lunes, abril 14, 2008

Arte de acusar



Antes compraba libros a lo bestia; ahora, por las estrecheces en las que uno suele (sobre)vivir, compro nada más lo estrictamente necesario, aquello que de verdad deseo leer. Junto a esa dinámica bibliomaniaca que lleva ya 27 años o poco más, se ha dado otra, muy grata, desde hace cierto tiempo: la de recibir con agradecible frecuencia muchos libros sobre todo de colegas, de amigos, de instituciones. Siempre los agradezco y, cuando puedo, trato de escribir algo sobre las páginas que con generosidad me obsequian.
Como cada vez son más libros y más frecuente su aterrizaje en mis espacios, he decidido incorporar hoy, en este blog, un subgénero que está más cerca de la urbanidad que del periodismo o la literatura: el acuse de recibo. Espero que eso sirva por partida doble: para agradecer el regalo y para promover, así sea por encimita, el material que buenamente mis amigos han puesto en estas manos que aquí explican.
Dadas las urgencias del apremiado tiempo que uno vive, no a todos les prometo una reseña. Las escribiré cuando pueda, como pueda y sobre los libros que pueda, es decir, seguiré la costumbre que me mantiene atento a las novedades editoriales y a la actividad reseñística desde hace más de quince años.
Haré este ejercicio, si recibo materiales frescos, cada quincena o poco más. Empiezo entonces con una tanda de libros que me llegó en los días recientes.