domingo, junio 29, 2008

Dos temas del DF



El cierre de la semana me tomó en el sobresalto de deambular en el DF, ciudad siempre abrumadora para mí, ranchero acostumbrado al ritmo todavía bucólico de La Laguna. No puedo ocultar que estos días en la capirucha han sido un descanso del calor: es impresionante lo grato que es el fresco de estas fechas por acá, un fresco húmedo que contrasta con la endemoniada lumbre que nos cae del cielo en la comarca. En fin, sigo pensando que no deja de tener algo de heroico vivir en la adversidad climática del Nazas. Pero escribo estos apremiados párrafos en la bien denominada ciudad de los palacios, y dos notas sobresalientes veo en casi todos los diarios del sábado Distrito Federal: hoy se cumple una semana del estúpido percance del New’s Divine. Y digo estúpido porque no se le puede calificar de otra manera al operativo policial en el que murieron doce personas y quedaron en entredicho las estrategias oficiales para controlar el consumo de drogas en los antros de la capital.
El desaguisado pasó casi en automático del ámbito policial al político. Dada la notabilidad de Marcelo Ebrard como futuro candidato del PRD a la presidencia de la república, notabilidad que vio crecer desmesuradamente en los meses cercanos, sus opositores aprovecharon la desgracia del New’s Divine para tratar de cortarle las prematuras alas de presidenciable. Anudaron, incluso, el caso reciente con el linchamiento de Tláhuac, suceso en el que Ebrard Casaubón también estuvo cerca como autoridad responsable. La politización llegó al extremo cuando los inmaculados Calderón y Mouriño tomaron los micrófonos para referirse al tema: lo hicieron menos para exigir justicia que para tirar pedradas a un Ebrard que en la semana que concluye padeció los peores días de su administración. La prensa le dio a diario las primeras planas, y en ningún momento dejó de insistir en su responsabilidad como cabeza de los operativos que, se dice, “criminalizan a los jóvenes”.
Más allá del sesgo político que tomó el hecho (Germán Martínez, atento como siempre a la cacería de opositores políticos, ha exigido la renuncia o la licencia de Ebrard, por ejemplo) lo único cierto es que no han dejado de ser troglodíticos los mecanismos que la fuerza pública usa en casos delicados, como lo son todos los que incluyen muchedumbres embravecidas o asustadas. El aplastamiento multitudinario del New’s no pudo ser más torpe y asesino, pues una regla elemental en espacios públicos cerrados es que cuenten con salidas de emergencia amplias y permanentemente desahogadas. No fue el caso. Además de que eran escasas, las salidas estaban bloqueadas, lo que paradójicamente abrió las puertas al horror que ya hemos visto gracias a las videograbaciones y las fotos. En otras palabras, todo lo que no debe aplicarse en un operativo de tal naturaleza fue habilitado con impericia criminal, y es evidente que los culpables son los mandos policíacos que no planearon el camino a seguir en ese operativo que, si viviéramos en un país normal, ya debería ser de rutina. Todavía le queda cola a la matanza del New’s; los enemigos de Ebrard no dejarán que se apague tan temprano.
Otro tema relevante del fin de semana deefeño es el de la megamarcha del orgullo gay. Se ha calculado que el desfile reunirá a más de 150 mil personas, número muy alto en función de que se cumplen treinta años de marchas de esta índole en el DF. La celebración se desarrollará en grande, pues, y en ella participarán los organizadores históricos de las manifestaciones. Voceros de la comunidad gay han pedido que esta vez se ponga menos atención en la lentejuela y el colorete y las miradas se detengan más que nada en las consignas sobre la tolerancia y sobre las propuestas legislativas para ampliar leyes con resonancia federal.
Aprovecharé la coyuntura y por primera vez veré un desfile gay. Espero tener tiempo y humor, luego, para trazar una breve crónica desde mi perspectiva. Como hetero, como “buga”, he tratado siempre de pensar en términos de absoluta tolerancia y respeto a la diversidad no sólo sexual. Sé que es un tema polémico, erizado permanentemente de argumentos con filo. Iré a ver, sin embargo. Nada se pierde con echar un vistazo a lo desconocido. Este ranchero lopezvelardeano también tiene derecho a mirar; ahora, por suerte, desde una primera fila en el Paseo de la Reforma.
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N. del E. La foto del apolo nalgón y sus amigos corresponde a la marcha del 29 de junio de 2008, es decir, la que menciono en el texto. La tomé yo. Espero hacer la crónica para publicarla el miércoles 2 o el jueves 3 de julio en La Opinión, subirla luego al blog y complementarla con otras fotos que pude hacer por allá.