domingo, agosto 10, 2008

Tiroteos de balde



De vez en cuando, no mucho, recibo cartas de queja contra lo que publico en la columna y luego trepo al escaparate del blog. Creo que en todos esos casos he respondido con amabilidad, sin ironizar, siempre con el más sincero agradecimiento al lector que se tomó la molestia de escribir un correo electrónico aunque sea para contradecirme y, a veces, para vapulearme con calificativos no precisamente serenos. Aunque en ocasiones lo he hecho, no debato y evito defenderme porque creo que lo (por mí) escrito, escrito está, y bizantino sería polemizar a propósito de cualquier tema, más a sabiendas de que todo abordaje deja satisfechos a unos e inconformes a bastantes más.
Me han preguntado la razón por la que no acepto mensajes ajenos en mi blog. Tengo varias, y una de ellas, quizá no la más importante, es que los apuntes ajenos llevan muchas de las veces una firma apócrifa. Si ya de por sí no creo en esos arrebatos de opinionitis, menos crédito les doy cuando de antemano sé que nacen del anonimato, que en la mayoría de los casos son arranques sin ton ni son, redactados sin piedad, además, por las más elementales reglas gramaticales. Cualquiera que haya leído los comentarios adheridos, por ejemplo, a los videos de YouTube, sabe de qué hablo. Como en el chat, esos foros que supuestamente democratizan las posibilidades de expresión son usados con las patas, sólo como espacios para el desahogo y la maledicencia atrabiliarios, sin un mínimo de decoro formal.
No es necesario ser una lumbrera para saber que muchos de los pacíficos ciudadanos que nos topamos en la calle, en cualquier lugar del mundo, se transforman al ingresar en una página virtual que abre foros: ahí, contra su naturaleza seguramente sosegada, emiten opiniones como si fueran metralletas, despedazan a sus invisibles enemigos, vituperan, zahieren, cagotean sin dar ni pedir papel. Lo que difícilmente harían de frente, con su nombre y apellido por delante, lo ejecutan sin reservas en los ciberdebates, esto gracias a una impecable garantía de anonimato. No generalizo, es obvio, pero es abrumadora la cantidad de participaciones trochas y con el rostro embozado. Cunde así, donde sólo hay disonancia, la ilusión de pluralidad, como si fuera importante lo que innumerables seres sin cara han escrito, por lo común muy mal, sobre los temas serios y disparatados discutidos en la red.
Algunos dirán, lo sé, que todos tienen derecho a opinar. Pues sí, todos tienen ese derecho, y ojalá quienes ya gozan de tal oportunidad gracias al internet supieran que ese derecho conlleva mínimas obligaciones, empezando por la de respetar ya no digo al oponente, sino a la propia lengua. Porque es pavoroso, o más que pavoroso, si se puede, que alguien quiera ser atendido cuando ni siquiera pone un mínimo de voluntad a la forma de sus berrinches.
La injuria, el ex abrupto, la maledicencia escritos con insolente desgarbo son, por todo, introductores de ruido en la red, por eso mi lucha ínfima, e inútil, por no fomentar foros que sólo añaden irritación a cualquier proyecto de diálogo. ¿A qué acuerdo se puede llegar si a propósito de todo tema la polarización se exacerba debido a las “opiniones” que no bajan de la mentada de madre? No importa el asunto. Trátese lo que se trate, no falta el brillante comentarista que trepa al cuadrilátero para decir “aquí estoy, cabrones, yo creo que tal rollo es así y chinguen todos a su madre”. Así, palabras más, palabras menos, son los aportes que infestan los foros de la red. Del tema que sea, insisto: si alguien vitupera a Luis Miguel, sobran fans del “sol” que vomitan sobre aquel; si alguien elogia al Atlas, abundan los aficionados de las Chivas que maldicen a los rojinegros; si alguien defiende al PAN, brotan de todos lados bombarderos de izquierda; si alguien le tira a México una flor, no faltan chilenos o paraguayos o españoles que se cagan sobre los malditos mexicanos; si alguien rescata a Fidel, surgen los que envían pedradas contra el déspota. Y así, al infinito, un intercambio de radicalismos mal escrito y basado sólo en el gusto personal, en la pasión adolescente por una u otra bandería.
Acerco algunos ejemplos, todos tomados del basurero doxológico llamado YouTube (en todos los casos respeto, tal cual, la calaña de los comentarios). Sobre un video dedicado al Che: “UNA PRODUCCION de la REVOLUCION CUBANA Y.... Los comunistas y terroristas de latino america Los vagos y proxenetas y Las putas y maricones socialistas, comunistas del mundo. CON LA DIRECCION DE..... FIdel castro y sus covardes y asesinos. PARA..... Fomentar el odio y la discordi y.. traerle la promesa comunista de.. HAMBRE, ODIO Y GUERRA, ESCLAVITUD y AMPLIA MISERIA”. Sobre un video con palabras de Pinochet: “pinochet fue bkn, y mas de uno al iwal q yo, piensa q el no tenia la intencion de matar, el solo keria tomarse el paia para arreglar lo q el influenciado allende tenia pa la kagaa, y como este wn no fue humilde y prefirio matarse , kagaron junto cn el los comunista, si ese wn no hubiera hecho eso y hubiera entregao el mando nadie habria muerto, ¡¡¡PINOCHET HICISTE BN A ESTE PAIS!!!!”. Sobre un video con el himno del América: “arriba el america culeros! y si son chivistas para k chingados se meten a la pagina del rey ojetes? ahuevo pk sommos sus padres pendejos! y nosmas kieres gosar de nuestra majestad putos”. Sobre un video con Ninel Conde y Dulce María: “Peleando Para Ver Quien Es La Mas Puta Y Buenota...Todavia Le Voy + A Dulce Porque Ella Al Menos Es Natural,No Como La Ninel Que Es Miss Cirugia!’!’! Y No Crean Que Le voy Mas A Dulce Porque Ella Me Cae De La Verga”.
Ese es el tenor de los comentarios que atraviesan muchos foros de internet. Ante tales comentarios, sobran los comentarios. Lo que se impone, más bien, es llamarse a silencio, pasar de largo y resignarnos a discutir con los amigos del café. Como antes.