jueves, enero 08, 2009

Plan mediático



Más que a encarar los efectos de la crisis, el plan de choque anunciado ayer por Felipe Calderón parece que salió al quite para lograr un campanazo mediático. De entrada, y más allá de que sea bueno, regular o malo, el plan que hoy es la nota fuerte en todos los periódicos del país fue dado a conocer con demora, en atención al calendario vacacional y no a la urgencia de apagar el fuego de un incendio que al parecer tendrá, para decirlo con el estilacho de la redacción policial, dimensiones dantescas. Ahí se ve, en el manejo de los tiempos, qué tanto le apetece al gobierno ver por los mexicanos, pues antes de suspender o moderar periodos de asueto se largó a vacacionar y hasta el regreso del paréntesis hace anuncios dizque para sofrenar el estrago de la crisis mundial en nuestro país. Si hubiera sido la inauguración de un puente o de una escuela, se entendería la demora, pero es un plan anticrisis necesarísimo en medio de un naufragio generalizado, así que parece imperdonable el relajado manejo de los tiempos políticos, como si miles de familias no estuvieran sufriendo ya, incluso desde octubre o noviembre, el estropicio de la turbulencia económica.
Habrá pues, además de las vacaciones de fin de año, alguna otra razón oculta en los arcanos de la lentitud gubernamental. La suspicacia principal apunta a los zonas de lo electoral: finalmente, un plan anticrisis que deja bien parado, como salvador, al gobierno federal y sus aliados es más oportuno en enero, dentro del inicio en forma de un año en el que habrán de renovarse la Cámara de Diputados y varios gobiernos estatales. Tal vez por eso, porque es un plan anticrisis-electorero, las fuerzas políticas respondieron de inmediato en el tenor esperado. Si antes de que Felipe Calderón lo describiera se hubieran esbozado algunas conjeturas de reacción, el resultado obtenido no estaría lejos de lo que ocurrió ayer. Los gobernadores, por ejemplo, expresaron su apoyo al Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo, que así se llama esta variante de los pactos de solidaridad que tanto nos estiraron la esperanza de bienestar en regímenes anteriores. La oposición, previsible también, se expresó, entre otros, por medio de Porfirio Muñoz Ledo. El coordinador del Frente Amplio Progresista calificó al Acuerdo como “pobre, timorato e insuficiente”. Según nota de El Universal, “Muñoz Ledo explicó, en conferencia de prensa, que el plan es insuficiente, porque ‘no responde a las principales necesidades de la gente’, además de que no impulsa el ‘nivel de ingreso y la cartera vencida’”. Añadió que “La cartera vencida de tarjetas de crédito es insostenible, es un monto impagable, debiera haber impulsado Calderón la creación de una comisión tripartita con consumidores, organizaciones financieras y gobierno, para llegar a una solución justa”. Y remató con esto que es, ahora mismo, una realidad que día tras día asfixia a buena parte de los mexicanos apercollados por la rapiña bancaria: “Ya se apoyó a los banqueros, ahora hay que apoyar a la gente, tiene que haber soluciones justas. (…) De no haber un pago justo, se convertirá en un no pago”.
La crisis viene, entonces, y los diques tal vez sean insuficientes para contenerla. Sirve el optimismo, es cierto, pero si el gobierno mexicano opera laxamente el presupuesto y toma las medidas como las tomó ayer, tarde y acaso con demasiado cálculo político, malos aires le soplarán a la frágil economía de las familias mexicanas que, por tradición, debido a crisis internas o externas, siempre han pagado platos rotos. Que la debacle no se torne apabullante, eso es lo deseable.
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Terminal
En nuestra gustada sección “Analogías gastronómicas”, va: supe que alguna vez alguien definió a los camarones como “cucarachas del mar”; mejor que esa espeluznante comparación es la que alguna vez me compartió el buen amigo Jesús Aviña: el menudo, dice, es preparado con pedazos de calzón de Trucutú. Carajo, qué buen sazón tiene el cavernícola de la historieta.