jueves, diciembre 18, 2008

Crónica abundante y puntual



Soy de los que, por amistad y por gusto, asoman frecuentemente la mirada a la crónica del doctor Sergio Antonio Corona Páez. Siempre hay algo de interés en ese espacio, y siempre siente uno que desfila todo lo que de valor público nos va ocurriendo. La ventaja de la crónica actual es que permite, gracias al internet, la inmediata descripción de los hechos, de suerte que no deja dudas sobre la simultaneidad de los acontecimientos y su escritura, es decir, sobre el acatamiento que el cronista hace de su rol, más cuando, como en el caso de Torreón, el autor de la crónica no opera a título personal, sino oficial, con la investidura sancionada tanto por el ayuntamiento como por el gobierno de la entidad donde opera.
Así pues, el doctor Corona Páez ha encontrado el mecanismo más económico, práctico y eficaz para comunicar su crónica; con ello da fe de los hechos que aborda y de su trabajo, pues en más de una ocasión ha pasado, y pasa todavía, que la crónica de muchos municipios aparezca, en el mejor de los casos, muy tarde, incluso cuando los acontecimientos ya han sido arrumbados en los depósitos del olvido. Gracias al instrumento de la red, entonces, hoy es posible testimoniar, casi en directo, el accionar de un cronista, y el doctor Corona Páez no ha fallado en su labor desde que recibió del ayuntamiento y del gobierno de Coahuila la encomienda de notariar todo lo que acusa interés público en Torreón.
El total, hasta ayer, de 57,668 visitas al blog del doctor Corona Páez (http://cronicadetorreon.blogspot.com/) es sólo un dato numérico, pero en una variante de la escritura, la crónica, que en general no suele o no solía atraer a muchedumbres, es harto significativo. Quiere decir, en suma, que la crónica puede picar el interés de los lectores cuando es puntual (tan puntual que es, como ya comenté, casi simultánea a los hechos que la generan), cuando ha sido bien escrita y cuando hay alguien con el ojo educado para percibir aquellos pliegues del acontecer social que de antemano anuncian alguna trascendencia, es decir, que en el futuro serán recordados como hechos venturosos o fatales que atrajeron la atención de la colectividad.
El reciente informe del alcalde Pérez Hernández, la muerte de Enriqueta Ochoa, la presentación del libro coordinado por Marcela Pámanes, el desempeño del Santos en la más reciente liguilla, la reedición de las peregrinaciones, la tolvanera brutal que nos azotó a principios de diciembre, todos son hechos añadidos, por ejemplo, en las más recientes entregas del blog del cronista. Ese es, precisamente, el trabajo que se espera de un notario histórico: que más allá de sus apetitos anote, con la mayor objetividad posible, sin intereses de partido, ni religiosos, ni ideológicos, lo que bulle en un espacio, lo que ocurre en una localidad.
No conforme con el testimonio de lo diario, el doctor Corona Páez ha añadido en su foco difusor de información verdaderos artículos, estos sí opinativos y en más de una ocasión producto lateral de sus investigaciones académicas, de allí que la crónica en sí es complementada con una labor de divulgación no menos interesante.
Invito con las pruebas de calidad en la mano a que nos acerquemos al blog del cronista. No tengo dudas acerca de lo atinado que es, en este caso, el auspicio del ayuntamiento local y, en particular, del Instituto Municipal de Documentación y Archivo Histórico Eduardo Guerra y de su director, Jorge Rodríguez Pardo, quien sin vacilaciones ha apoyado la labor del cronista, una labor útil para la comunidad torreonense y para aquellos que, desde otras latitudes, llegan a interesarse en nuestros asuntos. La abundante y puntual crónica del doctor Corona Páez es un modelo en su género, pues sin renunciar al propósito de construir libros por anales, nos anticipa sincrónicamente lo que en el futuro podrá ser, por qué no, hito, parteaguas, hecho histórico. Es un trabajo, un trabajal de suyo valioso y muy agradecible. Que continúe.