domingo, marzo 07, 2010

Jorge recordado por Raúl



Jorge Méndez, nuestro querido amigo Jorge, recibirá, organizado por la UAdeC, un primer y merecido homenaje el próximo miércoles 10 de marzo a las 7:30 de la noche en el auditorio de la FCA. Todavía no tengo detalles, pero supongo que será un acto sentido, otra forma de agradecer a Jorge lo mucho que hizo por el teatro universitario lagunero. Como sencillo aporte a la valoración de su trabajo, entrevisté a Raúl Méndez, actor lagunero que alguna vez fue dirigido por Jorge y ahora destaca, sobre todo, en el cine mexicano con películas como Amar a morir, Km 31, Matando cabos y El Tigre de Santa Julia. Acordé este diálogo con Raúl el sábado 27 de febrero, luego de la misa a la que asistió, como muchos, dolido por la partida de su maestro y amigo. Esto fue lo que respondió:

¿Cómo y dónde conociste a Jorge Méndez?
Lo conocí en 1993, cuando me invitó a un montaje que estaba preparando (La carpa, de Vicente Leñero); con esa puesta tuvimos la oportunidad de ser parte de la muestra regional, estatal y de zona norte; fue la primera vez que entendí la dimensión de una compañía de teatro y sus alcances.

¿Cuáles fueron los consejos o recomendaciones o enseñanzas que recuerdes te haya dado?
Más que consejos, Jorge lo que lograba con la gente que estaba a su alrededor era contagiarla de la pasión por el teatro; a mí en lo personal me dejó muy claro que el ser actor no es una “profesión” o una “carrera”, sino una condición de vida y por lo tanto creo hasta el día de hoy, como él también lo creía, que el teatro lleva de la mano una gran responsabilidad, la de ser honestos al momento de estar en el escenario, la de no “actuar”, sino abandonarnos al mundo del personaje en el tiempo en el que la obra se lleva a cabo.

¿Alentó en alguna medida tu carrera actoral?
Por supuesto, me hizo advertir, gracias a su enorme pasión por el teatro, que vivir de la ficción por el resto de mi vida implicaba un mayor crecimiento y preparación, y fue por lo que decidí emigrar a la Ciudad de México, para empezar mis estudios profesionales. Eso es algo que siempre me dejó muy claro: un buen actor nace y se hace.

¿Tenías contacto con él luego de tu salida a la capital?
Tuve la oportunidad de regresar a Torreón con un par de obras que eran parte del repertorio que teníamos en nuestra compañía llamada Los Endebles; Jorge asistió a las dos puestas en escena. Hay una anécdota que te quiero compartir. Todos sabemos que Jorge nunca se callaba las cosas y tenía una manera muy ácida de hablar de la vida; cuando venimos por primera vez con la obra Los Endebles la presentación fue en el teatro Isauro Martínez; como lagunero me sentía más responsable de que el teatro tuviera espectadores, a las dos de la tarde salí a la taquilla para preguntar cómo iba la venta y la persona me comentó que había ochenta boletos vendidos, el Teatro Martínez tiene capacidad para ochocientas; diez minutos antes de empezar la función, nosotros estábamos calentando en el escenario, concentrados en lo nuestro y de pronto una voz bastante conocida (la de Jorge Méndez) se vuelve protagónica y grita: “¡Tenían que regresar estos cabrones para ver este teatro de nuevo lleno!” En ese momento nos detuvimos y fuimos todos a los rincones del teatro para asomarnos por el telón: el teatro no solo estaba lleno, sino que tuvieron que improvisar doscientas butacas más. Al terminar la obra nos encontramos con Jorge y sin decirnos una sola palabra se acercó y vimos sus ojos llorosos por una indescriptible emoción.

¿Qué significa para ti la muerte de Jorge?
La muerte de Jorge me significa la pérdida de un gran amigo, maestro y director, pero lo que más me preocupa en estos momentos es el hecho de que queda un enorme hueco en el quehacer teatral; a una ciudad que actualmente está destruida por el ambiente de violencia lo que mejor le podría venir es tener el pretexto o la posibilidad de que por medio del teatro la gente lograra, por un par de horas, adentrarse en un mundo imaginario para alejarse de la cruda realidad actual de nuestra comarca. Habrá que hacer un ejercicio profundo que venga de quienes están en Torreón y fueron discípulos de Jorge para que no dejen que el tiempo pase y el teatro caiga en un letargo. Hay que seguir luchando por el teatro lagunero como Jorge lo hizo por tantos años.
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¿Cuál crees que es el mejor homenaje que la Universidad y La Laguna pueden dedicarle?
El mejor homenaje no creo que esté en un discurso, no creo que en la teoría, sino en la práctica, en el acto teatral en sí; creo que es momento de que aquellos que por años recibieron las enseñanzas de Jorge busquen la manera de montar varias obras, que se vuelva un hecho histórico el tener la posibilidad de ver en siete días de la semana siete obras diferentes; hay que pensar que sí se pueden hacer las cosas.