Isela Ramírez, Jesús A. Jiménez, Omar Jiménez, Jorge Lozano, Patricia Lozano, Luci Teresa Jiménez, Saraí Jiménez, Marcela Lozano, Gustavo Montes, Iván Lavín, Esperanza Lozano, Gabriela González, Francisco González, Verónica Teherán, Francisca Rangel, Rafael Nájera, Armando Martínez, Martha E. Chávez, Laura Alejandra Dávila, Gerardo Muro Torres, Alonso Licerio, Miguel Espino, Sergio Pérez Corella, Oswaldo Luévano, Rafael Zuno, Salomón Atiye, América Dueñes, José J. Aguilera, Micaela Sánchez, Tania Valadez, Ismael Sánchez y quien firma esta columna, ayer fue tomado simbólicamente el Mercado Chapala de Gómez Palacio para comenzar en firme la exigencia de crear allí un nuevo centro cultural.
Bien sabido es que aquella zona de Gómez Palacio, por no decir que toda la ciudad, vive en el abandono o el semiabandono cultural; carece asimismo de otros servicios, pero los abajofirmantes han propuesto, por ahora, el rescate de ese espacio con un objetivo estrictamente cultural. Suena a sueño, pero el gobernador Herrera Caldera y las autoridades locales andan todavía en plan de ofrecedores y rescatadores. Ya veremos si sus palabras se cumplen en este caso; debemos además exigir al gobierno federal para que en la zona de Chapala y anexas se le dé un poco de congruencia al lema “Vivir mejor”.
Dirigida a Felipe Calderón Hinojosa, Jorge Herrera Caldera, Rocío Rebollo Mendoza, Roberto Carmona Jáuregui y a la ciudadanía de Gómez Palacio y Lerdo, la declaración leída en ese acto fue la siguiente:
La comarca lagunera de Durango acusa un marcado subdesarrollo en todos los rubros; es evidente que en general se ha rezagado con respecto de otras ciudades vecinas, principalmente de Torreón. El estancamiento es notorio sobre todo en materia de infraestructura comercial, hotelera, educativa, urbanística y cultural. Gómez Palacio y Lerdo, ciudades con una densidad poblacional ya importante, carecen de espacios adecuados para la mejor y más armónica convivencia social. El desequilibrio regional es una de las consecuencias del mencionado rezago. Muchos gomezpalatinos y lerdenses compran, se educan y asisten a actividades culturales en Torreón, pues en sus ciudades de residencia no encuentran opciones idóneas en todos los servicios. En algunos casos se da incluso el cambio de residencia hacia Torreón u otras ciudades que tienen lo que la comarca lagunera de Durango no ofrece.
Como en otros estados del país, el centralismo es uno de los mayores problemas de Durango. Ciudades como Gómez Palacio, cuya pujanza económica es todavía una de las más sobresalientes en la entidad, no tienen sin embargo un flujo de recursos suficiente y bien administrado para convertirlo en un municipio ejemplar no sólo de La Laguna, sino de todo el norte del país.
En la inercia del atraso se ha paralizado asimismo la participación ciudadana que en otros municipios ha sido fundamental; cámaras de comercio y empresariales, sindicatos, clubes, organizaciones no gubernamentales y demás no han tenido resonancia en Gómez Palacio y Lerdo y antes bien han permanecido al margen del debate y la propuesta públicos, lo que a su vez ha postergado la mejoría de nuestras ciudades. Por lo anterior, creemos que es hora de exigir una puesta al día de las inversiones que en verdad detonen crecimiento; una puesta al día de la infraestructura comercial; una puesta al día de la obra civil que dé fluidez a nuestro sistema de transporte y, como prioridad impostergable, una puesta al día en la construcción de espacios culturales y deportivos que abran a nuestra niñez y a nuestra juventud la posibilidad de formarse una idea más sensible y más sana de la vida. La acción simbólica del Mercado (olvidado negligentemente en la colonia Chapala) emprendida por una parte de la comunidad artística tiene como fin llamar la atención de las autoridades y exigir, ya sin demora, la creación de nuevos espacios culturales y deportivos en zonas olvidadas por la mano del progreso. Gómez Palacio y Lerdo ya no pueden esperar; urge que el arte y el deporte detonen una perspectiva generosa para quienes hasta hoy no han tenido nada.