domingo, julio 29, 2007

Arponazos de Jesús Marín



Finalmente, luego de mucho estar en ella y de relativizar antiguos y necios absolutos, la literatura es para mí “las literaturas”. Aunque por formación y deformación estoy casado con cierto tipo de textos, abro con gozo obras que no rondan el ámbito de mis preferencias. Soy, pues, de los que tratan de recorrer todo el buffet (proyecto imposible, por cierto) y disfrutan cada plato como si fuera el del estribo.
Por actuar de ese modo me he llevado sorpresas memorables. Una de ellas, la más reciente, la viví en Durango capital. Me sucedió con El hombre que cazaba ballenas (Producciones Duranghetto, Durango, 2007, 56 pp.), un libro pequeño y de edición humilde, pero de muy subido calibre expresivo. Es, para decirlo ya, un poemario bukowskiano, el más contundente hijo que ha dado la influencia del viejo Charles en las latitudes del estado alacranero.
Su autor, el poeta y narrador duranguense Jesús Marín, ha puesto dinamita en los versos de El hombre que cazaba ballenas. Deambular por estas páginas es recordar que la literatura puede llegar a ser apabullante cuando detrás de cada palabra se agazapan unos ojos que miran con crudeza los tics de la sociedad en la que nos movemos.
La violencia de los versos acuñados por Marín ostenta una acidez que atraviesa cualquier blindaje moral: es la palabra dicha como en estado de indiferencia total a los tabúes, a los miedos y a las perversidades de la autoridad, cualquiera que sea. El poeta manda en su reino, y por ello no se detiene ante nada. Ni lo concreto no lo abstracto lo paralizan: es un ser todopoderoso mientras articula cada letra, y lanza versos al aire como quien tira cohetes al pajar de los convencionalismos sociales más sagrados.
Es Marín, por todo, un poeta maldito natural, sin poses, es el desenfado de un huracán que impío arrasa al lector sin reparar incluso en las delicadezas de la forma poética. Y, pese a todo, después de su furia, después de su diluvio de injurias, como el agua que aniquila y luego da vida, su poesía deja al espíritu liberado de prejuicios, listo para nuevas siembras.
El hombre que cazaba ballenas está dividido en XXVII cantos; en todos hay explosión, como en el XVII, una sentida letanía al indispensable néctar de cebada: “Ven, hermano / únete a la peda. / Ven, hermano / no te arrepientas de nada. / Chupemos hasta reventar / no te arrepientas de nada // Caguama sagrada: alúmbrame / Six: ofréceme la gloria. / Veinticuatro: aumenta la sed en mí. / Cartón de media: disipa las tinieblas. / Barril: reviéntame. // Oh Victoria: ruega por nosotros. / Carta Blanca bendita: no nos abandones. / Santa Indio: ampáranos. / Coronita: ten piedad. / Noche Buena: creemos en ti. / Bohemia: socórrenos. / Pacífico: pacifícanos. / Dos Equis ámbar: suplica por nuestra jodidez. // Santa libación de nuestras desgracias: / Ruega por nosotros. / Eterna borrachera del olvido: / Ruega por nosotros”. Así, El hombre que cazaba ballenas, al dispensar elogios al mundo de lo sórdido, al saturnal de Baco y de Eros y del “error”, rinde tributo a la sinceridad y hace pinole los muros de la simulación.
Pero insisto: detrás del cántico demoledor hay un susurro de vida, un homenaje a la belleza del placer que se expresa con libertad y sabiduría; por ello, en el pasaje XXVII, su cierre, declara: “No me gusta la gente / supongo que tampoco yo a ellos. // Prefiero la soledad del mar / el murmullo de las ballenas. // Prefiero despertarme / día a día / en islas cada vez más lejanas. // No me gusta la gente / me mira con miedo / con desconfianza / tipo pelón / loco y negro. // Déjenme en paz / con mi amargura / con mi locura. (…) ¿Has caminado por la plaza / a las tres de la madrugada? / alumbrado de soledad / mirando las antiguas danzas de palomillas / alrededor de un farol incandescente; / escuchando el aullido de los suicidas. // Acuéstate en el pasto / húmedo de la madrugada / cierra los ojos / vuelve a sonreír como cuando tenías siete años. / Vuelve a ver el rostro amado de tu madre. // Siente su beso en la mejilla / su caricia en tu rostro. // Oh el mundo es tan hermoso”.
Parafraseo a Lezama Lima para resumir qué opino sobre Jesús Marín: su oscuridad invoca incesantemente la luz.

sábado, julio 28, 2007

El chino del ocho



El dinero del chino seudoefedrínico ha tenido más destinos que un perro callejero. ¿Cómo se puede explicar que en menos de medio año una suma de ese tamaño haya ido a parar (sólo en el rubro noticioso) a tantos lugares? La única explicación que encuentro a tanto enredo es la deliberada intención de confundir, el ánimo de soltar y soltar datos falsos para que todo quede tan enmarañado que al final ninguna explicación parezca digna de crédito.
Más allá de la anécdota (genial, por cierto, para continuar la saga literaria del complot mongol), el caso revela hasta dónde no ha cambiado el engranaje del sistema lubricado con el aceite de la corrupción. Lo que se creía holgadamente superado con la llegada de los blanquiazules al poder, dado que ellos siempre manejaron un discurso en el que la probidad era su dogma, no sólo se ha mantenido, sino que se agudizó con Fox y ahora parece mostrar sus vísceras tras el hallazgo de los billetes encontrados en Las Lomas, muestra de que ahora su “religión es la indecencia”, como cantó Pedro Yerena.
Gracias a la corrupción mexicana, un don nadie chino se hizo multimillonario en tres años y salpicó de prematura miércoles a todo un sexenio principiante. El famoso “cuento chino”, entonces, es la marca de hierro al rojo vivo con la que nace el régimen felipista, y a ver cómo le hace para salvar algunos jirones de verosimilitud en el naufragio.
El camino que han elegido para despistar, como digo, es el del congestionamiento de versiones. El jueves tuvimos ésta (La Jornada): “Los más de 205 millones de dólares que se aseguraron a Zhenli Ye Gon, ya fueron repartidos y depositados en cuentas de la Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de Salud (Ssa) y el Poder Judicial federal, por lo que no existe ninguna posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos reclame parte del dinero decomisado al empresario mexicano de origen chino”. El procurador fiscal de la Federación, Luis Felipe Mancera, “Puntualizó que el 18 de julio la Tesorería de la Federación, por instrucciones del SAE, transfirió en favor de cada una de estas instancias ‘la cantidad de 739 millones 738 mil 979 pesos, equivalentes a 68 millones 715 mil 129 dólares, al tipo de cambio de 10.76, y la cantidad de 5 millones 851 mil 813 pesos, correspondientes al numerario asegurado en moneda nacional’”.
¿Qué choro de Medina Mora y secuaces escucharemos la semana entrante? ¿Cuántos episodios más se engarzarán a esta comedia de enredos que ya parece una versión corregida y aumentada del Chavo (o chino) del ocho? Lo único que queda claro es que no hay nada claro, y que al país se lo está cargando el payaso.

Terminal en estado terminal

Quizá uno de los lugares más pinches de la comarca lagunera es la central camionera de Torreón. De hecho hoy, en la Juárez, luce más triste y flatulenta que cuando estaba en la Pestilente Carranza, allá donde ahora hacen su nido las arañas del Premier y de Los Pinos, centros de baile en los que innumerables princesas nocturnas ofrecen a diez varos el cumbión de licra y lentejuela. Pero no me desvío. Comentaba que la central torreonense es un adefesio (adefesio, no edificio) que está para llorar y no corresponde en nada con las ínfulas que nos gastamos como habitantes de una ciudad supuestamente acostumbrada al progreso.
Imaginemos que somos turistas, y que llegamos de, por ejemplo, Chihuahua o Zacatecas. Que en la mente traemos un estereotipo de Torreón: esa idea preconcebida nos anticipa que ésta, la ciudad más desarrollada de La Laguna, es seguramente un portento. Apenas bajamos en la central de autobuses y ahí mismo comienza a desmoronarse el estereotipo: suciedad, desorden, obra inconclusas, enredo vial, eso es lo que vemos en la zona, como si Torreón fuera una especie de pueblucho depauperado y no una potencia económica del norte, como presumimos.
Hay a mi juicio al menos tres puntos en los que la central es lastimosa. Los enumero y advierto que todo el conjunto es feo e incómodo, con un tufo a desaseo que se adhiere al olfato y a la mirada con terca persistencia.
1) El estacionamiento. Intuyo que es insólito el caso de la central en este rubro. Uno deja el coche, digamos, en el estacionamiento. Luego hay que salir a pie de ese sitio para entrar al área de las ventanillas donde venden los boletos. Hay dos zonas para estacionamiento, y una de ellas permanece en estado comatoso, con materiales de construcción a medio camino, como obra sin concluir, como decoración de pésimo gusto. Por ello, nadie que vaya a recibir o a despedir parientes o amigos se estaciona en esos lugares, sino afuera, prácticamente en la calle.
2) Área de descenso. Le llamo así, lujosamente, a una angosta tripa de asfalto donde la gente que viajará desciende del coche que los ha llevado a la central. Está a un lado de la tripa donde esperan los taxis, y es muy impráctica, pues con un solo coche que se detenga se arma un cuello de botella inevitable.
3) Vuelta en U. Si uno viene del centro, por la Juárez, a la central, es inevitable dar una peligrosa vuelta en U que fue diseñada por un mariguano. Un más de los disparates que ofrece nuestra vialidad.
No añado más. Sólo debo insistir que a mí me da pena ese roñero. Es depresivo.

jueves, julio 26, 2007

Durango hacia acá



Presentación de Las manos del tahúr. Durango, Durango, 18 de julio de 2007. A mis costados, los escritores Hernán Lara Zavala y Jesús Alvarado.

Mi amigo el durangólogo Domingo Deras confirma la percepción que le compartí: qué mal conocemos a nuestros paisas de Durango capital, tanto que la falta de comunicación ni siquiera nos crea prejuicios, alguna idea preconcebida que por lo menos ayude a mal vislumbrar su talante, su idiosincrasia. Luego del Encuentro de Escritores celebrado en Durango del 18 al 21 de julio, mi idea del duranguense literario cambió notablemente. Imaginaba su contacto con las letras, pero que todavía no había alcanzado mucho para presumir. Error. Gran error.
En Durango hay un movimiento literario muy interesante, todavía algo provinciano en algunos casos pero que ya da muestras de ir por más. Sin hacer tanto ruido, varios escritores de la capital alacranera están seriamente concentrados en su obra, y casi me atrevo a vaticinar que pronto escucharemos sus nombres con reconocimiento. Eso me dio, me da, mucho gusto, pues la vieja idea de crear un corredor cultural (o en estricto sentido literario) entre Saltillo, La Laguna y Durango (S-L-D), adquiere mayor fuerza en mi interior, tanta que de sólo imaginar el futuro escenario me relamo los bigotes. Como ciudades del norte no fronterizas, creo que nos relacionarnos de una manera diferente con el entorno, en un espacio de indefinición que no es ni centralista ni proyanqui, que es respetuoso del pasado y cautelosamente abierto al cambio que nos sugiere el impetuoso exterior.
En Durango hallé vitalidad, cordialidad, camaradería y deseos de crecer. Es alto su número de escritores de todos los niveles y me asombró que en la mayoría de los casos la soberbia (casi inherente al ejercicio de las artes) cede su sitio al genuino apetito de mejorar. Por supuesto, no faltan los villamelones/as que todavía leen poesía con énfasis grandilocuentes, declamadores/as que suenan más obsoletos que un telegrama y a los que poco o nada les importa el aprendizaje de la técnica literaria con tal de tener un foro para desgarrarse las entrañas con odas al corazón. Pero a esa caducidad se imponen voces que ya tienen una idea muy clara de lo que es la literatura asumida con respeto y disciplina.
Con ellos, y con los saltillenses, insisto, La Laguna podría tener mejor diálogo. Si entre Saltillo y Torreón ya existe alguna decorosa comunicación debida sobre todo a las instancias del Icocult, es importante ahora que las autoridades gomezpalatinas de cultura (la Casa de la Cultura y la dirección cultural del ayuntamiento) les den mayor voz en la comarca a los duranguenses y a su vez promuevan que los laguneros se involucren en las actividades literarias de Durango. Mucho nos podríamos compartir. Muchísimo.

Kosovo, Coahuila



Está de vacaciones en Torreón mi amigo Gerardo García. Actualmente maestro universitario en Minnesota, obtuvo en 2005 su doctorado por la Arizona State University y sigue en marcha su trabajo de escritor con la ampliación de la tesis que lo doctoró, trabajo en el que aborda el tema de la narrativa policial mexicana. Al pasar por él para reavivar nuestro inevitable insumo de cerveza, sube al coche y lo primero que le pregunto, mientras sorteo baches, es cómo encuentra a su tierra en esta nueva visita. Gerardo, siempre original, sonríe un poco, mira los baches en el horizonte y suelta un topónimo: Kosovo.
En efecto, nada como esa palabra para definir la condición gruyère del asfalto lagunero, casi como si hubiera sido bombardeado en una guerra de regular intensidad. Con una temporadita breve de lluvias sale a relucir, y eso ya no nos extraña, el permanente embuste de los trabajos de pavimentación que nunca serán ni medianamente definitivos en ninguna de las arterias citadinas. Obra que se ejecuta, obra que en uno, dos, tres años vuelve a ser el marranal de pozos que demanda nuevos y millonarios arreglos, circulo mugroso de componendas entre la autoridad y las empresas constructoras que consiguen contratos sin fin y redituables, negocio estrella, por lucrativo y silencioso, de todos los años y de todas las administraciones municipales.
Tras las lluvias, entonces, a las labores de construcción que demanda el crecimiento y la complejidad de la ciudad, se suman las de remozamiento. Cuando por razones de tráfico ciertas zonas deben tolerar gran flujo de camiones, la cosa se pone peor, pues debido a la mala calidad de la carpeta asfáltica los baches pueden aumentar su diámetro en cuestión de horas.
¿Qué arma puede tener el ciudadano para que la autoridad le garantice una pavimentación digna y más o menos duradera? El problema es tan complejo que pocas son las opciones de reclamación que puede hallar el ciudadano de a pie, y de ello abusa la autoridad al coludirse con villamelones de la construcción civil que escupen al suelo un poco de chapopote y por ello cobran cuentas millonarias.
Para evitar otro robo como el del DVR, para evitar los robos no menos lesivos como los que a diario nos infligen por concepto de carreteras mal ejecutadas, no sería inoportuno diseñar una ley específica sobre la materia, una normatividad que exija obras perfectamente realizadas y concluidas, y sobre todo que responsabilice minuciosamente al constructor, de suerte que si su obra se deshace como mazapán el recurso pueda volver íntegro a las arcas públicas. Es un sueño, lo sé, pero en Kosovo no nos queda de otra: hay que soñar.

domingo, julio 22, 2007

Literatura y norteñidad

A esas alturas del partido creo que se ha definido o intentado definir lo suficiente, aunque con magro éxito, a la literatura norteña. Tanto que, me parece, el tema ya comienza a fastidiar y empieza a parecer un conejillo de indias muy evasivo. De entrada, la única norteñidad que acepto, como común denominador, es la geográfica, y aún en este caso no me queda claro a qué nos referimos exactamente por “norte”, en dónde empiezan y en dónde terminan las márgenes de ese (literalmente) inmensurable espacio. ¿El norte empieza en Zacatecas, Durango y Sinaloa, o sólo son norteños los estados fronterizos? ¿No será también norteña, a su modo, la literatura escrita en español en Texas, Nuevo México, Arizona y California? ¿Siguen siendo norteños escritores como Ignacio Solares, Carlos Montemayor, Evodio Escalante, Salvador Castañeda, Rafael Ramírez Heredia, o ya es preferible regatearles esa condición?
Si el simple criterio geográfico es movedizo, inasible, ¿qué podemos esperar de otros accidentes, como las temáticas, los géneros, los estilos y todo lo que presuntamente ayuda a procurarnos una clasificación de antemano inalcanzable, arbitraria? Como en otros casos, y pienso por ejemplo en el boom latinoamericano, clasificar es delimitar, es afirmar lo que se es, y en el otro lado del biombo, lo que no se es, la alteridad. Pero la tentativa de definir a una literatura no es tan fácil como definir y separar las manzanas y las naranjas, dado que el objeto que buscamos aislar nunca está quieto.
Con pragmatismo, porque así conviene a sus intereses siempre inmediatistas, nuestro mercado editor ha metido en el laxo huacal publicitario una idea de la literatura norteña que suele tocar sólo tres rasgos más o menos comprobables dentro y fuera del texto: es “literatura norteña”, a) la novela b) la novela escrita en ese espacio anchísimo que abarcan los estados fronterizos (sobre todo las ciudades contiguas a “la línea”) y c) la novela escrita en ese espacio anchísimo que abarcan los estados fronterizos y cuyo asunto suministra al lector suficiente desierto, violencia, cerveza, guaripas y trocas del año polarizadas y bien chidotas. Desde ahí, como podemos apreciar, el concepto de literatura norteña es una imposición risible, puesto que excluye casi todo: excluye al cuento, a la poesía y al teatro que abundan en el norte tanto como en cualquier parte, y excluye todos los temas ajenos, deliberadamente ajenos, a la insoportable narquedad del ser.
A propósito del tema, el crítico zacatecano Sigifredo Esquivel Marín ha escrito con lucidez que “El pluralismo del discurso literario tiene la potencia de hacer mil pedazos toda teorización y totalización cerrada. Por tanto hay tantas tipologías de escrituras como escritores”, por tanto, añado yo, tan norteña por nacimiento y tema es una novela sobre narcos como un poema que hunde su mirada en nuestras arideces físicas y psicológicas, y aquí de lo que se trata es, pues, de conformar un mapa amplio de nuestra literatura, un mapa que empiece por regiones y permita apreciar los valores de esas literaturas no por chovinismo, sino por una actitud descolonizante, leer al centro al sur y al extranjero, pero apreciar y estimular lo que se hace en el entorno cercano, como en lo personal he tratado de hacerlo con el corredor Durango-Laguna-Saltillo.
Vuelvo al principio de este breve sondeo. Es el azogado criterio geográfico el único que me permite, y acaso con harto escepticismo, perfilar una vaga noción de “literatura norteña”, pero aún él me parece escapadizo, tanto como pensar que es sólo norteña la literatura que abunda artificiosamente en arracheras, en sequías, en caguamas, en cuernos de chivo, en huerquillos y morritas, en redobas y acordeones, en franqueza y freses golpeadas. Sea lo que sea, si algo preciso es, la literatura que se hace por acá, con o sin adjetivo delimitador geográfico o temático, goza de buena salud, tan aceptable que, como dicen Los Cadetes de Linares en un verso hermosamente pleonástico, “su fama cada día asciende a más”, y sospecho que por allí derechito seguirá (texto leído ayer en el VI Encuentro de Escritores de Durango, Durango).

Foto con Fontanarrosa



En la foto me inclino para colocarme a la altura de Roberto Fontanarrosa, el Negro. La enfermedad que lo ataca le ha impuesto una silla de ruedas. Se ve frágil, inofensivo en esa posición. Estamos en la FIL de Guadalajara 2006, luego de una mesa redonda en la que, dueño del balón verbal, el Negro portó la camiseta número 10, repartió humor por toda la cancha y emocionó a las tribunas. Los antecedentes que yo tenía sobre él eran los mismos que podía guardar cualquier mexicano afecto a la lectura de revistas, más uno extra: sabía que, además de historietista genial, era un narrador experto, un hombre de letras, aunque esta etiqueta suene tan mal, por solemne, en el caso del Negro.
Me acerqué, digo, luego de la mesa redonda y lo primero que hice fue pedirle que garabateara una dedicatoria en uno de sus libros. Me contestó que ya no podía escribir, y vi sus manos tendidas en el regazo, inmóviles. No importa, seguí, nomás déjeme hacer una foto. Hallé a cualquier persona por allí, le preparé la cámara, de inmediato me incliné para estar a la altura del maestro, y se dio el flashazo. Sólo así, por su postración en la silla y por mi ligero agachamiento, pude estar un momento “a la altura” del que es, quizá, el hombre más querido en la Argentina actual. Esa foto es, y perdón por el fetichismo, un orgullo, pues mi admiración por Fontanarrosa es inmensa.
Esa admiración, determinada por sus monos y por sus cuentos, aumentó su estatura cuando lo escuché en tres mesas más de la FIL. Escribí ya sobre eso, pero no me cansa repetirlo ahora: a nadie en el mundo he escuchado con esa facilidad para atravesar cualquier tema con un humor que mezcla inteligencia, riqueza verbal, espontaneidad, endiablada ironía, ternura y hasta algo de misterio. Eso mismo se advierte en sus textos, pero me cabe el privilegio de haber testimoniado cara a cara, en el foro público, que la palabra dicha, no escrita, tiene capacidades que los locutores de la radio y de la televisión, que los políticos, que muchos intelectuales serios y demás le han hurtado. Fontanarrosa fue en aquel momento, pues, el ejemplo vivo de que la indefensión física producto de la enfermedad es apenas un pequeño obstáculo para alguien que penetra la realidad con el estilete del ingenio expresado en forma de palabras.
En su silla de ruedas, indefenso como digo, Fontanarrosa me pareció pues un rey, un amo y señor afectuoso, un ser capaz de dar sentido a la vida por medio de la crítica a todo lo sagrado que en el mundo es. Ese amo y señor del humor, del mono y la palabra, murió el jueves 19. Desde aquí, desde La Laguna, vuele esta declaración de amor a su memoria.

Playas y desiertos

Regresé hace poco de Saltillo a Torreón, una vez más. Pocos días luego, salí de Gómez Palacio a Durango, donde participo en el sexto Encuentro de Escritores convocado en esta capital. En ambos casos, salir y entrar de/a la comarca lagunera es testimoniar que mucho hablamos de nuestro supuesto progreso industrial, comercial, deportivo y hasta cultural, pero no dejamos de ser, sin metáfora, unos marranos, pues la basura comienza a manifestarse, precisamente, en las entradas y salidas de nuestra zona conurbada, eso hasta convertirse en una realidad ubicua en casi todas las arterias de las ciudades laguneras.
Gran parte de la culpa por la mugrienta condición que tiene nuestro entorno podemos atribuirlo a las autoridades y a sus sistemas, campañas, métodos de limpieza pública, pero a fuerza de ser objetivos no se ha inculcado en la comunidad una cultura de respeto al medio ambiente. La basura es asunto de otros, nunca nuestro, esa es la divisa que parece regir el comportamiento de la comunidad. Se ignora que, como en cualquier país aseado, todos tenemos responsabilidad en este problema, y sólo la participación plural puede transformar los chiqueros en espacios libres de contaminación.
De veras, el asunto es casi desastroso: entrar a Torreón desde la carretera de Matamoros nos enfrenta al más apabullante desorden. Tiraderos de escombro, basurales, fealdad absoluta, todo eso es lo que nos recibe mientras entramos a Torreón. ¿Y las autoridades? ¿No sancionan acaso a quienes arrojan escombros y otra basura miscelánea? ¿Nunca habrá un plan oficial por remozar y dar algo de encanto a esa entrada de la ciudad?
Hace unos días el ambientalista Iván Restrepo publicó en La Jornada un artículo que mueve a depresión. Trata sobre la polución de nuestras playas; señala que “En febrero de 2002, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) informó que por lo menos 16 zonas costeras del país registraban tan elevada contaminación que eran peligrosas para la salud pública. Destacaban playas preferidas por el turismo nacional y extranjero (…) La Profepa confirmó así los datos que diversos centros de investigación ofrecían desde hace muchos años sobre esa situación y mencionó las enfermedades que podían afectar a la población: desde las gastrointestinales hasta infecciones en oídos, ojos, el sistema respiratorio y la piel. El señor Fox prometió resolver el problema, no en cinco minutos, pero sí en su sexenio”. Nosotros no tenemos playas, pero sucede casi lo mismo en la indefensa estepa: prácticamente no hay rincón de la comarca que no acuse un alto grado de contaminación. Lo peor es que, parece, no hacemos nada para combatirla.

Espuma y lodo

Los caminos de e-mail son inescrutables. Como todos los usuarios de internet, recibo a diario todo tipo de cartas electrónicas. Abunda la basura, como lo he reiterado hace poco a propósito de cierto spam interesante, pero no deja de ser sorprendente la interacción que se da gracias a la correspondencia colectiva. Me pasó recién: un buen amigo manda una carta simultánea a varios de sus contactos. Él nos conoce a todos, pero los destinatarios no nos conocemos personalmente y, como pasa en estos casos, poco ánimo tenemos de emprender alguna interlocución. La carta, divertida y lúcida, sólo es respondida colectivamente por uno de los contactos. El tema es la reforma fiscal, los usos y costumbres de la hacienda pública y sus víctimas. Quien contestó, un brillante joven llamado Óscar Mondragón, lo hizo con tanta lucidez que le pedí compartir sus palabras con los paseantes de Ruta Norte. Podemos inferir qué es lo que responde Mondragón. He aquí su comentario:
“Lo malo de México es que aquellos que más ganan tienen la capacidad de cobrarle impuestos a los demás en la forma de sobreprecios sobre servicios inescapables para cualquiera que se ofrecen en estructuras monopólicas. Cierto es que la mayor base gravable del país está entre las grandes empresas, pero cuando vemos lo que muchas de ellas obtienen de retornos monopólicos sobre servicios de baja calidad, queda más que compensando cualquier impuesto que pudieran pagar.
Luego, los que menos ganan no pagan nada, pero por ello no pueden exigir nada y se les contempla exclusivamente como votantes silenciosos. Recientemente la profesora ha conseguido que sus agremiados no paguen ISR sobre ciertos sobresueldos y prestaciones, así que los que saben organizarse en bola, tampoco pagan impuestos.
A la clase media desorganizada políticamente es a la que le cargan la mano, con impuestos sobre impuestos, servicios públicos de tan mala calidad que uno los tiene que comprar ‘por fuera’ (seguridad y salud) y servicios privados otorgados por monopolios con calidad del tercer mundo pero a precios de escándalo en el primer mundo. Así que aunque bonito el cuento, no aplica a nuestra realidad actuante.
¿Saben cuanto pagan de ‘impuesto Slim’ por sus conexiones a Internet? Según la OCDE, en costo por Megabit, Japón está a $0.22 USD, mientras que aquí el grandioso Prodigy a esa misma velocidad anda en $52.36 USD. Es decir, cada que pagan su Infinitum están pagando $2.42 pesos por el servicio y $573 pesos de ‘Impuesto Slim’.
Por eso la fortuna de Slim se infla como la espuma mientras el país sigue estancado en el lodo”.

miércoles, julio 18, 2007

La risilla nerviosa

Calderón mostró el lunes su risilla entre confiada y nerviosa cuando declaró que los dichos de Ye Gon son un “cuento chino”. Primero hizo un breve preámbulo y luego, con burdo manejo del suspenso, preparó el remate como si fuera a expresar algo muy original, inédito: “Es un cuento chino”. Así, con esa frase repetida cientos de veces en todos los medios durante dos semanas, despachó el asunto que golpea su imagen y la escasa credibilidad construida desde su llegada a la presidencia.
Muy cuento chino muy cuento chino, pero alrededor del mar de dólares encontrados en el domicilio de Ye Gon no hay nada claro todavía. Lejos de eso, el affaire del chino se reboruja cada día más y parece que ya se está instalando entre los grandes misterios que quedarán sin resolver en la política nuestra. Entonces, si el PRI y el PRD han exigido que se investigue a fondo, no sé de qué se quejan quienes juzgan como disparatada tal postura. Bien o mal, la oposición sólo representa su papel: exigir que prenda la investigación en torno a los muchos dólares presuntamente relacionados con la campaña electoral panista de 2006.
Por esa razón, no es para tomar a broma el caso, y menos por quien dice portar la investidura presidencial. En vez de eso, debería dar una explicación de estadista sobre los acontecimientos que rodean al supuesto cuento chino, cuento que dejará de ser “supuesto” hasta que se demuestre lo contrario. Uno de esos detallitos tiene que ver con el paradero real del dinero. Hasta el momento, si no entiendo mal, no se conocen exactamente ni el monto total ni el destino actual del dinero, y eso es razón suficiente para no creer en la pureza de las investigaciones. Si no se sabe dónde está un bien incautado por los representantes de la seguridad nacional, ¿qué confianza se puede tener en los dichos al aire de un hombre que, con todo y su rol de presidente, sin demostrar nada todavía, señala a priori que es un cuento chino?
El tema rebasa pues con holgura a la descalificación, pues la suspicacia ha llegado a convertir unos bombazos de la guerrilla eperreísta en una también supuesta cortina de humo. Sea lo que fuere (que para saberlo se les paga a los servicios de inteligencia nacionales), está demasiado laxa la situación como para pensar que en verdad fue un grupo político armado el que atacó las instalaciones de Pemex. En otros países, recordamos los casos de Colombia o de España, hay una movilización militar notoria ante atentados de menor impacto que los del EPR, pero aquí ya casi se desvanecieron a una semana de haber sido perpetrados. En suma: todo es confusión, opacidad. No viene al caso, por ello, decir que es cuento chino.

domingo, julio 15, 2007

Orgullo de Valdés Díaz-Vélez


Supe de Jorge Valdés Díaz-Vélez hace al menos 25 años. La primera noticia que tuve sobre él la recibí gracias a dos páginas que Saúl Rosales Carrillo le dedicó en el suplemento cultural de La Opinión, ejemplar que todavía conservo. Aparecieron en aquel periódico varios poemas cortos, una breve ficha biográfica del autor y una foto en la que aparecía jovencito, delgado, con el bello fondo marítimo, creo, de La Habana, lugar donde por entonces ya se desempeñaba como funcionario de nuestro servicio exterior. Los años pasaron y por tenues referencias me fui enterando, en desorden, que Valdés Díaz-Vélez andaba en Costa Rica, en Cuba, en Argentina, en Estados Unidos, en España. Con harta infrecuencia, siempre de casualidad, sabía que había visitado La Laguna para convivir con su familia.
Nacido en Torreón hacia 1955, Jorge Valdés acumula ya, además de una amplia trayectoria como diplomático de carrera, una larga lista de méritos como poeta. Autor, entre otros, de los libros Voz temporal, Aguas territoriales, Cuerpo cierto, La puerta giratoria, Jardines sumergidos, Cámara negra Nostrum y Tiempo fuera (1988-2005), ha ganado también importantes premios como el Nacional de Poesía Aguascalientes (1998), considerado por todos como el más relevante del género en nuestro país, y, muy recientemente, en este 2007, el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana que se agenció con su libro Los alebrijes (Madrid, Hiperión, 2007).
Esta biografía resumida, apretadísima aquí, bastaría para que cualquier habitante de nuestros polvos sintiera el orgullo que sin chovinismo trato de alentar con estas palabras. No pido que nuestras autoridades algún día muevan un dedo para premiar a los verdaderos hijos distinguidos del terruño, primero porque un hombre como Valdés Díaz-Vélez no lo necesita y, segundo, porque nuestros políticos sólo se reconocen a sí mismos aunque sea nomás para cuidarse las espaldas. En fin.
Pero con o sin reconocimiento de La Laguna, Valdés Díaz-Vélez ha logrado granjearse el aplauso foráneo. Tras obtener el Miguel Hernández en España, y tras la inmediata publicación del libro ganador, una significativa cantidad de reseñas da también inmediato testimonio de su solvencia poética. Sobre Los alebrijes, el volumen premiado en Orihuela, el crítico español Raúl Rivero escribió (diario El Mundo, de Madrid): “Ese bar, ese libro con nombre de animal imaginario, es un homenaje a la imaginación y a la fantasía de un escritor que se adentra en una etapa de consagración después de muchos años de trabajos, sumisión y fervor a una obra poética que ha separado su nombre de la cuadrilla. De la bandada de ilusos que comienza unida un único camino, pero no abandona nunca la búsqueda de trillos individuales”. Más adelante, el mismo Rivero aumenta el volumen de su aplauso: “Jorge Valdés Díaz-Vélez encuentra el misterio en estos poemas. Lo ve enseguida porque no lo busca, no se propone hallar ni ocultar nada. El poeta cuenta la verdadera vida que debe ser la que uno sueña. De ninguna manera la real que todos tenemos que vivir. Él quita matorrales y despeja el humo para que veamos en Los alebrijes lo que queramos ver al margen de la escena que está escrita. Leemos poesía hecha por un hombre que sabe dibujar a mano cada palabra. Unos versos donde no sobra ni una sílaba, cadenciosos y perfectos pero con el recurso del sobresalto o del asombro”.
También celebrado en México con elogios de notables críticos como Marco Antonio Campos y Juan Domingo Argüelles, Los alebrijes es pues una culminación, la cima de un hacer poético indeclinable, riguroso y fiel a los resortes interiores que mueven la palabra de un torreonense que nos ha dado mucho y al que muy poco, o nada, le hemos devuelto en reciprocidad. Sean estas palabras una modesta pero muy sincera y coterránea vindicación.

sábado, julio 14, 2007

Programa íntegro

Tal vez alguien quiera ir al Encuentro de Escritores a celebrarse en Durango, Durango, del 18 al 21 de julio. Va pues la última versión íntegra del programa:

Encuentro Nacional de Escritores Durango 2007. Homenaje a Evodio Escalante Betancourt

MIÉRCOLES 18 DE JULIO

10:00–11:00
CEREMONIA DE INAUGURACIÓN DEL ENCUENTRO NACIONAL
DE ESCRITORES DURANGO 2007
Palacio Escárcega. Sede del Ayuntamiento de Durango

11:00–12:30

HOMENAJE AL ESCRITOR DURANGUENSE EVODIO ESCALANTE BETANCOURT

· Luis Ángel Martínez Díez
· Corín Martínez Herrera
· Hernán Lara Zavala
· José Ángel Leyva
· Saúl Rosales
· Ricardo Echavarri
Palacio Escárcega. Sede del Ayuntamiento de Durango

12:30–14:00
CONFERENCIA:
Pasión, sensualidad y misticismo en la poesía de Eunice Odio
Dicta: José Reyes González (Durango)
Palacio Escárcega. Sede del Ayuntamiento de Durango

14:00–16:00
RECESO

16:00–17:30

MESA DE LECTURAS: POESÍA
Coordina: Juan Emigdio Pérez
· Buba Alarcón (Chihuahua)
· Omar Pimienta (Baja California)
· Raquel Cira Rodríguez (Estados Unidos)
· Jesús Moreno Gómez (Quintana Roo)
· Martha Josefina Aguilar Nájera (Veracruz)
· Gilberto Jiménez Castro (Oaxaca)
· Miguel Ángel Milla (Perú)
· María de los Ángeles Rosas (Durango)
· Tania Platas (Durango)

17:30–20:30
PRESENTACIÓN DE LIBROS
Las manos del Tahúr (cuento)
Autor: Jaime Muñoz Vargas (Coahuila)
Presentan: Hernán Lara Zavala / Jesús Alvarado

La casa de las lobas (novela)
Autor: Juan José Rodríguez (Sinaloa)
Presentan: Everardo Ramírez

Alarife 2000. Revista duranguense de historia, arte y conservación
Presenta: Benjamín Torres Vargas (Durango)
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)

8:30–

CENA DE BIENVENIDA
Lugar Por confirmar

JUEVES 19 DE JULIO

10:00–11:00
MESA DE DIÁLOGOS
La literatura, un debate entre lo clásico y lo multicultural
Evodio Escalante (Durango), Hernán Lara Zavala (D.F.) y Sigifredo Esquivel Marín (Zacatecas)
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)

11:00–12:30

PRESENTACIÓN DE LIBROS

Antología de cuentos editados por el IMAC
Colectivo (Durango)

Juan Soriano visto por los escritores de Durango (cuento)
Colectivo (Durango)
Presenta: Oscar Jiménez Luna
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)

12:30–14:00
MESA DE LECTURAS: NARRATIVA
Coordina: Jesús Alvarado

· Jaime Muñoz (Coahuila)
· Miguel Alberto Espinoza (Sinaloa)
· Lidia Acevedo (Durango)
· Mayra Luna (Baja California)
· Cristina Salas (Durango)
· Jesús de León (Coahuila)
· Irma Martínez (Durango)
· Óscar Palacios Vázquez
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)

14:00–16:00
RECESO

16:00–17:30
MESA DE LECTURAS: NARRATIVA
Coordina: Armando Gallardo
· Maritza Buendía (Zacatecas)
· Juan José Rodríguez (Sinaloa)
· Julio Andrés Pesina (Tamaulipas)
· Ariel Noriega (Sinaloa)
· Philliph Brubeck García

17:30–20:30
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
PRESENTACIÓN DE LIBROS

Colonia libertad (poesía)
Autor: Omar Pimienta (Tijuana, Baja California)
Presentan: Miguel Ángel Ortiz

La puerta entreabierta (novela)
Autor: Miguel Alberto Espinosa (Sinaloa)
Presentan: Cristina Salas

Patria libre. Reproducción facsimilar del periódico Patria Libre: órgano de divulgación oficial de la Brigada Guadalupe Victoria, al mando del General Domingo Arrieta León.
Autor: Enrique Arrieta (Durango)
Presentan: Enrique Torres Cabral/Carlos Borrego

VIERNES 20 DE JULIO

10:00–11:00
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
CONFERENCIA
José Vasconcelos: un hegeliano de derecha
Dicta: Evodio Escalante Betancourt (Durango)

11:00–12:30
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
PRESENTACIÓN DE LIBRO

Imágenes de la imaginación (ensayo)
Autor: Sigifredo Esquivel Marín (Zacatecas)
Presentan: Phillip Brubeck García (Durango)

Ensayar, crear, viajar (ensayo)
Autor: Sigifredo Esquivel Marín (Zacatecas)
Presentan: Adriana Meza

12:30–14:00
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
MESA DE LECTURAS: POESÍA
Coordina: Jesús Marín
Participantes:
· Adriana Meza Coahuila)
· Emma Campaña (Guanajuato)
· Montserrat Casteleiro Caballero (Sonora)
· Mara Yudith Abdalá Torres (Sonora)
· Sandra Mayela Serrano (Durango)
· Esther Galindo
· Carmen Parra Ruíz (España)
· José Cruz Almonte (Saltillo)

14:00–16:00
RECESO

16:00–17:30
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
MESA DE LECTURAS: POESÍA
Coordina: Socorro Soto
Participantes:

· Miguel Ángel Ortiz (Durango)
· Blanca Nieves Covalles
· Alma Trinidad Cervantes (Sinaloa)
· Felipe Alvarado (Durango)
· María Alicia Villarreal (Nuevo León)
· Consuelo Poveda (España)
· Gilberto Lastra (Durango)
· Adela Aguirre Morales

17:30–20:30
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
PRESENTACIÓN DE LIBROS

Afuera hay un mundo de gatos (cuentos)
Autor: Jesús de León (Coahuila)
Presentan: Jesús Marín / José Cruz Almonte

Sueños de verano (poesía)
Autor: Alma Trinidad Cervantes (Sinaloa)
Presenta: Jesús Moreno Gómez

Diáfanos horizontes
Autor: Gloria Rincón (Durango)
Presenta: Rolando Muñoz Félix

SÁBADO 21 DE JULIO

10:00–11:00
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
CONFERENCIA

Cuando el poeta calla
Imparte: Blanca Nieves Covalles (Guanajuato)

11:00–13:00
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)
PRESENTACIÓN DE LIBRO
Iniciación en el relámpago
Autor: Saúl Rosales (Coahuila)
Presentan: Everardo Ramírez Puentes

Lo peor de ambos mundos. Relatos anfibios
Autor: Mayra Luna (Baja California)
Presentan: Gabriela Magallanes/Jesús Alvarado

13:00–14:00

Mesa de diálogos
Ecos de literatura del Norte
Coordina: Everardo Ramírez Puentes
Participan:
· Jaime Muñoz
· Maritza Buendía
· Juan José Rodríguez
· Jesús de León
· Julio Andrés Pesina
· Emma Campaña
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)

14:00–16:00
RECESO

16:00–17:30

PRESENTACIÓN DE LIBRO
La piel del otro
Autor: Lidia Acevedo Zapata (Durango)
Presentan: Jesús Marín/ José Reyes González
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)


18:00–20:00

CONCIERTO POÉTICO
Coordina: Saúl García Mesta
Evodio a seis voces con música de Euritmia
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)

20:30–21:00
Clausura
Museo Regional de Durango (edificio del Aguacate)

21:00–Cena-convivencia
Lugar por confirmar

Encuentro en Durango

Aunque creo que todavía hay poca comunicación literaria entre Durango capital y la comarca lagunera, ya vislumbro alguna mínima construcción de nexos que en el futuro pueden convertirse en diálogo enriquecedor. La celebración del “Encuentro Nacional de Escritores Durango 2007. Homenaje a Evodio Escalante Betancourt” será una buena oportunidad para amacizar los lazos de colaboración que hasta la fecha escasean entre las dos comunidades, la lagunera y la duranguense.
Al encuentro han sido invitados numerosos escritores del país, y somos varios los oriundos o residentes de Coahuila que allá nos apersonaremos. Empezará el 18 de julio con una mesa-homenaje a Evodio Escalante, quien es en la actualidad, sin duda, el crítico literario más importante del estado; entre otros, opinarán sobre el homenajeado Luis Ángel Martínez Díez, Hernán Lara Zavala, José Ángel Leyva y Saúl Rosales.
Luego de ese primer entre, los días siguientes verán un desfile de actividades muy interesante, como una mesa de poesía en la que participarán Buba Alarcón (Chihuahua), Omar Pimienta (Baja California), Raquel Cira Rodríguez (Estados Unidos), Jesús Moreno Gómez (Quintana Roo), Martha Josefina Aguilar Nájera (Veracruz), Gilberto Jiménez Castro (Oaxaca), Miguel Ángel Milla (Perú), María de los Ángeles Rosas (Durango) y Tania Platas (Durango). Luego habrá otra similar, pero de narrativa, en la que participaremos Miguel Alberto Espinoza (Sinaloa), Lidia Acevedo (Durango), Mayra Luna (Baja California), Cristina Salas (Durango), Jesús de León (Coahuila), Irma Martínez (Durango) y yo (por Coahuila).
Destacan, además de otras lecturas y varias presentaciones de libros, las llamadas “mesas de diálogo” en las que se discutirán diversos temas relacionados con temas de actualidad literaturia, tal es el caso de “La literatura, un debate entre lo clásico y lo multicultural” y, la otra, “Ecos de literatura del Norte”.
El programa, como corresponde a un verdadero encuentro de escritores, está lleno, como digo, de actividades. Saúl Rosales presentará su más reciente obra, la novela Iniciación en el relámpago. Jesús de León, el polémico escritor saltillense, hará lo propio con la reedición de Afuera hay un mundo de gatos, su cuentario más conocido. Asimismo, la duranguense Lidia Acevedo dará a conocer su libro La piel del otro. Con la ayuda de los escritores Hernán Lara Zavala y Jesús Alvarado, yo presentaré en la capital alacranera Las manos del tahúr, el libro de cuentos que el año pasado me publicaron en Sonora.
El programa es, pues, largo. Ya habrá tiempo de comentar sus resultados.

viernes, julio 13, 2007

A quién matamos hoy

El periodista argentino Óscar Taffetani escribió hace algunas semanas un artículo (pelotadetrapo.org.ar) de esos que no caducan tan pronto, dado que se refieren a un estado de la cultura contemporánea que atraviesa varios años y que define a casi cualquier comunidad moderna. Taffetani observa en “Ricos, asesinos y famosos” el actual comportamiento de la información suministrada sobre todo por los medios electrónicos, aunque no exclusivamente. Expone: “La televisión argentina mantiene un ritmo sostenido de linchamientos y ejecuciones. A quién matamos hoy. A quién desnudamos hoy. Con qué hacemos llorar (o reír) esta noche". La tesis central de las palabras que vienen enfatiza la truculenta frivolización de los contenidos, tras lo cual se da un consecuente ocultamiento de aquello que lacera de verdad al conjunto social. Su exposición es impecable; le cedo mi micrófono:
"El mito del periodismo ‘vigía de la república’ le sirve a ciertos empresarios como coartada para justificar lo injustificable.
Así, los noticieros de televisión, cada vez más, se solazan en el relato de las miserias humanas y lejos de denunciar al poder o de investigar al victimario, escarban sin piedad en las heridas de las víctimas.
En la administración de contenidos que hacen los medios, siguiendo recetas de la industria del espectáculo, las áridas estadísticas del hambre y la conflictividad social son reemplazadas, cada día, por crónicas o historias sensacionales. ‘La gente quiere conocer las intimidades de los ricos y famosos’, suelen decir, excusándose, los editores.
Cuando el crimen, la felonía o la traición llaman a las puertas de un country o un barrio privado —piensan— eso aportará un atractivo adicional a las historias. A falta de Justicia con mayúsculas (y de justicia, a secas) los noticieros televisivos le proponen al público que se consuele o se evada mirando un folletín que se alimenta de las desgracias y calamidades ‘ajenas’.
Eso es también una forma del control social. Eso es también una forma de dominación.

Crímenes invisibles
En el último boletín de la CORREPI se denuncia el caso de la violación y ataque con arma de fuego a una chica de 17 años en Necochea, delito cometido, presuntamente, por un agente policial, así como el asalto y brutal agresión a dos ancianos —uno de ellos ya falleció— ocurrido en City Bell, en donde el responsable habría sido, según surge de la investigación, otro agente de policía.
¿Podían competir estos crímenes de la semana que pasó con el espectacular giro producido en el caso Dalmasso, que investiga la violación y muerte de una empresaria de Río Cuarto? De ningún modo.
Luego de lanzarse la presunción de que el mismo hijo de la víctima habría sido el asesino y de ventilar intimidades del presunto culpable, la televisión y algunos medios gráficos se dieron a la tarea de “psicoanalizar” el caso Dalmasso, hacer la autopsia psicológica del cadáver (sic) y mostrar, a toda hora —incluso en horarios de protección al menor— los ribetes más escandalosos de esa historia.
Frente a eso, las ‘modestas’ denuncias de la CORREPI sobre dos delitos que, por sugestiva coincidencia, involucran a policías, no tenían la menor chance de competir, en el mercado de los medios masivos.
Según los informes de la citada organización, ya son más de 2.000 los menores muertos desde 1983, en hechos que casi siempre involucran a policías, a vigiladores o a miembros de las fuerzas de seguridad.
Más de 600 de esos casos habrían ocurrido en los últimos cuatro años, es decir, durante un gobierno que dice tener como prioridad, en su agenda, los Derechos Humanos.
Pero los hechos que han merecido la permanente atención de los medios, en estos últimos años, son muy pocos: María Marta García Belsunce, Natalia Fraticelli, Nora Dalmasso, algún otro.
Hay casos en donde la connotación política es dominante, como la desaparición de Julio López en el barrio Los Hornos de La Plata; o como los asesinatos de Leyla Nazar y Patricia Villalba en La Dársena, Santiago del Estero.
También hay campañas mediáticas que llegan desde el extranjero, como la que se ha montado para buscar a la niña Madeleine McCann, secuestrada hace algunas semanas en Portugal.
Para el resto de los crímenes no hay nombres, ni apellidos, ni noticias. Y cuando son mencionados, fugazmente, por algún noticiero, rápidamente pasan al olvido.

La lección de Kane
Si el llamado cuarto poder efectuara, como dice, una vigilancia republicana de los otros poderes, debería publicar y analizar detenidamente las estadísticas y denuncias de la CORREPI. Y debería prestar más atención a los casos de ‘gatillo fácil’.
En el ya antológico filme Citizen Kane, de Orson Welles, hay un pasaje que ilustra sobre el papel que juegan los medios masivos en la construcción de la agenda de la opinión pública:
Kane le pregunta a Carter, su editor, por qué el diario de ellos no lleva en tapa, ese día, ningún titular grande y a dos columnas. Carter le responde que ese día, para el New York Inquirer, no hay una noticia importante como para merecer un título a dos columnas.
El director, entonces, lo refuta al editor de este modo: ‘Cuando los titulares son lo suficientemente grandes —le dice— entonces la noticia es importante...’.
No harían mal muchos periodistas y operadores de medios en volver a mirar Citizen Kane, que descubre una faceta habitualmente oculta de esa tremenda ‘fábrica de realidad’ que son los diarios.
Además, esa película —bueno es recordarlo— muestra que imperios como el de Charles Foster Kane, por poderosos que parezcan, un día se terminan”.

Por ese derrotero sigue Taffetani. Asegura, porque lo ve en la Argentina y en todas partes, que la mayoría de las empresas periodísticas le otorgan una importancia desequilibrada a los crímenes de la cúpula económica y política, mientras que los asesinatos acontecidos (así sea sistemáticamente, añado, como los crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez) en ambientes pobres apenas reciben notas efímeras. Es la podredumbre actual de la comunicación, concluyo.

Torreón, 1905

No digo nada novedoso si afirmo que un mapa (y sus congéneres) es la versión plana y reducida de un espacio. Lo que vemos varía según la definición, de bulto o puntillosa, de los detalles existentes en la realidad y asentados en el dibujo. Ese objeto es muy útil, sin duda, ya que con él abarcamos de un vistazo cierto pedazo de mundo tal y como los pájaros, suponemos, lo miran desde el cielo. Pero el mapa, o el plano de una ciudad en este caso, tiene sus límites: vemos calles, zonas verdes, cuadros más amplios que son edificios públicos o triángulos de la periferia que pueden ser sembradíos. Falta allí el latido de la ciudad, la respiración que sólo puede dar la crónica escrita, la descripción del “movimiento” humano.
En Coahuila acaba de ser publicado un libro que, a su modo, es una involuntaria y minuciosa descripción de lo que era la vida lagunera a principios del XX. No se trata de una crónica ni de un libro con intenciones historiográficas, sino del Directorio Comercial e Industrial de La Laguna elaborado por A.C. de Baca y Agustín Aguirre Hermosillo hacia 1905. Este documento, insisto, es como un mapa que no sólo nos orienta sobre la existencia y la ubicación de los numerosos negocios que poblaban la zona conformada por Torreón, Gómez Palacio, Lerdo, Viesca, San Pedro y Matamoros, sino de los giros, precios, productos y, lo más importante, la mentalidad colectiva que es posible inferir a propósito del auge económico.
Si había dudas sobre la vocación por los negocios que caracterizó a los laguneros de aquellos años, cuya herencia sigue viva en el siglo 2007, el Directorio de Baca y Aguirre las disuelve por completo. En cada página de esta obra ingresamos al corazón de la ciudad, vemos sus calles y la vida que bulle en cada rincón de la comarca.
Publicado con los sellos del Conaculta, INAH, Icocult y Centenario de Torreón A.C., el Directorio exhibe una calidad de edición que permite apreciar con aseo cada una de las páginas, lo que habla de un estupendo trabajo de escaneo. Ofrece además tres textos de presentación preparados por Humberto Moreira Valdés, gobernador de Coahuila; Javier Guerra Guerra, director del Icocult; Luciano Cedillo Álvarez, director General del INAH y Francisco Martínez Pérez, director del Centro INAH Coahuila.
Muchas veces me he preguntado qué tanto flujo de actividades culturales (culturales en el sentido estrecho de aquellas que se relacionan con las bellas artes) se daba en la región, y un Directorio como éste me saca de la duda. Esto y mucho más nos pueden responder las páginas de documentos parecidos. Sólo debemos hacerle las preguntas adecuadas.

De aves y maravillas

Me da la impresión de que junto a la muralla china todas las otras maravillas del mundo no son tan maravillosas. Pero bueno, todo ese rollo no ha sido más que un negocio inmensamente bien montado para entretener a la aburrida humanidad. Ahora que tiene razón Monsi en su mono de ayer: lo maravilloso es que se construyan obras como el DVR, millonarias, y al final no sirvan para nada. Así de maravillosos somos en La Laguna y nadie nos da un premio.
Por ello, fuera ya de vergonzosas ironías, un oasis de verdadera maravilla me lo envió el lunes pasado nuestro Paco Valdés. Junto a los investigadores Aldegundo Garza de León, Isabel Morán Rosales y Romeo Tinajero, el colaborador de La Opinión ha terminado el capítulo Coahuila del proyecto Avifaunas estatales de México. Esto es significativo porque según la web que alberga los trabajos concluidos en esa materia sólo Jalisco, Hidalgo y Coahuila cuentan ya con investigaciones de tal naturaleza: acuciosas, detalladas, auténticamente científicas, tal y como se los ha exigido la Sociedad para el Estudio y Conservación de las Aves en México, A.C.
A partir de lo que expone la web ya aludida, Avifaunas de México busca establecer el censo más escrupuloso de las aves que pueblan la geografía mexicana. Para lograrlo, los organizadores han convocado a numerosos investigadores de cada entidad, y es de esa forma que, con los especialistas de cada estado, se pretende lograr el propósito científico definido desde el título que abraza a todo el conjunto de trabajos.
Los académicos invitados para examinar la fauna alada de Coahuila han concluido harto satisfactoriamente su trabajo; los interesados pueden leerlo íntegro en la versión pdf que se ofrece en www.huitzil.net/coahuila.pdf, y para conocer las características generales del proyecto pueden ingresar a www.huitzil.net/aeindice.htm.
En un mundo ajeno casi por completo al trabajo científico, inmersos en una sociedad indiferente al conocimiento y al cuidado de la naturaleza, no es un éxito nimio el que han alcanzado los investigadores coahuilenses. No tengo espacio para citar alguna de las partes que componen este arduo estudio, tan puntual en sus detalles que tranquilamente se puede codear con trabajos similares de las instituciones científicas más notables del mundo. Sólo sirvo de altavoz a esta espléndida obra y subrayo una parte de lo que anuncia el abstract: “Los problemas más delicados que las aves [de Coahuila] enfrentan son la modificación, fragmentación y destrucción de los hábitat nativos; el 15% de la superficie estatal tiene diversos grados de alteración, debido, principalmente, a cambios de uso del suelo y a sobrepastoreo”.

domingo, julio 08, 2007

Nuevo género literario

A las dos o tres vainas inservibles que he tenido a mal inventar o perfeccionar, añado hoy una más: la cadena como género literario. A ella quiero darle el estatuto que Hugo Hiriart, por ejemplo, le otorgó a la dedicatoria, “género” literario que cuenta con enorme potencial para exprimir la imaginación humana. Dicho molde escritural, la cadena, tiene algunas características más o menos recurrentes: estar escrito con las pezuñas, echar pestes sobre algún tema de interés público, buscar la risa cómplice del lector, escamotear la firma y, la más importante, avanzar por Internet como Tongolele por una pista de baile. Esta noción de la cadena como forma posmoderna de expresión literaria me nació con la exitosa columna de hace dos domingos, cuyo título fue “Torreón en spam”. En aquella ocasión recibí varios insaciables comentarios que pedían más, pues los lectores habían gozado casi hasta el orgasmo las amenas injurias escupidas contra nuestra ciudad. Fue allí cuando pensé en el valor antropológico de la cadena: igual a los discos piratas (si son pirateados significa que tienen éxito), la cadena, cuando es atractiva, corre de mail a mail como en la Sierra Maestra caminaba la información de boca en boca, flujo que los revolucionarios cubanos denominaron “radio bemba”. Quiero decir que si entre broma y broma una cadena expresa el sentimiento de la nación, creo que es válido rascarle un poco para ver qué tan amplio yacimiento de verdad late en su fondo. No en todos los casos brota algo valioso, pero hay cadenas que sin duda sintetizan el malestar contenido de la gente. Uno de estos mails me llegó el viernes. Mal escrito (aquí trato de enderezarlo un poco), se titula “¿Quién es el rico?”, y no anda tan descaminado, como podremos apreciar:
“Un mexicano le envía un mail con una pregunta a otro mexicano que radica en los EUA. ¿Por qué los mexicanos somos pobres? Respuesta del mexicano que vive en EUA. Juan, cómo se ve que los árboles no te dejan ver el bosque. Cómo puedes llamarte pobre, cuando eres capaz de pagar por un metro cúbico de agua más del doble de lo que pago yo. Cuando te das el lujo de pagar tarifas de electricidad, de teléfono y celular un 60% más caras de lo que me cuestan a mí. Pagar comisiones por servicios bancarios y tarjetas de crédito del triple de lo que aquí nos cuestan, O cuando por un carro que a mí me cuesta $20,000 dólares tú puedes pagar $38,000 dólares porque tú sí puedes darte el gusto de regalarle $18,000 dólares al gobierno y nosotros no. ¡Juan, no te entiendo! Pobres somos nosotros, los habitantes de la Florida, por eso el Gobierno Estatal, teniendo en cuenta nuestra precaria situación financiera, nos cobra sólo el 2% de IVA (hay otro 4% que es Federal; total = 6%) y no 15% como a ustedes los ricos que viven en México. Además, son ustedes los que tienen 'impuestos de lujo' como el IEPS (por gasolina y gas, alcohol, cigarros, puros, cerveza, vinos, etc.) que alcanza hasta el 120% del valor original, y los otros como el ISR (impuesto sobre las utilidades y sueldos), ISAN (impuesto sobre automóviles nuevos), impuesto al activo (impuesto a los bienes de las empresas), impuesto a los inventarios (impuesto a las mercancías de las empresas), tenencias y placas (impuesto por uso de automóvil), 2% sobre nómina (impuesto al valor de nómina de las empresas además del IMSS y el SAR), 2% sobre hospedaje (impuesto adicional por renta de habitación hotelera) y dichoso que todavía te das el lujo de pagar IVA por estos impuestos, además de todos los trámites y pagos estatales y municipales. Porque si ustedes no fueran ricos, ¿qué sentido tendría tener unos impuestos de ese calibre? ¿Pobres?, ¿de dónde? Un país que es capaz de cobrar el ISR por adelantado, como México, necesariamente tiene que nadar en la abundancia porque considera que los negocios de la nación y de todos sus habitantes siempre tendrán ganancias a pesar de saqueos y asaltos, mordidas, huracanes, temblores e inundaciones y por supuesto de seguro que todos deben de ganar muchísimo. Los pobres somos nosotros los que vivimos en EUA que no pagamos Impuesto sobre la Renta si ganamos menos de $3,000 dólares al mes por persona (más o menos 35,000.00 pesos mexicanos). Y allí pagan policía privada, mientras que nosotros nos conformamos con la pública. Allí hasta envían a los hijos a colegios privados y mira si seremos pobres aquí en EUA, que las escuelas públicas te prestan los libros de estudio previendo que no tienes con qué comprarlos. A veces me asombra la riqueza de los mexicanos que piden un préstamo cualquiera y son capaces de pagar 38% anual de intereses como mínimo. ¡Eso es ser rico! No como aquí, que apenas llegamos al 8% (generalmente 7.8%) justamente porque no estamos en condiciones de pagar más. Supongo que, como todo rico, tienes un carro y que estás pagando un 8 o 10% anual de seguro; si te sirve de información, yo pago solo $345 dólares por año. Y como te sobra el dinero, tú si puedes efectuar pagos anuales de aproximadamente $1,000 dólares por concepto de eso que ustedes llaman tenencia, mientras que acá nosotros no podemos darnos esos lujos y cuando mucho pagamos $15 dólares anuales por el sticker sin importar qué modelo de auto manejes, pero, claro, eso es para gente apretada de recursos que no puede erogar los enormes flujos que ustedes los mexicanos manejan. Saca la cuenta. ¿Quién es el rico y quién el pobre? Por último, más del 20% de la población económicamente activa en México no trabaja. Aquí, en cambio, solo hay un 4% en la misma situación. ¿No te parece que el vivir sin trabajar es un lujo que sólo los ricos se pueden dar? Vamos, mano; te quedaste en México porque eres rico. Son los pobres como yo los que nos fuimos a probar suerte a otros lados. Me contaron también que a los funcionarios federales, estatales y municipales les paga el pueblo una lanota de sueldo. Y a los supernegocios esos que montan los políticos llamados partidos. Qué envidia ¡Eso sí es vivir en la riqueza! Es más, ustedes tienen al segundo billonario del mundo, un tal Carlos Slim que según dicen aumentó su fortuna en casi un 70% tan sólo en el 2006, y así como va seguramente este mismo año se convertirá en el hombre más rico del mundo. Bueno, Juan, te mando un abrazo y ahí luego me platicas cómo les va con el nuevo presupuesto y la reforma fiscal. Lo que sí es seguro es que les endilgarán más impuestos. Pero, bueno, eso es lo de menos cuando se tiene lana para pagarlos. Atentamente: Tu pobre amigo inmigrante".

sábado, julio 07, 2007

Bardini

Trabé contacto hace poco, sólo para felicitarlo por sus artículos, con el periodista argentino Roberto Bardini, quien colabora cada semana en la sección internacional de Milenio Diario. Como me ocurre con frecuencia, esperaba a lo mucho una breve respuesta de agradecimiento, pero lo que él me devolvió fue una carta larga y efusiva en la que celebraba mi correspondencia y el hecho de que yo también fuera cuate de su editora, la periodista argentina Irene Selser.
Mi admiración por Bardini se dio primero gracias a su columna; la leo gracias a La Opinión Milenio, el único diario que recibo en soporte de papel. Más adelante, mi admiración se convirtió en respeto y afecto unilaterales, pues un periodista de tal calibre no es de los que se dan en maceta. Reproduzco aquí uno de sus textos para Bambú Press (http://bambupress.wordpress.com/), macizo ejemplo de escritura que rebasa los linderos del periodismo para instalarse en la memoria personal opuesta a la barbarie de nuestra civilización.

Un mundo inmundo

Roberto Bardini

“Pido una disculpa a los cinco o seis lectores de esta columna por escribir en primera persona y dejar de lado las reglas del periodismo ‘políticamente correcto’, pero a veces la indignación impide encontrar las palabras justas y uno siente más ganas de destrozar el teclado de la computadora en la pétrea cabeza —preservada al vacío total— del presidente George W. Bush y de sus cómplices que de hacer buena letra para ganar un improbable premio Pulitzer”. Así comienza el primer párrafo de mi columna del jueves 21 de junio en el diario mexicano Milenio.
Media hora antes había visto las fotografías de 24 niños que fueron hallados por una patrulla militar estadounidense en un orfanato estatal de Bagdad: están desnudos y tirados en el suelo, acostados sobre su propia viscosa mierda y llenos de moscas. Tienen las costillas al aire como pequeños cadáveres en un campo de concentración destinado a “limpieza étnica”, los cuerpitos a punto de quebrarse como una rama seca al sol. Están vivos y sufriendo. Las fotos primero me descalabraron algo que debe ser el alma; después me generaron un odio en aumento.
En esa media hora en la que no podía pensar nada más que en golpear a alguien, rehice ese párrafo inicial media docena de veces, porque mi editora en Milenio me había pedido telefónicamente que escribiera mi columna sobre esos niños atormentados. Así que después de un rato de intentar redactar algo que tuviera un mínimo sentido, la llamé por teléfono al periódico y le solicité que me permitiera dejar de lado el estilo “objetivo e impersonal” porque por ese camino no iba a llegar a ningún lado en las tres o cuatro horas que faltaban para cerrar la edición.
Las agencias de noticias informaban que los menores, entre los tres y los 15 años, fueron encontrados desnudos en una habitación a oscuras sin ventanas. Muchos estaban atados a sus camas, demasiado débiles como para ponerse de pie.
Los soldados entraron a la limpia, cómoda y lujosa oficina del director del orfanato, que se había fugado. En la cocina descubrieron a tres empleados preparándose comida. En un depósito encontraron cajas de alimentos sin abrir y de ropa sin usar, que seguramente iban a ser vendidas en el mercado negro. Ni siquiera en los tiempos de Saddam Hussein el espanto provocaba tanta náusea.
El descarado representante de la Unesco en Irak —que, según la página en internet de ese organismo, gana 109 mil dólares anuales exentos de impuestos, más subsidios y gastos de representación— declaró que “algunos” huérfanos no están al cuidado de nadie. Y como ya es cínicamente habitual en estos casos, “instó al gobierno iraquí a elaborar un plan de acción para albergar a los niños sin techo”.
Creo que los “niños sin techo” no figuran entre las preocupaciones del presidente Jalal Talabani y el primer ministro Nuri Al Maliki, un par de títeres a los que algún día alguien les pasará la factura y los hará volar por el aire como fragmentos de espantapájaros. Si no pueden administrar un orfanato mucho menos pueden gobernar un país considerado el segundo más peligroso del mundo después de Sudán. Así que deberán cuidar sus traseros, porque el fatalismo árabe es paciente, implacable y sin misericordia.
Y como al quinto párrafo ya percibía la inutilidad de mi columna, que no conmoverá a ningún parásito funcionario de organismos internacionales, ni a representantes de organizaciones de derechos humanos, ni a vividores de las ONGs, y quería tomarme un whisky doble a pesar de que eran las tres de la tarde, preferí cerrar mi columna con una frase de Rodolfo Walsh en su cuento “Irlandeses detrás de un gato”, que describe mejor que yo lo que sentí ese jueves con imágenes de cuerpitos desnutridos y miradas desgarradoras, como escenas de un incómodo holocausto que nunca será transformado en película de Hollywood:
“La pelea estaba ahora adentro de él. Sentía su propio olor, acre, humeante, inhumano, como el que deja un rayo al golpear la tierra, y un deseo casi intolerable de matar que le inundaba el cerebro y lo dejaba a merced de oscuras corrientes que fluían insensatas por su cuerpo, nadando en esa poderosa corriente de odio”.
Así que después de enviar la columna al diario y tragarme el whisky doble, pensé que era una suerte vivir en la ciudad de México y no en Washington, donde a esta hora seguramente estaría detenido por alterar el orden público frente a la Casa Blanca como un energúmeno y no como un periodista “objetivo” aspirante al premio Pulitzer.

Ta cablón

No lecueldo desde cuándo lo he pelcibido así, pelo en genelal nada que huela a colupción se aclala bien a bien en nuestlo país. Eso pasalá con el plesunto complot del oliental natulalizado mexicano: de los millones de dólales hallados así nomás, como si fuelan tlescientos valos, se pasó al lecuento impleciso de la cifla total, luego al olvido, después a la cilculación taldía de la entlevista con el chinito que se negó a coopelal y pol tanto le iban a dal lápido cuello, más delantito a la levelación de que los dólales ya estaban sospechosistamente en el Bank of Amelican y después a la exonelación explés dictada pol Edualdo Medina Mola antes de ponelse a investigal como Confucio oldena. Pula tulbiedad.
Dejo ya de demostrar mi pleno dominio del mandarín y vuelvo al castellano. A propósito del affaire que estalló con la entrevista al chinito culelo, me di a la tarea de pasear en Internet para ver qué novedades hay en materia de corrupción. Dado que es, si no la principal, sí una de nuestras más importantes dolencias nacionales, siempre es bueno saber cómo andamos en el ranking mundial de la materia, qué nuevas técnicas hemos diseñado para joder al conciudadano, cómo andan los bonos de Fernández de Cevallos y todo eso.
Hallé en www.funcionoublica.gob.mx un documento que no por proceder de una fuente oficialosa deja de tener interés. Aunque creo que la corrupción se mama desde la cuna y se perfecciona a medida que uno vive, siento que en la etapa universitaria es donde se decide para siempre el destino de la honorabilidad individual. Por supuesto, no peco de reduccionista, y sé que son infinitas las variables que influyen para que alguien caiga en los fangos de Mario Marín. Sin embargo, insisto: la universidad es una “y” griega en el camino: o jalamos pa’allá o pa’acullá. En ese momento recién estrenamos nuestra adultez y estamos a punto de inscribirnos en la vida laboral, el espacio donde se ve who is who a la hora de aguantar los cañonazos porfiristas.
El documento se llama “Códigos de honor. La creación de una cultura de transparencia y responsabilidad en las universidades e instituciones de nivel superior”. Vale la pena leerlo. Al estudiante le pide, entre otras conductas: Asistir a las clases a tiempo y llegar adecuadamente preparado. No copiar, usar “acordeones” (sic) o realizar cualquier otro tipo de fraude académico. Citar adecuadamente las fuentes utilizadas para un trabajo. No “reutilizar” trabajos de cursos anteriores o que hayan sido elaborados por otra persona. No estar nunca satisfecho con el trabajo realizado a menos que sea resultado de nuestro mejor esfuerzo. En lesumen: ta cablón.

viernes, julio 06, 2007

Gorila sin jaula

Apenas ayer, como si fuera un tenue augurio de lo que pasaría en Puebla, dije: “¿Para qué apoquinarle al fisco si vamos a transitar por carreteras que de todos modos cobran cuota…?” Por supuesto me refería a esa no muy ancha franja ocupada por los mexicanos que estiran su poder adquisitivo para darse “lujos”, para pagar lo que, se supone, debería estar allí por default si los impuestos de veras trabajaran en favor de la raza cósmica. Esos mexicanos, además de pagar impuestos a regañadientes y mentando madres como quien reza un credo, viajan por carreteras de cuota, pagan servicios médicos privados aunque tengan (in)Seguro Social, hacen malabares para pagar escuelas privadas y en general nunca reciben (porque les sería negada si la piden) ayuda del Pronasol. Esos mexicanos se libran, por deseo de estatus e instinto de supervivencia, de los “servicios” ofrecidos por el Estado y financiados con el dinero recaudado gracias a la hacienda pública.
Pero hay otro bonche inmenso de compatriotas (digo esta palabra y me acuerdo siempre de Zedillo) que ni a pujidos podría evadir la infraestructura del gobierno, como les ocurrió a las víctimas del deslave del miércoles en San Miguel Eloxochitlán. Obligados a usar camiones de vigésimo novena categoría, obligados a transitar por carreteras endemoniadas por estrechas, cacarizas y sinuosas, obligados a padecer la maldición de la pobreza y el aislamiento, no dejan de jugarse el pellejo cuando de viajar se trata.
Claro que toda carretera implica un riesgo, y es precisamente por eso que lo ideal es extremar las medidas de seguridad en cualquier zona del camino, más en aquellos trechos que por la intrincada orografía requieran un cuidado extraordinario, como sucede en el caso de las carreteras sureñas. Pero nada de eso se hace; al contrario, la regla es dejar que las carreteras, ya de por sí modestas, se deterioren y alcancen mayúsculas cotas de peligrosidad, como aconteció en aquel tramo poblano.
Advertidas del riesgo que suponía atravesar por ese punto, las autoridades jamás hicieron nada para disminuir las posibilidades de desastre. Más que pensar a tiempo y luego invertir en infraestructura adecuada, el góber prefirió apersonarse en la zona para autoexculparse con el cuento (éste sí chino) de que la naturaleza “no avisa”, y retador casi amenaza a los reporteros y les pregunta que si alguien sabe en dónde será el próximo desaguisado, “que me lo diga”.
De qué sirvió avisarle, si de todos modos no hizo nada en San Miguel Eloxochitlán. Más sencillo para él es desafiar a los reporteros, seguir siendo, como dice mi cuate Domingo Deras, el gorila sin jaula de la polaca nostra.

jueves, julio 05, 2007

Graciosa huida

En su programa nocturno de TV Azteca, Federico Reyes Heroles dedicó un bloque de comentarios al tema de la reforma fiscal. Entre otras ideas, expresó que seguimos fatalmente atorados en una misma percepción generalizada: la gente, el contribuyente de a pie, cumple a medias, o no cumple, con sus obligaciones fiscales simplemente porque está muy arraigada en él la creencia de que los impuestos son usados de manera irresponsable por quienes deben administrarlos. Luego ayer, en La Opinión, “la de ocho” anunció el contenido de las páginas 6 y 7, tres notas y un cuadro con highlights escritos por el reportero Juan Antonio Martínez. Lo que se puede leer allí, así de simple, sintetiza de golpe la razón que mueve a evadir impuestos sin culpa visible.
¿Por qué sentir remordimiento, podemos preguntar, por el delito de evasión fiscal si a diario vemos noticias que nos muestran el uso inmisericorde que se le da al dinero público en las cúpulas del poder? Esto, como digo, no lo advertimos de vez en cuando, esporádicamente, sino todos los días, como si fuera, porque acaso lo es, una enfermedad de esas que no dejan vivir bien pero que tampoco matan. El despilfarro es ya, de tanto verlo en los llamados tres niveles de gobierno, un lugar común, el punto de inflexión que ayuda a mitigar, a abolir incluso, cualquier culpa por incumplimiento de deberes tributarios.
El caso de los legisladores es paradigmático, pero no el único. Independientemente de que no hagan nada o muy poco, y además de que son muchos y ganan un dineral, en las Cámaras tienen a merced un ejército de ujieres que abulta a grados inverosímiles el precio que el país paga por mantener sanas sus leyes. Es un escándalo, sin embargo, que ya no escandaliza. Es “el costumbre”, como dicen nuestros indígenas del sur. Saquear los recursos de la nación, apedrear a la pobreza con erogaciones sin orden ni cordura es tan ordinario que apenas provoca mínima alarma en el ciudadano, quien para contrarrestar la sangría real o simbólica sólo tiene como defensa, o desquite, su graciosa huida como contribuyente que no quiere saber nada de la hacienda pública.
Pero digo que el caso de los legisladores es sólo uno entre los innumerables que se pueden advertir en el periodismo y en la realidad. ¿Para qué apoquinarle al fisco si vamos a transitar por carreteras que de todos modos cobran cuota, o vamos a cruzar nuevos distribuidores viales en peligro de derrumbe, o vamos a ingresar a hospitales que no curan, o vamos a inscribir a nuestros hijos en escuelas que no instruyen? En fin, no aliento la evasión, pero soy uno de los miles de mexicanos que no ve austeridad por ningún lado.

miércoles, julio 04, 2007

Abracadabra de Slim

Sólo es necesario que la confirmen, pero la noticia se presta para escribir un texto a la manera de Jairo, una de esas columnas que con inevitable ironía celebran las desgracias que le ocurren al país por culpa de unos pocos. Pero no, Jairo de seguro lo dirá a su modo y a mí me parece que la mala nueva sólo viene a confirmar lo de siempre: el pastel es grande, pero las rebanadas están muy mal repartidas.
Según, pues, la agencia Reuters, el empresario mexicano, de quien se ha dicho, no sin alguna base histórica, que sólo es el prestanombres de su tocayo Salinas (la coincidencia de iniciales, CS, es una casualidad), acaba de arrebatarle a Bill Gates la estafeta que lo acredita como el hombre más rico del mundo. Esto, remarco, sería digno de celebración si no fuera porque la fortuna del mexicano tiene su base no en Estados Unidos, país con importantes clubes de millonarios, con un reparto de la riqueza más equitativo, sino en México, nación que en los últimos sexenios, y en el que corre, ha confirmado, y ahondado, una terca estadística: el 60 por ciento de la población apenas sobrevive y carece de los servicios básicos, entre ellos el de telefonía.
Pese a eso, y gracias sobre todo a la monopolización del mercado (mil veces denunciada) y a los cobros excesivos y muchas veces poco claros, Slim puede presumir que no se codea con los más ricos, sino que los más ricos se codean con él, un mexicano que ha dejado infinitamente lejos la imagen del rancherito huevón y ensarapado junto a un cactus.
Estimada en casi 68 mil millones de dólares frente a los casi 60 de Gates, la hacienda de Slim reitera y echa chile a lo ofensivo que es la herida de los mexicanos pobres. Cierto que de varios años a la fecha se ha dedicado a la benefacción, pero como ha escrito Denise Dresser, las dádivas, por millonarias que sean, no dejan de verse mal frente a su “monopolio perfecto”, llamado así para parafrasear a Vargas Llosa en aquello de la “dictadura perfecta”.
La Dresser lo dejó claro hace meses: “Y como todo monopolista que quiere seguirlo siendo, Slim se ha posicionado bien. Se ha vendido bien. Hoy aparece como el billonario benevolente, como el tercer hombre más rico del mundo que sí —de veras— está preocupado por la gente”. Pero es, claro, altruismo escenográfico, pues ni un pelo le ha tocado la competencia y, lejos de eso, a lo largo de los años ha convalidado su posición monopólica en el país.
Y luego se enojan cuando, como lo hizo ver hace poco Renata Chapa en El Diario de Chihuahua, Telmex recibe señalamientos por lo alto y/o lo difuso de sus cobros. Todo es parte del mismo agravio: el de Slim a la pobreza del país.

lunes, julio 02, 2007

Un añito

Como el fraude, este blog cumple hoy su primer añito. Aquí seguirá, sin propósito definido pero sí como foro para opinar (bien o mal, siempre honestamente) sobre lo que (se me) vaya ocurriendo.

domingo, julio 01, 2007

Elecciones en Gómez

Hoy hay elecciones en Durango. Las que más nos interesan (si un interés han despertado las campañas de bostezo que vimos durante semanas) son las de Gómez Palacio. En realidad, como ya es costumbre, sólo hay dos competidores: Augusto Ávalos Longoria, del PAN, y Ricardo Rebollo Acosta, del PRI. No hay para dónde hacerse, pues. Pese a ello, y en el mejor de los escenarios posibles, no sería disparatado en este momento avanzar un milímetro político con la alternancia, que el PRI pierda su minidictadura gomezpalatina. Veremos qué pasa.

Feliz aniversario

Buena parte del periodismo mexicano está celebrando como si fuera suyo, acaso porque en verdad lo es, el primer aniversario del “triunfo” calderonista y la “derrota” del populismo personificado por el apestado Peje. En su jubilosa visión retrospectiva todo fue acierto, prudencia, repunte, categoría, estatura, lucidez de Calderón y, en contraste, el Peje fue, es, será, barbarie, desmesura, falta de escrúpulos, patraña, mesianismo, error, declive, ridiculez. El escepticismo, la duda metódica que mostraron y muestran por regla cuando hablan del Peje no cabe en el análisis a Calderón: como candidato, como residente de Los Pinos, el michoacano es la infalibilidad hecha político, el hombre que nos vino a salvar de la izquierda vandálica que el 2 de julio de 2006 pretendió hacerse del poder para hundir a México.
Ciro Gómez Leyva, radical antilopezobradorista, ha dicho esta semana que el Peje tiró al tambo de las inmundicias el año que corrió de julio a julio. Me parece que es un exceso, que en su afán por desdeñar todo lo que provenga de AMLO no hay ni una migaja de reconocimiento a este enemigo. El mismo Ciro, recuerdo, escribió hace algunas semanas un texto que quise comentar en su momento, pero que mañosamente dejé para hoy; se refería a las recientes elecciones francesas en las que llegaron a la final Nicolás Sarkozy y Segolene Royal. Comentó el columnista que poco después de que se dio a conocer el triunfo de la derecha francesa, de inmediato y civilizadamente la izquierdista Royal llamó a Sarkozy para felicitarlo. En unas horas, pues, las cúpulas que competían estaban por completo de acuerdo con el resultado de la elección. ¿Si así fuera en todos lados?, se preguntó Ciro. Lo único que se me ocurrió ante esa opinión fue pensar que en México fuimos más civilizados que los franceses, pues luego de las elecciones del 2 de julio, aunque la izquierda no reconoció el triunfo del considerado espurio, jamás hubo disturbios como los que se desataron en Francia tras el triunfo del “manodura” Sarkozy. Con una movilización ejemplar, masiva y pacífica, nuestros inconformes bloquearon avenidas, tomaron el zócalo, sí, pero en ningún momento rompieron un aparador o incendiaron un coche, que era lo que más deseaba Fox para certificar la naturaleza violenta de los quejumbrosos y justificar así la imposición de su sucesor.
En el colmo del cinismo, sin morderse la viperina lengua que dios le dio, Manuel Espino ha declarado ahora que “la provocación, la agresión verbal y a ratos hasta física, en ciertos lugares del país, corrió a cargo del competidor más cercano [AMLO] y sus colaboradores. Pero eso ya es historia. Lo importante es que hoy los mexicanos se sienten, en su gran mayoría, satisfechos de lo que hace el gobierno del presidente Calderón”. Dueño de una memoria de floppy, el yunquista (¿por qué los yunquistas nunca aceptan que lo son?) y depravado Espino atribuye a sus oponentes lo que el PAN perpetró frente a todo el país. Llámesele como se le llame, la “guerra sucia” (¿quién hizo los espots en los que AMLO era un peligro para México?) sólo tuvo un origen, pero en el año celebratorio ni siquiera son capaces de reconocer tantitito la campaña escatológica que diseñaron.
No sólo no creo en lo que dice el embustero Espino, sino que a mi juicio la izquierda o lo que queda de ella hizo más de lo que agrupación política alguna haya hecho en el México reciente. Fue brutalmente atacada por el Estado, tuvo en contra al faccioso poder empresarial, recibió una severa paliza de los medios y después su total indiferencia, le birlaron el triunfo electoral y pese a todo eso se manifestó siempre pacífica, y organiza hoy a tirones, en medio del cansancio político de sus simpatizantes, un movimiento que avanza con dificultades y errores, es cierto, pero que no está muerto. A un año del 2 de julio, el fraude sigue vivito y robando. Nomás por eso algunos nunca le diremos presidente a Calderón. Ahí se resume todo.