sábado, julio 29, 2006

Pleito ranchero

Curioso tratamiento el de la nota sobre la agresión verbal a Calderón. Más de un millón de personas reunidas pacíficamente en el DF merece la misma o menor cobertura que las groserías de seis o siete imberbes que en todo caso se aceleraron de más o, conjeturemos lo peor, son esquiroles de los que sabe usar perfectamente el poder cabezarrapada para que el mundo vea cuán violentos son los adictos a las causas innobles.
La segunda posibilidad, que tiene la apariencia de ser una tesis jalada de las greñas, puede ser cierta si se analiza el video de la agresión: en su punto climático, un joven como de 25 años, de estilacho ad hoc medio unamita, se aproxima a la ventanilla (cerrada) del coche donde viaja el “presidente” Calderón. El muchacho grita consignas, golpea sin gran furor la ventanilla y arma con sus dedos un erecto falo dedicado al político michoacano.
Lo extraño del caso es que el joven enfurecido es visto complacientemente por un miembro del Estado Mayor Presidencial encargado de la seguridad del ex candidato. Sin inmutarse, como espectador que mira una ópera, el guarura de elite deja hacer de las suyas al revoltoso mientras el coche comienza su camino. Con la delicadeza de una mademoiselle, el escolta del panista, luego de fungir como mero testigo campechano, se interpone sin mucha convicción y termina allí la escena.
Artificial o espontáneo, el incidente le ha dado enorme pábulo a los medios para enfatizar, con una coordinación sinfónica, de qué lado está la desmesura. Esto encaja perfectamente en la campaña que ha servido para desacreditar la marcha del domingo 16 y su convocatoria a la resistencia civil pacífica. Lo legal, manifestarse en público si afectar a terceros, además de que tuvo en los medios una cobertura ordinaria, fue tomado como chantaje, como deseo de ganar en las calles lo que no se obtuvo en las urnas, y con insistencia se ha tratado de calificar a quienes piden el nuevo conteo como cegatos y/o “renegados”, esto en la grotesca labia presidencial.
La doble moral panista da cabida perfectamente el aprecio por la resistencia civil histórica de ellos y el ninguneo y hasta la satanización de la ajena. Por eso, desaguisados como el del martes se convierten en una deliciosa oportunidad, real o ficticia, para asociar a los asambleístas del Zócalo con los sujetos iracundos que agredieron verbalmente a Calderón. En todo momento, quienes apuntan con su dedo acusador a “los violentos” olvidan un hecho esencial: salpicaron con minas el mapa de México, establecieron un clima de terrorismo verbal y ahora son ellos, como en el pleito ranchero, las pobrecitas víctimas.

viernes, julio 28, 2006

Artículo de Montemayor

Carlos Montemayor es narrador, poeta, traductor, periodista y estudioso de los movimientos guerrilleros e indigenistas mexicanos. Su arco de intereses, además de rico, es en todo caso perspicaz. Hace un par de años estuvo en Torreón para presentar Las armas del alba, su más reciente novela. Serio e inquisitivo en la conversación de sobremesa, su talante se afila al máximo cuando en sus artículos analiza el momento que vivimos. Es de esos tipos que no bromean.
El 15 de julio, en La Jornada, Montemayor publicó un texto que ya no tuve tiempo de citar. Hoy, a unas horas de que empiece la tercera asamblea informativa encabezada por el Peje, vuelvo a los oportunos párrafos de Montemayor para resaltar su idea eje. “Aprender a ganar” es el encabezado del artículo y he allí la idea nodal del comentario:
A) Se ha insistido en que uno de los contendientes de la contienda electoral no ha sabido (no ha aprendido a) perder. Montemayor, con malicia, le da vuelta a la misma tortilla: “Cuando el poder exige que los otros aprendan a perder pero no se somete a la transparencia para ganar, no está dando ejemplo de virtudes democráticas, sino de actitudes fraudulentas. Tal vez los largos años del priísmo nacionalista (…) podrían, quizá, explicar que en México la posible alternancia de partidos tenga como único modelo el control a cualquier costo de los procesos electorales. La escuela política de ese viejo poder priísta posiblemente late en todas direcciones: en grupos que se niegan a desaparecer, en cúpulas que se resisten a no tener puestos, en grupos económicos que ven el poder político como una extensión de sus intereses. Este lastre histórico está afectando al actual proceso electoral…”.
B) Luego, sobre la criticada manifestación pública de la inconformidad, dice: “Pero la expresión ‘presiones políticas en las calles’ también tiene muchos sentidos. Para que el país acepte los resultados electorales en favor del todavía, en términos estrictamente legales, candidato panista Felipe Calderón, ‘han salido a la calle’ presiones diversas y graves: dependencias de la administración foxista, medios electrónicos, algunas organizaciones empresariales, ciertos grupos económicos nacionales e internacionales y la estructura misma del IFE. Contra esta presión de grupos de poder, no sé si la ‘toma’ perredista de las calles pueda ser más persuasiva o más efectiva. Lo que ambas presiones políticas están demostrando es que uno de los partidos contendientes, el PRD, no está preparado aún para perder sin transparencia y certidumbre, y que el otro, el PAN, tampoco está preparado aún para ganar con transparencia y certidumbre”.

País mal hecho

Una de las buenas costumbres que tiene el verano es permitir el acercamiento sereno a ciertas páginas. Traje a mi paréntesis chihuahuense un puñado de libros que, se supone, deben ser despachados, aunque no sé si bien digeridos, en menos de dos semanas. Entre ellos están un par de novelitas, un racimo de ensayos de Graham Greene, algo de crónica sobre las muertas de Juárez (el de Víctor Ronquillo) y dos breves volúmenes de poesía. De este último género empecé con Todos los poetas son santos (FCE, 1987), breve poemario del colombiano Juan Gustavo Cobo Borda.
Suma apenas 38 piezas, todas breves. Eso es lo de menos, pues varios poemas tienen sobrado punch, un sabor a fatalidad que fatalmente me remite a la coyuntura actual de este país, México, atolondrado por enfermedades permanentes. ¿Cuándo saldremos del hoyo? ¿En dónde está la luz de nuestro túnel? Nos parecemos demasiado, por ello los desalentados versos del colombiano Cobo Borda le calzan tan bien a nuestra realidad. Leo los dos primeros poemas y con ese modesto ejercicio casi queda justificado todo el libro. Va “Colombia es una tierra de leones”:

País mal hecho
cuya única tradición
son los errores.
Quedan anécdotas
chistes de café,
caspa y babas.
Hombres que van al cine,
solos.
Mugre y parsimonia.


Otro (“Poética”):

¿Cómo escribir ahora poesía,
por qué no callarnos definitivamente
y dedicarnos a cosas mucho más útiles?
¿Para qué aumentar las dudas,
revivir antiguos conflictos,
imprevistas ternuras;
ese poco de ruido
añadido a un mundo
que lo sobrepasa y anula?
¿Se aclara algo con semejante ovillo?
Nadie la necesita.
Residuo de viejas glorias,
¿a quién acompaña, qué heridas cura?

jueves, julio 27, 2006

Blog del cronista

El doctor Sergio Antonio Corona Páez, cronista de Torreón, ha creado un nuevo espacio para asentar su trabajo como observador de la hora actual que vive nuestra ciudad. No sé si nuestras autoridades, empezando por el señor alcalde, se hayan dado cuenta ya de que Torreón tiene al cronista más autorizado de Coahuila y, por méritos académicos, con uno de los más destacados del país, pues no resulta nada extraño que, por mezquindad o por ignorancia o por las dos cosas juntas, se le regateen virtudes al verdadero talento local en el ámbito de las letras, la ciencia y las humanidades, lo que no suele ocurrir en las áreas del deporte y de los espectáculos.
Pero bueno. Además de su página personal (www.geocities.com/sercorona/cronic1) con acceso en la web del Instituto Municipal de Documentación de Torreón y Archivo Histórico “Eduardo Guerra” (www.torreon.gob.mx/imdt/index.php), el flamante blog (cronicadetorreon.blogspot.com) del cronista servirá para incorporar lo más fresco de su labor, como ocurre con el texto donde se consigna la nueva dirección del espectacular Museo Arocena, recinto que desde su misma gestación le da lustre a nuestra localidad; esto observa el doctor Corona Páez en el citado espacio de internet (“Un museo digno de una gran ciudad”):
“Nos enteramos por la prensa local que la Lic. Rosario Ramos Salas ha sido designada como directora del Museo Arocena de esta ciudad, el cual abrirá sus puertas al público próximamente. La Lic. Ramos Salas dirigió hasta hace poco —con solvencia profesional— el Museo Regional del INAH en Torreón.
La iniciativa y el impulso para el diseño y realización de este magno proyecto corresponde a la familia Belausteguigoitia Arocena, y particularmente al Ing. Eneko (de los mismos apellidos). Desde luego, estuvo de por medio el apoyo de la iniciativa privada, y de los sectores municipal y estatal, sin olvidar el de los ciudadanos que han contribuido de acuerdo a sus posibilidades.
El Museo Arocena le conferirá a Torreón la categoría cultural de una metrópolis, por la importancia, cantidad y calidad de las exposiciones que albergará. Prácticamente todas las etapas históricas de México estarán representadas, y muchas de las corrientes artísticas nacionales y extranjeras. Podremos contemplar obras de arte de los grandes maestros como podríamos hacerlo en El Prado (Madrid) o en el Metropolitan Museum (Nueva York).
Consideramos que la apertura de este museo será quizá una de las contribuciones más trascendentales para la elevación del nivel educativo y cultural de los laguneros”.

Omnipotencia

¿Vimos el miércoles 26 de julio la entrevista de Víctor Trujillo a López Obrador? Televisa aprovecha muy bien su omnipotencia: ningún político, mucho menos AMLO en este difícil momento, les dirá la verdad evidente: que Televisa es un medio de comunicación perverso, manipulador, hostil a la democracia, falso, inmoral, desinformador. El político que se atreva a decir eso, Lo Evidente, acabará hecho polvo por el poder abusivo de ese monstruo.
Mejor no buscarle ruido al chicharrón.

miércoles, julio 26, 2006

A claxonazo vil

Hago adobes en el verano vacacional. Estoy en Chihuahua, de paseo, y con laptop a la mano edito dos libros a destajo y transcurro mis horas en un escritorio cercano, a diez o quince metros apenas, de un comité distrital del IFE, el instalado en la colonia San Felipe. Frente a ese domicilio viven y duermen, con casas de campaña, los renegados de la coalición que vigilan a los militares que a su vez vigilan esa sede del IFE. Como en todo el país, las banderas amarillas de reclamo se han fijado con respeto a la legalidad pero no dejan de ser percibidas como levantiscas, como promotoras de violencia.
Apoyada por los medios nacionales, la lucha contra los perredistas también encuentra resonancia en ámbitos locales. En la capital de Chihuahua, por ejemplo, la Sección 42 del SNTE se sumó gordillistamente a la cargada en favor del respeto a las instituciones democráticas del país y añadió su enorme fuerza al llamamiento de Calderón en pro de la blancura. Los sentistas de Chihuahua mandaron colocar 500 mantas blancas en diversas oficinas y planteles escolares, todas con la leyenda “Alumnos y maestros queremos justicia, legalidad y paz”, y no parecen otra cosa que una confirmación de las negociaciones cupulares que hizo con el blanquiazul su abeja reina.
A decir del secretario general de la Sección 42, los maestros, “en coordinación con padres de familia y alumnos”, demandan “respeto a las instituciones por encima de intereses personales o de grupo, evitando poner en riesgo la paz y la estabilidad de nuestro país”. La tribu profesoral, marcada al rojo por el marrullero estilo de su cabecilla, empieza pues a rendir cuentas en esta “primera etapa” de su apoyo a Calderón.
Esta pequeña muestra de discurso “pacifista” se está imponiendo en todas las trincheras posibles, y ya surte algún efecto. La coalición que reclama con derecho es percibida en muchos casos como desestabilizadora. Sin embargo, aunque los maestros (con línea desde arriba) colocan mantas en las que se dicen promotores de la paz, tuercen la equidad al usar para fines muy parciales las edificios públicos que, se supone, son y simbolizan la mayor pluralidad, ya que allí estudian niños y jóvenes que a su vez son hijos de priístas, panistas, perredistas, apartidistas y todo lo que queramos agregar.
Pasa algo parecido con el plantón apostado frente al IFE. ¿Tienen derecho a estar allí los de amarillo? Todo el derecho. No obstante, son ellos los transgresores, los renegados, y a claxonazo vil uno de cada diez coches que transitan a su lado les reclama con feroces mentadas de madre. De nuevo me pregunto: ¿dónde están los pacíficos?

Dolina, Alejandro

Abro un breve paréntesis filosófico-humorístico-literario en medio de la batahola poselectoral.
La radio es hoy, en la triste mayoría de los casos, un simulacro de diálogo. Más allá de las emisiones que son evidentes y honestos foros para el ejercicio de la ñoñería, donde por ejemplo un chavo fresa (muy ingenioso) se trasviste vocalmente en vieja naca y donde una tipa naca se disfraza oralmente como locutora fresa (fallida), hay programas políticos o culturales en los que campea un humor chafa, un análisis desarticulado y una pobreza de vocabulario que testarudamente quiere pasar de fayuca con la etiqueta de periodismo “fresco”. ¿A quién desean engañar? ¿Cuándo han puesto en realidad cuidado en las palabras, herramientas insustituibles del diálogo radiofónico e impreso? Los he oído y cuento una tras otra las necias piezas discursivas que allí emiten, siempre adornadas con jajás y jejés útiles para que la gente diga “son muy desenfadados”, “no dejan títere con cabeza”, y que lo único que en realidad pretenden es ocultar su penoso vacío de contenidos.
Diferente es el caso de Alejandro Dolina, escritor/locutor argentino que en Buenos Aires conduce un programa de radio llamado La venganza será terrible. Dolina es un tipazo: escribe y habla con destreza y humor, con una falta de respeto total a la solemnidad y con un dominio apabullante del idioma. Citado por muchos, su enciclopedismo no tiene coto, pues lo mismo trata sobre pintores florentinos que sobre el último gol de Batistuta, todo metido en una especie de trapiche universal. Cito un fragmento de El libro del fantasma, obra donde plantea con novedad, entre otros asuntos misceláneos, el tema de la muerte (“Instrucciones para abrir el paquete de jabón Sunlight”):
“1. Busque la flecha indicadora.
2. Presione con el dedo pulgar hasta que el cartón del envase ceda.
3. Disimule. Soy un joven escritor que no tiene otra ocasión que ésta de conectarse con las muchedumbres. Usted finja que sigue abriendo este estúpido paquete y yo le diré algunas verdades.
4. Los vendedores de elixir nos convidan todos los días a olvidar las penas y mantener jubiloso el ánimo. El Pensamiento Oficial del Mundo ha decidido que una persona alegre es preferible a una triste.
5. La medicina aconseja cosmovisiones optimistas por creerlas más saludables. Al parecer, la verdad perjudica la función hepática.
6. Viene gente. Siga la línea de puntos en la dirección indicada por la flecha.
7. Escuche bien porque tenemos poco tiempo: la tristeza es la única actitud posible que los compradores de este jabón pueden adoptar ante un universo que no se les acomoda. Toda alegría no es más que un olvido momentáneo de la tragedia esencial de la vida. Puede uno reírse del cuento de los supositorios, pero éste es apenas un descanso en el camino. Uno juega, retoza y refiere historias picarescas, solamente para no recordar que ha de morirse. Ese es el sentido original de la palabra diversión: apartar, desviar, llamar la atención hacia una cosa que no es la principal.
8. Conversar de estos asuntos es considerado de la peor educación. Los comerciantes se escandalizan, las personas optimistas huyen despavoridas, los maximalistas declaran que la angustia ante la muerte es un entretenimiento burgués y los escritores comprometidos gritan que la preocupación metafísica es literatura de evasión…”.

Pacifistas rabiosos

Ciro Gómez Leyva dijo el lunes en la mesa de los periodistas de El cristal con que se mira que con la mano en la cintura el felipismo podía organizar concentraciones multitudinarias, de un millón o más, en el Zócalo, pero que tal vez ésa no era su estrategia en estos tiempos de turbulencia poselectoral. De inmediato, Marcela Gómez Zalce y Julio Hernández le manifestaron sus escepticismos: ¿de veras el PAN tiene el poder para convocar a cientos de miles? ¿No es otra la índole del simpatizante panista? Al final, es el vaivén de la charla, el tema se diluyó y quedó perdido entre otras discusiones.
No sé si el PAN pueda o no hacer lo mismo en materia de marchas y de mítines. No sé si sea o no su estrategia para la coyuntura actual y la que viene luego de que falle el Trife. Lo que sí sé es que su campaña también caldeó el humor de sus simpatizantes, quienes por todos lados espolvorean intranquilizadoras señales de rabia. La campaña de emblanquecimiento del país, para simbolizar que al PAN le interesa la paz y no lo contrario, ha llegado quizá con harta demora, y en eso debieron pensar cuando difundían los anuncios que más parecían película gore que propaganda electoral. Si de verdad anhelan el pacifismo y la diplomacia, los cabecillas del PAN hoy deberán luchar no sólo contra los adherentes del perredismo, sino contra sus propias hordas azuzadas por el rencor de bigotito en medio, nazi.
Para muestra, cuatro ejemplos que dan fe de la serenidad y la tolerancia de los felipólatras:
1. Desgarrados a cuchillo pelón, los viniles de apoyo a la causa del conteo voto por voto son evidencia de la barbarie y el clandestinaje en el que se mueve la madrugadora ultra.
2. “Cuando pegué la calcomanía a favor de AMLO en mi coche, descubrí la magnitud de la violencia de los simpatizantes de Calderón: me insultaban, se me cerraban, me hacían señas groseras” (Marta Lamas).
3. “La página de Internet que este tecleador puso en funcionamiento ha sufrido varios incidentes a lo largo de su corta vida. El más notable de ellos fue el bombardeo tecnológico intencional que la puso fuera de circulación algunos días (…) Algunos usuarios aseguran que esos obstructores forman parte de equipos asalariados de calderonistas que tratan de desalentar la participación en sitios cibernéticos que les son incómodos” (Julio Hernández López).
4. El humor fallido del “pragmático” Carlos Mota al pretender ridiculizar (ridiculizándose él con una fábula tan agresiva como bobalicona) a Elena Poniatowska.
Empecemos la suma. Los pacíficos son muy buenos para apuñalar. Qué sería si fueran violentos.

El lado gandalla

Atizada ahora por la polarización que impuso el PAN como arma de pelea proselitista, la toma de partido por la zurda es, para muchos, una cuestión de principios que proviene de la vieja izquierda mexicana. Así de simple. Primero los alborotaron llamándolos seguidores del peligro para México y ahora quieren que sin chistar depongan la combatividad y la defensa de un proyecto que, con errores y elementos inmediatamente expulsables como Núñez y Bartlett, no deja de contar con simpatizantes de estatura intelectual y política inencontrables en otras organizaciones. Pienso en Monsiváis, en González Casanova, en Drucker, en Pitol, en Poniatowska, en Del Paso, en Pérez Gay y en muchos otros intelectuales, artistas y académicos de valía.
Estar con la causa, pues, de la transparencia electoral que no se dio, oponerse a la viscosidad del conteo, es entonces una forma nada encubierta de colocarse al lado de ciertos excepcionales mexicanos y, en el envés de la moneda, significa también dar la espalda a muchos personajes que durante años no se han distinguido por servir al país, sino por servirse de él para convertirlo en un oximorónico cuerno de la abundancia tanto de riquezas para muy pocos, ellos, como de pobrezas para la mayoría. Si el 60% por ciento de nuestra gente está sumida en condiciones que van desde la pobreza a secas a la miseria extrema, no veo razón para estar, como en el poema de Benedetti, en el lado mezquino del espectro.
Acostumbrados a mandar y no a que los manden, los dueños del país han definido su postura, que es en el fondo una simple defensa de intereses económicos. De algo sirve pues la polarización, ya que ahora no hay ambigüedades ni medias tintas. Estar con quienes se niegan a la revisión plena del proceso electoral es estar con quienes se han caracterizado por ver crecer sus capitales en sentido inversamente proporcional al bien de la mayoría. Es estar, sin más, con los dueños materiales del país llamados Claudio X. González, Roberto Hernández y con todo el CCE y sus congéneres; es estar con los falsos guías espirituales llamados Norberto Rivera, Onésimo Cepeda y Juan Sandoval; es estar con los mandamases mediáticos Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas; es estar con los marrulleros políticos llamados Fox, Gordillo y compañía; es estar, simplemente, con Salinas de Gortari.
Tan sencillo como eso: estar con la falta de transparencia del proceso electoral es ponerse del lado gandalla, del lado de figuras nada cercanas a los intereses del ciudadano común y corriente, ése que debería vivir en un país equitativo y que sin embargo habita, cada vez más, en la zozobra.

miércoles, julio 19, 2006

Embestida

Rara semántica la del panismo: es violento hacer un tonto y esporádico falo con los dedos y no es violento el presidente en campaña, ni el desafuero, ni la guerra sucia, ni la intromisión empresarial, ni los enjuagues con la Gordillo, ni los enredos del IFE. Es, como diré en mi columna de mañana, un ejemplo típico de "pleito ranchero".

El discurso Ultra-D

Luego de las campañas, dijo ayer Calderón, llegó la hora de plantear acuerdos y de ceder el paso a la conciliación. Más allá de su forzado triunfalismo de presidente prematuro, esas convocatorias a la concordia suenan a vacilada luego de que su partido es el mayor responsable de la beligerancia en la que han caído los actores del conflicto poselectoral y sus simpatizantes. Si en casi todos los flecos de la realidad política hubo discrepancias entre los analistas y entre la ciudadanía, llama la atención que, en general, muchos expertos acepten que la propaganda más venenosa fue difundida por el PAN.
Cito sólo un par de casos de periodistas que no pueden ser identificados como pro-amarillos: poco antes de las elecciones Ciro Gómez, en su columna de Milenio, se sentía decepcionado del PAN por los turbios mensajes de su campaña. Semanas después, en la revista Proceso, Jorge Volpi habla de la campaña “infame” del PAN. Y así muchos, incluso algunos que con franqueza se oponen a AMLO, no dejan de reconocer que la campaña del candidato oficial atizó la llamarada del odio con un discurso inédito en la historia propagandística de México.
Luego de arrojar basura mediática, el “presidente” pide paz y concordia, como si sus enconados mensajes anteriores no hubieran existido. La pregunta sería ésta: “¿AMLO es o no es un peligro para México?” Si lo es, ¿por qué no insisten en seguirlo diciendo tal y como lo decían antes del 2 de julio? Si no lo es (como se deja inferir cuando en los primeros mensajes de Calderón, para verse estadista, coqueteó al Peje), ¿cómo es posible que la temible peligrosidad de AMLO haya desparecido de golpe el 3 de julio?
Por lo pronto, quince días después, ya hecho bolas el engrudo, el discurso Ultra-D ha vuelto a emitir signos de vida. Ayer lunes, en el noticiero de López Dóriga, un extraño espot apareció ante la vista de los televidentes. Todavía es tibio, pero ya enseña un origen oscuro. Su contenido es simple: tres funcionarios de casilla señalan que los votos fueron contados, ante los ojos de los representantes partidistas, “hasta tres veces” para que no hubiera dudas. Lo anómalo del caso, independientemente de esas opiniones, es la firma de las cuatro organizaciones que se hacen responsables del mensaje. Como en otras ocasiones, apenas duraron medio segundo al aire, lo que hace imposible leer de qué instituciones se trata. Con una toma fija se logró saber el nombre de dos: el Consejo Mexicano de la Juventud y Compromiso Joven. Arriba aparece la leyenda “La elección la hicimos todos. Por un México en paz”.
El discurso Ultra-D recomienza el tiroteo.

martes, julio 18, 2006

La marcha de los nacos

Dos o tres veces lo escuché: “Voy a votar por Felipe porque a mí me ha ido muy bien en este sexenio”. Con estas o parecidas palabras, mis interlocutores dejaban claro que, independientemente de lo que les pasara a otros, a ellos “les había ido muy bien”. Detrás de esas palabras vi más, mucho más que una pequeña visión de la realidad: ignoro si era una actitud generalizada, pero no dejo de creer que en expresiones como ésa se agazapa la diferencia entre quienes piensan en términos individuales y los que consideraron que su decisión tendría efectos colectivos.
Así, en corto, se ponía ante mí de manifiesto la percepción que durante el proceso electoral creció en torno a los simpatizantes de AMLO: son los nacos, esos mismos que luego del 2 de julio no quedaron conformes y hoy, a las 11 de la mañana, marcharán con toda su jodidez a cuestas desde el Museo de Antropología hasta el Zócalo.
A propósito de esto, el jueves pasado, en Reforma, Lorenzo Meyer publicó un brillante artículo donde toma como punto de partida una frase lapidaria contra los pobres del país, considerados por una diputada panista como “huevones”. La frase intenta destruir a la que sirvió de eslogan en la campaña de AMLO: “Primero los pobres”. Según Meyer, la diputada, triunfal ante el sonado triunfo de la dupla Calderón/Ugalde, sentenció: “Se acabó el ‘Primero los huevones’”.
El artículo de Meyer lleva precisamente ese título, y en mi blog, cuya dirección anexo al final de esta entrega, lo reproduzco íntegro. Para resaltar su pertinencia coyuntural, Meyer hace el sumario histórico de la actitud de los pudientes mexicanos ante la chusma, ante la bola de huevones cabrones que como parásitos nomás quieren vivir de gorra. Cito, como anzuelo, algunas ideas del historiador:
“La anónima diputada (…) dijo lo que bien pudiera ser un resumen de la posición y del sentimiento de superioridad moral de quienes conforman la derecha mexicana: ignorancia o renuencia a reconocer la naturaleza del problema social mexicano más insensibilidad y dureza hacia aquellos que ya consideran, una vez más, los vencidos. (…) La afirmación de la diputada panista significa, en primer lugar, que los pobres son naturalmente reacios a trabajar (de aquí en adelante se usará este término u otros similares en vez del empleado por la legisladora: ‘huevones’). Y el argumento implícito es claro: la causa de la pobreza es el gusto de los pobres por la holganza. Por tanto, si los panistas y sus simpatizantes se concentran en las zonas de los ingresos medios y altos —y así lo confirman los datos de las encuestas de salida tras la última jornada electoral (Reforma, 3 de julio)—, tales ingresos están económica y moralmente justificados por ser precisamente ellos, los sectores medios y altos, el mejor ejemplo de ‘la cultura del esfuerzo’; nadie tiene derecho a suponer que los intereses de una masa de indolentes pueda estar por encima de los de ellos, los realmente productivos”.
Hasta aquí Meyer. Invito a leerlo completo en mi blog mientras a estas horas los huevones, por miles y con todo derecho, exigen claridad. Sólo eso: claridad donde no la hubo.

sábado, julio 15, 2006

Maestra de maestras

Elba Esther Gordillo Morales merece una estatua ecuestre para que allí luzca su figura de amazona. Hasta el momento es el único ser humano sobre la tierra que ha retado abiertamente a Madrazo y lo ha vencido. Nomás por eso, los priístas deberían estar temblando, aunque por ahora noto que más bien andan de plácemes, algo confundidos eso sí, como cucarachas recién fumigadas pero en el fondo muy felices de saber que ya, por fin, bendito sea el altísimo y benditos los ángeles del cielo, el coágulo de Tabasco ya no amenaza más por allí. Labastida, Jackson, Beltrones, Danny DeVito Chuayffet mueven sus fichas para apoderarse de la estructura recién zarandeada y eso lo están haciendo sin público, sin reflectores, dado que los ojos del país están mirando hacia otro rumbo desde el 2 de julio.
La ganancia de la profesora chiapaneca no fue poca en las pasadas elecciones. De hecho, bien observado el producto que sacó en su inteligente redada, ella es hoy una de las más afortunadas: su pelele Campa sirvió de maravilla para simular una candidatura presidencial, golpeó al enemigo en el primer debate y al final inclinó el voto magisterial para Calderón y para el Panal el de candidatos a legisladores. A diferencia de su contrincante tabasqueño que del 2 al 3 de julio se convirtió, sin ser embalsamado, en un cadáver político, la primera profesora del país tiene ahora un capital que le permitiría jugar a lo que se le antoje. La expulsión es, en este contexto, una especie de pellizco queriendo matar a tremenda vaca.
Los muchos resentidos con Madrazo, quien tomó por asalto al PRI y amenazaba, de ganar la presidencia, revivir y revitaminar al vetusto dinosaurio, saben que la maestra Elba esconde, tras su fragilidad de señora convencional un tanto verdulera, a un animal político que no por nada controla al sindicato más poderoso de Latinoamérica. Descarada, sagaz y paciente como un arácnido, ella es un peligro para los grupos que hoy se quieren echar al PRI en un taco. ¿Y si la señora siguiera allí? Lógico: les comería el mandado a todos, pues fue la única que encaró a Madrazo y fue la que mejor maniobró con varios gobernadores del tricolor, así que pocas esperanzas habría de ganarle una partida aunque fuera de canicas.
Fresca, saludable, la maestra Gordillo recibió la noticia de su expulsión sin un ápice de intranquilidad. ¿De qué puede alterarse en este momento, si pasó por encima de su partido y demostró que sabe operar en lo oscurito con una solvencia incomparable?
A estas alturas, de todo el PRI, ella es la única que ríe con gusto. Ganó su desafío principal: madreó a Madrazo.

viernes, julio 14, 2006

Cansancio

Lo imaginado: Fox y el PAN le apuestan al cansancio de la gente, al desinflamiento de los entusiasmos colectivos. Hasta el momento no ha ocurrido así, la raza se mantiene atenta al desenlace del problema y ojalá el domingo se dé otra manifestación de repudio a esa maniobra que todavía no ha sido calificada oficialmente como fraude, pero que tiene toda la facha de serlo.

Amigos distantes

Reflexiono sobre un debate reciente compartido con una amiga a la que, como decían en las películas de Pedro Infante, le tengo ley. Mi aprecio por ella y mi respeto a su trabajo no sólo se lo he expresado personalmente, sino que en algunas ocasiones he escrito que para mí es una de las personas más competentes en su oficio. Ella lo sabe, y a su vez yo siento que de su parte sólo he recibido numerosas muestras de respeto y afecto. En virtud de esa amistad muy bien reciprocada por ambos, me llama la atención que, al ingresar en el pantanoso tema político, ambos, ella y yo, manifestamos en términos concretos, inmediatos, lo que en abstracto se ha dado en llamar “polarización”.
Creo no equivocarme si afirmo que en mi conversación política con amigos o parientes nunca sentí tanto apasionamiento como ahora. Por un lado, creo, eso es un buen síntoma de interés popular por los asuntos de carácter público. Gracias a tal radicalización puede ocurrir que nos informemos con los sentidos más atentos, pero también hay un riesgo: desbaratar cualquier posibilidad de razonamiento y caer en el fanatismo, en el deseo de aniquilar al enemigo.
Quiero suponer que para todos es claro que la tirantez de nuestro debate cotidiano sobre política tuvo un resorte fundamental en las campañas. Particularmente, y esto me resulta incontestable, el mayor detonador del crispadísimo clima que vivimos fue la propaganda en la que el PAN y el CCE atizaron la hoguera del terror contra la figura de quien representa “un peligro para México” y una especie de Hugo Chávez macuspano, respectivamente.
Luego de eso, un poco tardíos y como autodefensa mediático-electoral, los amarillos cooperaron con anuncios hiperbólicos donde destacaron los que vinculaban al candidato del PAN con Hildebrando. El resultado de ese fuego de trinchera a trinchera fue, como lo hemos visto en cualquier conversación de sobremesa familiar o cafetera, la polémica, el enojo con los amigos y hasta con los parientes que con enorme irresponsabilidad y desvergüenza no piensan como nosotros.
Ahora, ya con el Trife en sesiones y con marchas y con giras de agradecimiento, lo menos que podemos esperar es la distensión. Hubo tanta animosidad, tanta mentira, tanta exageración, que no hay forma de soñar en un futuro calmo mientras no quede perfectamente claro (no para unos, sino para todos) el resultado de la elección. Tengo la corazonada de que esto, lamentablemente, va para largo y todos seguiremos con la guardia en alto para boxear incluso contra las personas a las que queremos. El precio que ahora debemos de pagar es la demora de la reconciliación.

jueves, julio 13, 2006

Forza naca

Tomé este artículo de la web www.senderodelpeje.com. Ellos a su vez lo descolgaron de Reforma. Creo que el texto condensa perfectamente las dos caras de la polarización. Meyer, más ducho para escribir que para hablar, les surte aquí una felpa a los mexicanos de angora. Esta informada opinión me recordó la última vez que estuve rodeado de empresarios, eso en un programa de televisión: los señoritos no dejaron de insistir que ellos son quienes "arriesgan" y "producen la riqueza". Con esa visión del mundo qué se puede esperar. No hay diálogo posible con estos especímenes. Fuera del golf, la fanfarronería y la rapacidad, no saben hacer nada.

¿¡"Se acabó el 'Primero los huevones'"!?

Lorenzo Meyer

El corazón de la disputa
De acuerdo a la crónica de Diego Osorno sobre lo ocurrido en la sede del Partido Acción Nacional el 6 de julio, una anónima diputada de ese partido sintetizó así el significado real del resultado del conteo de las actas electorales que puso a Felipe Calderón por delante de Andrés Manuel López Obrador por sólo un 0.58 por ciento: "Se acabó el 'Primero los huevones'. Ahora vamos a darles un empleo y ponerlos a trabajar". La diputada respondía así, con sorna, al eslogan que había quitado el sueño a las clases dominantes de México y que fue el corazón de la campaña de su adversario: "Primero los pobres" (Milenio Diario, 7 de julio).
La anónima diputada (¿qué diputado mexicano, finalmente, no es anónimo?), arropada por los suyos en ese momento de euforia, dijo lo que bien pudiera ser un resumen de la posición y del sentimiento de superioridad moral de quienes conforman la derecha mexicana: ignorancia o renuencia a reconocer la naturaleza del problema social mexicano más insensibilidad y dureza hacia aquellos que ya consideran, una vez más, los vencidos. Sin duda hay excepciones a esta generalización, pero la posición de la derecha no la moldean las excepciones.

Contraargumentos
La afirmación de la diputada panista significa, en primer lugar, que los pobres son naturalmente reacios a trabajar (de aquí en adelante se usará este término u otros similares en vez del empleado por la legisladora: "huevones"). Y el argumento implícito es claro: la causa de la pobreza es el gusto de los pobres por la holganza. Por tanto, si los panistas y sus simpatizantes se concentran en las zonas de los ingresos medios y altos —y así lo confirman los datos de las encuestas de salida tras la última jornada electoral (Reforma, 3 de julio)—, tales ingresos están económica y moralmente justificados por ser precisamente ellos, los sectores medios y altos, el mejor ejemplo de "la cultura del esfuerzo"; nadie tiene derecho a suponer que los intereses de una masa de indolentes pueda estar por encima de los de ellos, los realmente productivos.
Argumentar en contra de semejantes supuestos se puede hacer desde múltiples y diferentes ángulos, pero no es este el lugar para intentar una lección sobre la naturaleza del mercado, del trabajo y de sus remuneraciones en una sociedad capitalista. Basta señalar que los múltiples estudios sobre la historia del trabajo en México —como la del resto del mundo—, y que evidentemente nunca han sido consultadas (o comprendidas) por la diputada panista, muestran cómo, por ejemplo, en el siglo XIX, los obreros urbanos, entre los que se encontraban niños y mujeres, trabajaban de 12 a 15 horas diarias y nunca ritmo tan inhumano les permitió superar su pobreza abismal. Hoy, nadie podría negar lo agotador y brutal de la tarea de los rarámuri en Chihuahua, pero ese enorme esfuerzo por arrancar la subsistencia a las zonas inhóspitas a donde ha sido relegada esa etnia (esfuerzo muy superior al de cualquier diputado) no impide que, en conjunto, los rarámuri sean hoy pobres entre los pobres mexicanos. En los últimos 100 años, son los más humildes los que han emigrado en mayor número a Estados Unidos y han sido absorbidos con avidez por la economía norteamericana justamente porque tienen una notable voluntad de trabajar duro y bien si las condiciones lo aconsejan.
En contraste, la mayoría de los ricos en México lo son porque no nacieron pobres. Muchos heredaron o consiguieron vía matrimonio su capital inicial, contaron con una educación formal e informal adecuada y con conexiones familiares o sociales que les ayudaron. Y, sin lugar a dudas, casi todas las grandes fortunas mexicanas tienen en su origen conexiones políticas. En varios casos son las ligas con el poder —información privilegiada, contratos, concesiones, venta de empresas paraestatales—, lo que explica, al menos en parte, la existencia de las fortunas notables.
En este siglo XXI cualquier persona cultivada y no atada a prejuicios clasistas, sabe que la causa principal de la pobreza no es el gusto por el ocio —indolentes los hay en todas las clases sociales— pues los desamparados son quienes menos pueden darse el lujo de negarse a laborar. La causa principal de la pobreza es la desigualdad, las desventajas iniciales y falta de oportunidades que ésta genera. Si el grupo al que la diputada panista pertenece no atina a comprender lo anterior, entonces estamos frente a un caso irremediable de inopia mental y moral.

El origen histórico de la idea
Tras la conquista, el dominio español y la introducción de su peculiar capitalismo, surgieron crisis periódicas en la agricultura colonial que echaron de sus comunidades a multitudes indígenas que migraron a pueblos y ciudades donde combinaron trabajos eventuales con la mendicidad y el robo. Estas "clases peligrosas" fueron objeto de desprecio, ínfimas ayudas y mucho control policiaco.
En el México colonial, a lo largo del siglo XIX y hasta los inicios del siglo XX, las buenas conciencias que poblaron los cuerpos legislativos y los gobiernos locales -los antecesores de la diputada panista- pretendieron resolver parcialmente el problema de los pobres con leyes contra "vagos", "mendigos", "viciosos", "mal vivientes" y "amancebados". Así, las víctimas de la destrucción del orden original y del gran despojo posterior se vieron en un callejón sin salida: los culpables de su "ocio" eran ellos mismos y, por eso, las clases dominantes les aplicaron leyes que no remediaron su situación pero en cambio sirvieron para enrolarlos, a partir de los 16 años, en el Ejército, o enviarlos a casas de corrección, a obrajes, a haciendas de labor, fábricas, talleres o proyectos de colonización. Corregir a los vagos —entre los que se incluía no sólo a los sin trabajo sino a los que iban de pueblo en pueblo con instrumentos musicales, animales adiestrados o juegos de suerte o azar, o bien, en los 1920 en Chiapas, a los curas "que ejerzan sin autorización legal"— por la vía del castigo fue la excusa de las clases dirigentes para calmar su conciencia y no asumir responsabilidades. Sólo excepciones, como Francisco Zarco, sostuvieron que la "vagancia" no era un problema del carácter del individuo sino del orden social imperante (véase a Romana Falcón, México descalzo, 2002).

El viejo espíritu sigue vivo
La diputada panista a la que no le gusta el "Primero los pobres" ya no dispone, como sus antecesores, de instrumentos legales para hacer que los actuales "vagos" vayan a parar, por ley, a sitios donde, en vez de ayudas les espere el trabajo. Sin embargo, y según ella, con el triunfo de la plataforma de su partido, "vamos a darles un empleo y ponerlos a trabajar". En primer lugar, el "vamos a ponerlos" es sólo una fantasía de su grupo, pues hoy al ciudadano mexicano nadie "lo pone" a trabajar; el trabajo forzado ya es historia y está por verse si un gobierno panista es capaz de generar empleos.
El PAN ha estado en el poder desde el 2001 y desde el inicio del sexenio prometió hacer crecer al PIB al 7 por ciento anual y crear al menos 1 millón de empleos en cada uno de esos seis años, pero finalmente no lo cumplió. Según las cifras oficiales, del 2001 al 2005 el crecimiento anual del PIB fue de apenas 1.9 por ciento y el per cápita de un magro 1 por ciento. El empleo en la manufactura disminuyó en 15.9 por ciento y los nuevos asegurados en el IMSS —un índice de creación de empleo formal— fueron, en promedio, apenas 300 mil al año. Todo un fracaso, compensado por empleos informales y la migración a Estados Unidos.

Sal sobre la herida
Hoy, la atmósfera política está cargada en extremo; el enojo y frustración de los votantes de izquierda está a flor de piel, tanto por la pérdida de la gran oportunidad de cambio por apenas el 0.58 por ciento de los votos como por la forma como la derecha condujo su campaña contra el "Primero los pobres": intento de desafuero de AMLO, propaganda negativa basada en el miedo, activismo partidista desenfrenado del Presidente, uso de los programas sociales (44 por ciento de los beneficiados por el Seguro Popular votaron por el PAN y sólo 26 por ciento por el PRD), la intervención directa del Consejo Coordinador Empresarial a favor de Felipe Calderón, etcétera. En esas condiciones lo menos indicado es un discurso que refleje los prejuicios peores de la derecha, que son sal sobre la herida.
Expresiones como "Se acabó el 'Primero los huevones'" ponen en duda el supuesto propósito de reconciliación del panismo con los votantes de izquierda y sí, en cambio, hacen que el sarcasmo se tome como el resumen y la explicación de la naturaleza real de la gran división histórica de México, que hoy pareciera que se nos vuelve a venir encima.

Moda política

Moda que más bien es finta para sumarse con mayor tranquilidad al coscorroneo, haber votado por AMLO es hoy para muchos un motivo de arrepentimiento. Cuantos articulistas van que, con la barbilla hundida en el pecho, nos confiesan su pecado nefando del 2 de julio: “Mamá, soy Paquito, voté por el Peje, ya me arrepentí y no haré travesuras”. Así suena, infantil, esa confesión de elector decepcionado porque ahora ven cómo su candidato los traiciona con zocalazos y marchas nacionales. Tienen todo el derecho del mundo en sentirse como quieran y en confesar el error civil como si fuera una trasgresión a la tabla mosaica, pero que le bajen a la decepción. Yo voté por el doctor Simi y sigo convencido de que ese hombre es el héroe que la patria necesitaba para hacer de México un país similar a Japón o a Suiza. Similar, al menos similar, pero sin botarga.

miércoles, julio 12, 2006

Véngache pa'cá, papá

"De acuerdo con las percepciones salariales de los consejeros electorales —161 mil 947 pesos netos al mes—, los dos meses de compensación implicaban ya un bono de 323 mil 894 pesos, que no fueron considerados suficientes y se añadió a cada uno una nueva partida de 80 mil 973, con lo que percibirán 404 mil 867 de compensaciones por su desempeño en este año electoral, lo que implica, en conjunto, una erogación de 3 millones 643 mil 803 pesos, tan sólo en los consejeros electorales", dice La Jornada en su nota principal de hoy.
Qué duda cabe: los consejeros electorales son funcionarios rabiosamente juaristas. ¿Por qué lo digo? Porque la "justa medianía" les hace lo que el viento al Benemérito.

Fox critica el fraude electoral

En la gráfica, Vicente Fox —sentado en su curul de San Lázaro, barbado y siempre de botas campiranas— reniega con toda fuerza contra el fraude electoral de 1988. Estaba en su breve etapa turística dedicada al patriotismo. En su pecho: “NO AL FRAUDE / FARSANTES”; a su lado: “FUERA PORROS”; en su frente, una boleta electoral.

Goles por la imposición

Ahora resulta que habrá un partido de futbol y todos lo obligan a decir que sí, que respetará el resultado pase lo que pase. En sí misma, la insistencia parece sospechosa, como alimentada no por el ideal caballeresco de las justas, sino por un sórdido propósito ulterior. Y sí, así es: el partido de futbol se celebra y hay incontables codazos, zancadillas, patadas, insultos, escupitajos del equipo cercano al presidente de la Liga. El árbitro, mientras eso ocurre, lejos de amonestar pasa de largo los atropellos y se apresura a pitar el final del cotejo, a declarar ganador sin más averiguatas. Luego del choque, el injustamente derrotado se queja, despotrica, convoca a su afición para impugnar el resultado. Mientras, los que antes del juego le solicitaron un compromiso al “perdedor” (la aceptación del resultado) en vez de ver las evidencias, el ridículo conteo de goles, lo regañan por no cumplir con su palabra. Como en el futbol italiano, en nuestras elecciones la mafia es la que manda.

Polarización

Italia ganó el mundial 2006 a Francia. George Bush es el presidente de EUA. Adal Ramones es el conductor de Otro rollo. Paco Stanley fue acribillado en una calle del DF. Manolo Martínez fue torero. Puedo enunciar otras mil verdades evidentes y nadie tendría por qué alarmarse. ¿Y si digo que México es un país muy rico donde hay escasos privilegiados y millones de parias? No, no hay que decir eso, pues no es de buen gusto y además corremos el riesgo de la polarización, del encono social. Absurdo: los privilegiados son tan privilegiados que toman como ofensa que los llamen privilegiados. Como es la costumbre actual (viejito= adulto mayor), hay que buscarles un eufemismo: privilegiado = persona que merece una vida especialmente opulenta por la gracia de dios y de la creación de empleos.

Un Aleph electoral

En su más célebre cuento, Borges visita la casa de Carlos Argentino Daneri, un poeta decididamente menor y harto ridículo. El personaje narrador aprovecha el acceso a la casona para recordar a la ya muerta Beatriz Elena Viterbo, mujer a la que amó durante su juventud. En cierta ocasión, Daneri le informa la posesión del Aleph, un punto luminoso del universo en donde convergen todos los puntos de manera simultánea.
Ese relato archifamoso hospeda muchas metáforas. Una de ellas, lo sabemos, es la que sugiere el ideal del “pensamiento compacto”. Mientras la mente humana se puede ocupar de un solo pensamiento o idea en un mismo instante, el Aleph los abraza a todos simultáneamente. Nada se le escapa, todo está allí, perfecto y deslumbrante.
Parto de la literatura, de la pobre literatura, para comentar que cuando examinamos las elecciones del 2 de julio solemos analizar sólo las elecciones del 2 de julio, como si ese hecho estuviera desprendido del tiempo y del espacio, como si no tuviera antecedentes que lo peculiarizan y que ayudan a entender el anómalo desempeño que tuvo el IFE.
Antes y después de la jornada electoral hay indicios suficientes para desaprobar el resultado o, cuando menos, para sospechar que allí no hay precisamente manos limpias. Si tuviéramos un Aleph electoral que nos ayudara a ver, al unísono, toda la actuación del presidente Fox, veríamos que ofrece dos comportamientos recurrentes, infalibles: a) nuestro mandatario ha querido descuartizar a AMLO; b) el Estado participó ilegalmente, y participa todavía, en el proceso electoral.
¿Por qué creer en un vaciado de números tan sospechoso tanto en el PREP como en el cómputo distrital, si ya antes hubo ostensibles deseos de aniquilar al mismo contendiente al que hoy, no sin heroísmo, “vencen” por una nariz? ¿Sirve de algo recordar que el mismo sujeto que hoy llama “renegados” a quienes sólo organizan la exigencia de un derecho, también emprendió un grosero plan de desafuero, una campaña de declaraciones sobre la continuidad del modelo, un uso clientelista de los programas y del padrón de Sedesol, una improvisada retahíla de conferencias mañaneras para untar alcohol y, de remate, una campaña electoral contigua a la del candidato michoacano? Ver en conjunto el proceder de Fox, observarlo como en un Aleph borgesiano, mirarlo desde que comenzó su rencor caníbal hasta la desvergonzada declaración de ayer en Guanajuato, nos ayudará a entender por qué el “estrecho margen” es cuestionable. Todavía, incluso en el marciano caso de que ese “estrecho margen” sea real, no sé de qué pueden enorgullecerse los falangistas mexicanos.

martes, julio 11, 2006

Sáquenme de la duda

¿Es cierto que la revista Forbes ya publicó una felicitación a Calderón Hinojosa?

Relectura

He releído el texto de Toby Krauze y el de Monsiváis; ambos aparecieron el domingo 9 de julio en el mismo diario. Basta juzgarlos por la eficacia del humor: uno, el del cronista chilango, asordinado, barroco, sutil, agudísimo; el otro, despatarrado, evidentote, bobo, mamilas. Es como comparar a Chaplin con Pedro Weber Chatanooga.

Ganó la fealdad

Italia, con un futbol muy parecido al judo, ganó la copa del mundo en Alemania. No sé qué decir. Fue una final más aburrida que un concurso de chistes entre Zedillo y Calderón. Duelo de bostezos.

Zuckermann

Son tres politólogos brillantes, todos provenientes de buenas familias. Dos de ellos llevan apellidos famosos, aunque supongo que a mí no me gustaría llevar después de mi nombre ese lastre priísta. Son Jesús Silva-Herzog Márquez (no pierde el Herzog, claro, porque es lo que le da caché) y Federico Reyes Heroles (no pierde el Heroles, claro, porque es lo que le da caché); los acompaña un pelirrojo de nombre Leo Zuckerman, quien habla un poco tartajosamente, con la boca salivosa, y es incisivo. Los tres entrevistan a un experto en leyes electorales del ITAM (Fernando Franco, se llama) y el diálogo fluye con mesura, con claridad, sin sobresaltos e incluso se nota que no están allí para pulverizar al Peje, como ocurre en casi todos los programas, por ejemplo, de TeleFórmula. En una de esas, Zuckermann toma la palabra y cuestiona: “Como politólogo pregunto por qué son impugnadas las elecciones para presidente y no las de senadores y diputados…”. Lo de menos, por ahora, no es su inteligente duda, sino el hecho de decirse “politólogo”. Suena fanfarrón, como decir: “Como intelectual pregunto…”, “Como polígrafo pregunto…”, “Como erudito pregunto…”, “Como sabio pregunto…”. Cada quien que se crea lo que quiera, pero decirse a sí mismo “politólogo”, supongo, es como cuando Bobby Larios dice: “Como artista pregunto…”.

lunes, julio 10, 2006

Mandatario

"Créanmelo, por más que haya renegados la nación va avanzando y todos estamos poniendo nuestro granito de arena para que este sea un México a la altura de las aspiraciones del pueblo de México". Es tan obtuso que reduce a berrinche uno de los desafíos más importantes para la democracia mexicana en toda su historia. Todavía me lo pregunto: ¿cómo pudo ganar este hombre en el 2000?

Saldos de campaña

Finalmente, luego del conteo, Patricia Mercado, candidata del PPS, logró el registro de su partido. Su estrecha pelea contra el candidato del PARM, Roberto Campa, nos da una idea de lo reñida que puede ser la lucha entre la morralla política paraestatal.

El estadista

Ahora muchos revaloran el papel egregio de Zedillo cuando declaró la victoria de Fox. Lo elogian, lo recuerdan casi con veneración hindú, como si aquella no hubiera sido una transición pactada. Aceptar a Fox era lo mismo que aceptar a Labastida, como hoy aceptar a Madrazo hubiera sido igual que encumbrar a Calderón. El asunto es no molestar a la IP.

Un triunfador

Circulan como nunca las publicaciones que nos dan noticia de la gente bonita de México (Caras, Quien). Una de ellas, lagunera, lleva el cabezal Players of life. La acabo de recibir gratuitamente (ignoro por qué) en mi casa, y es tan vacua que una hojeada basta para conocerla íntegramente. Lo más vaciado es su portada: como la tesitura de la revista es asentar en su carátula a un “triunfador”, en su quinta edición aparece allí (fanfarrias del Tío Gamboín)) Pedro Ferriz de Con, el locutor de radio. Debajo de su nombre brilla la frase más tonta que he leído en el año: “Una voz incansable de la democracia”. Eso es Players: estulticia bien impresa, escoria lujosa. Lo más lindo de todo es el diamantito que figura metido en la “P” mayúscula del cabezal. Caray, un diamantito, qué imaginación. Me recuerda el logo de Taquerías La Joya.

Carlos, Neto y Madrazo

Fui de los que vieron y oyeron a un Madrazo muy amenazante cuando se acercaba el 2 de julio. Quedamos tan traumados con la tiranía priísta que tras las declaraciones de Madrazo sospechamos un posible resurgimiento de esa lacra. Pero no, el tabasqueño quedó más apaleado que Memín Pingüín (con diéresis) cuando los gringos se dieron cuenta de que existía. Su cara en la noche triste de las elecciones era el vivo ejemplo del tipo que se acaba de tropezar y se levanta sonriente para que sus testigos vean que no le pasó nada. Alguien dijo que ese rostro era idéntico al de Titino, el mítico muñeco del ventrílocuo llamado Carlos (quien además manejaba a otro monigote llamado Neto). Luego, el lunes 3, Madrazo apareció con un horrible saco de cuadritos, y con eso me quedó claro que en efecto en eso se convirtió el candidato del tricolor: en un penoso mono de ventrílocuo.

El privilegio de mentir

Basura. Menos que basura: mierda. Acaba de terminar "la primera temporada" de El privilegio de mandar, el programa "cómico" que habilitó Televisa para hacer de las suyas durante el proceso electoral. Con el objetivo de no romper con su esquema, todo fue humor chafa en su última emisión, pero en sus minutos finales remató con una mezcla de parodia y freudiano acto fallido. Luego de hilar varios fragmentos sin gracia, el programa desembocó en la entrevista del López Dóriga postizo con "Calderón". En el diálogo, el panista asegura que va a tender la mano a sus contrincantes, y entre broma y broma señala que retomará las ideas vertebrales de Mercado, Campa, Madrazo, AMLO y hasta del doctor Simi (cuando dice esto se supone que debemos reír). Termina esa secuencia y vamos a la casa de AMLO, donde el pobrecito Peje se jala los pelos e iracundo le dice a Jesús Ortega que convoque a un mitin en el zócalo. Tras un corte, AMLO habla para diez o quince gatos (nótese el realismo) y les tira un choro incendiario, quejumbroso, ridículo. En el público está Carlinflas, el personaje que hace ese enano ñetas llamado Carlos Espejel. Alebrestado por el discurso del Peje, Carlinflas le pide el micrófono y se dirige a la "multitud". Es entonces cuando llegamos al clímax de la serie: el peladito pierde su cantinflesca retórica y de golpe su mente se articula para regañar a AMLO y restregarle un mensaje concientizador; la idea eje de este improvisado tribuno es misteriosamente la misma que maneja el PAN: no podemos poner en duda la honorabilidad de los ciudadanos que participaron como funcionarios de casilla durante la elección. Dijo otras linduras, todas con una elocuencia que parece redactada por el auténtico López Dóriga. Y allí terminó esa porquería, la parodia que se parodia a sí misma, la caricatura humorística de una empresa de comunicación depravada, cínica

Llamada misteriosa

Transcribo la grabación que me filtraron:

Voz 1: ... ¿cómo va eso, Luis?
Voz 2: Bien, señor, muy bien. Todo en calma hasta el momento.
V1: Ah, excelente. ¿Cómo a qué hora deberé salir?
V2: Se supone que a las 11 debo salir yo, señor. Luego de eso recomiendo que usted aparezca una media hora después.
V1: ¿Y por qué media hora después?
V2: Para que se vea bien, como que usted me oyó y luego opina.
V1: Bueno, pero ya tengo el discurso, qué caso tiene entrar media hora después...
V2: Cómo usted diga, señor. No es tan importante, digo, lo que la gente espera es mi...
V1: Ya, no se preocupe, Luis. Salga usted a las 11 y luego yo veo lo mío. Recuerde que lo importante es el miércoles...
V2: Sí, señor, el miércoles...
V1: Bueno, Luis, lo veo a las 11 en la tele.
V2: Gracias, señor, todo va bien, en calma, no se preocupe, su país está bien informado...
V1: Lo veo a las 11, pues...
V2: A las 11, señor, sí...
V1: Bueno...
V2: Bueno, hasta luego, señ...

Aquí se corta la llamada.

Fuerza Fresa

Entrevistaron en Olla de grillos, programa de televisión del Canal 9 de Torreón, a los flamantes diputados federales Carlos Bracho (clon de Alberto González Domene, pero joven) y Jesús de León Tello, ambos del PAN. No es por prejuicio, pero qué bárbaros: hablan como dos cherris en una mesa de Don Quintín. Junto a ellos, el Pirrurris de Luis de Alba se comporta como si fuera Juan Camaney. Y pensar que con esas vocecitas nos defenderán en San Lázaro. Qué vergüenza. Por favor, que cobren como legisladores, pero que jamás suban a la tribuna. Si lo hacen, correremos el riesgo de que todos piensen que en La Laguna hablamos así. No es justo, no es justo.

Pompín Iglesias opina sobre las elecciones

Elba Esther Gordillo, Luis Carlos Ugalde, Vicente Fox, Marta Sahagún, Pedro Cerisola, Eugenio Hernández, Felipe Calderón, Emilio Azcárraga, Roberto Campa, Joaquín López Dóriga y muchos más: ¡qué bonita familia, qué bonita familia!

domingo, julio 09, 2006

Lecciones de Toby

Toby Krauze sigue emitiendo flatos analíticos en su espacio periodístico. No puede ser de otra manera, pues su capacidad no da para más y de paso no lo necesita: escribe lo que nuestra aristocracia lechera siempre espera de él. Lo comentaré con calma mientras avanza la semana. Sólo unas preguntas de adelanto: ¿cómo puede tener capacidad de síntesis un meco que para titular sus columnas ordinariamente usa un párrafo mamón? A la vuelta de su página aparece Monsiváis y uta, qué diferencia. Junto al Monsi, nuestro coterráneo Toby Krauze parece el idiotazo del pueblo. ¿Y su empleo del lugar común? Apenas ha escrito diez líneas y ya lleva tres frases cliché. Babotas.
Una preguntita extra: ¿alguien ha visto alguna vez que Toby critique a cualquier funcionario local? Pues no. Él es especialista en criticar a Stalin, Hitler, Somoza, Fidel, Clinton, Maximiliano, Juárez, Napoleón, López Portillo, Atila, es decir, personajes que ya no le pueden contestar. En pocas palabras escribe en parábolas, para no comprometerse. El tipo es un panqué Bimbo más antisolidario que George Bush. No por nada se gasta la fama de no obsequiar a nadie ni un cigarrillo. ¿Alguien lo duda? Se cree el prócer de las letras locales y ¿cuántos renglones ha escrito y publicado para estimular a un joven escritor? Esta es la respuesta: cero. Su mezquindad es cabal.
Y ojo: ciertos lectores criticarán el uso de insultos dedicados a nuestro querido Toby. ¿Y qué hace él? Sobre los inconformes con el cómputo, señala: “… algunos cavernícolas dicen que hay que contar de nuevo”. Superpendejísimo muchacho. Es como un simio con toga y birrete.

La ruta de la anulación

En política nada es gratuito. Cuando comenzaron a circular las exigencias del conteo voto por voto, el plan de ataque definitivo contra López Obrador arreció a todo trapo. Con apresuramiento inverecundo, Luis Carlos Ugalde, las autoridades del blanquiazul, el CCE, el clero barrigón, Fox, Bush y sobre todo los medios nacionales comandados por ese quarterback de la mentira llamado Joaquín López Dóriga se dieron a la tarea de propalar la falacia de que Calderón ya ganó, pero con la imaginación puesta en el peor de sus escenarios posibles nunca dejaron de señalar (sobre todo Germán Martínez, del PAN) que la apertura de los paquetes electorales podía motivar “la anulación de los comicios” (ellos son los únicos que han dicho eso). Si tal tragedia llegara a ocurrir, insistieron, la culpa sería de los intransigentes que no aceptan su derrota pese a la nobleza de los funcionarios electorales y pese al civismo de los electores.
A la luz de los hechos, el PAN mantiene inteligentemente viva, aunque en sordina, la patraña de anular las elecciones por una razón simple: en este momento es su única puerta de escape más o menos decorosa. Veamos por qué. La disyuntiva es contar o no contar. Si ocurre lo primero, que es lo que desea el PRD, saldrá a balcón la verdad, el fraude aritmético que el Estado se despachó entre el 2 y el 6 de julio. Eso sería como incrustar una carga de dinamita en el culo no sólo del partido “ganador”, sino también del IFE y del gobierno foxista. Quedarían tan exhibidos que ya no confiarían en ellos ni sus madres, con lo cual sería imposible su triunfo en nuevas elecciones por la presidencia. De ahí que, para el gobierno y para el PAN, contar voto por voto sea un suicidio y su esperanza radique en frenar en seco dicha posibilidad.
Pero hay un problemita: ¿qué se puede hacer en caso de que el PAN en efecto logre impedir el nuevo conteo y con eso atice la hoguera de la inconformidad? Aquí entra en juego la radicalización y la capacidad organizativa de los perredistas. Si los amarillos logran mantener la movilización y fortalecer la duda sobre el resultado, al PAN y al gobierno que lo ampara no les quedará más opción que suplicar la anulación de las elecciones. Para ellos, el quid es no pasar por la apertura de los sobres, dado que la sola anulación les daría hasta esperanzas de triunfo en una jornada electoral extraordinaria.
En suma: lo único que puede deshacer el impasse es la anulación, una brecha que no favorece plenamente a los dos partidos en pugna, pero que tampoco los hunde.
Mientras eso pasa, “los ganadores” confiarán en la desorganización y en el desaliento de la base popular perredista. Por ello es fundamental el discurso triunfalista del PAN en la tv, por un lado, y, por el otro, la frenética insistencia del PRD para que sus simpatizantes no ingresen al túnel de la desmoralización.
Como decía Bob Canel (cronista de box con maravilloso acento cubano) cuando terminaba cada round: “No se vayan, que esto se pone bueno”.

sábado, julio 08, 2006

Versallesques

Ni Fox ni el PAN ni el IFE han medido el tamaño de su pillería. ¿Pueden detener a toda esta gente? El asunto es parecido al 88, pero hay un leve detallito que les faltó considerar: no es ya el 88.
Como en el caso del desafuero, Fox anotó un autogol de chilena. En cambio sus opositores se están viendo versallesques.

López Dóriga

Hubo un momento en la madrugada del 6 de julio en el que no fue parecido, sino idéntico al Jacobo de las épocas más negras. Sólo le faltaban los audífonos de concha y la tremenda erudición.

Cárdenas, ah Cárdenas

Aunque hubiera sido maravilloso que participara un poco antes, nunca es tarde para que se sume al ataque. Su artículo para La Jornada del viernes 7 de julio hace planteamientos que por lo menos deben ser escuchados. Sus dos parrafitos esenciales dicen esto:
“A quien más conviene la transparencia es a quien gana la elección. La certeza en el resultado se traducirá en el reconocimiento colectivo de la legitimidad del gobernante y en un indispensable respaldo social, que permitirá sacar bien la tarea.
Sin haber incurrido en falta, quien se resiste, quien se opone a despejar dudas, despierta sospechas innecesarias”.
Pero el PAN no despejará dudas. Aceptar la apertura de los sobres sería un harakiri.

Creí que era hipérbole

Cuando los asesores nazis del nazificado PAN comenzaron a difundir los espots donde López Obrador aparecía como peligro para México, pensé que sólo se trataba de una hipérbole propagandística, de una exageración para asustar a nuestra población subeducada. Ni ellos lo creen, pensé. Pero visto el crimen de lesa democracia que acabamos de presenciar en las elecciones ya me quedó claro que los tipos hablaban en serio. AMLO sí era para ellos un peligro, de ahí la necesidad de destruirlo. Con esto recordé una de las características más recurrentes en los sujetos de la ultra: su falta de imaginación, su deseo permanente de aniquilar al enemigo cueste lo que cueste. Cuando dicen que algo “es un peligro” no metaforizan; están hablando literalmente y se dedican a polverizarlo. Estos tipos no se andan con bromitas.

Verdad incontestable

Siempre lo he dicho: Víctor Trujillo es un payaso.

Sapito intelectual

Por dos razones es innecesario traer el nombre de quien hablaré. Se trata de un “intelectual” más o menos famoso en La Laguna, un sapito célebre por su identificación con el pensamiento ñoño de nuestra fanfarrona pequeña burguesía. No menciono a este mutante de Toby con átomos de Enrique Krauze porque
a) Nunca ha tenido ideas propias, sólo ocurrencias, por lo que da exactamente lo mismo mencionarlo o no.
b) Tiene estrechos contactos relacionados con hombres que pueden afectarme laboralmente.
Según sé, este pedazo de tamal tiene varios espacios en los medios de comunicación regionales. Hace poco lo escuché y, como siempre, quedé azorado por su simplonería y por su abuso del lugar común. Entre paréntesis debo decir que mi amigo Ray Tuda y yo casi defecamos de risa al comentar las estupidísimas opiniones de Toby Krauze, como le decimos. Pues bien, ¿qué expresó dicho tarolas el 7 de julio de 2006? Lo cito de memoria.
a) Sostiene que él nunca creyó que AMLO fuera un peligro para México, sino a lo mucho “un estorbo”. Pasadas las elecciones afirma contundente, sereno, racional, que él no se tragó aquella especie, pero seguro nunca evidenció tal muestra de lucidez antes del 2 de julio. Mañoso o tonto (mañoso y tonto), jamás cita ni censura al culpable de la campaña nazi que él (inteligente como es) nunca creyó.
b) Con una cadencia discursiva de locutorcillo según él muy persuasivo, invoca la gran responsabilidad de los ciudadanos que contaron los votos en la jornada cívica ejemplar del bla bla bla para decir que ya, revisadas las actas, el rollo se acabó, ganó el PAN y todo lo que intente el PRD serán “patadas de ahogado”. ¿Y el TRIFE? ¿No sabe que es absolutamente legal cualquier impugnación? Animal.
c) Enfatiza que el PRD reclama y reclama, “pero no dice nada sobre el DF”. Este tipo es un verdadero menso. Nadie dice nada sobre el DF como nadie dice nada sobre Guanajuato, Jalisco y Morelos, zonas del país donde hubo elecciones locales que dejaron ganadores por goliza, inobjetables.
d) Luego de rezongar con ironías pendejas y sarcasmos que ofenden hasta a la inteligencia de los asnos, remata diciendo que el “estorbo” llamado AMLO nunca debió salir del “platanar” tabasqueño. Mil veces imbécil. El candidato que nunca debió salir del platanar obtuvo, según la torcida sumatoria oficial, 236 mil votos menos que el “ganador”, y esto sin el aparato del Estado a su merced, si los ultros inaugurando en México el terror propagandístico y sin Diego Zavala y sin el IFE y sin Ugalde y sin los empresarios y sin Televisa y sin el clero panzón y sin Victoriano Huerta Fox.
Estas paparruchas se avienta todos los días el intelectual más admirado por nuestra bonita sociedad lagunera. Sapito pendejo: no sabe cuánto disfrutamos sus radiografías de la realidad.

viernes, julio 07, 2006

Tesoro de papel

Como escribió Julio Hernández, el concierto de periodistas republicanos se arrancó al unísono con una nueva partitura: quien dude de la transparencia divina del cómputo electoral es, además de necio, un prospecto de delincuente electoral. Organizada como por una batuta, la prensa que ya no quiere más líos se sumó al sonsonete del panismo en el sentido de declarar concluido todo el proceso sin atender siquiera la inobjetable legalidad de la impugnación.
La lucha del PRD por aclarar lo que para este partido todavía es oscuro debe agotar todas las disposiciones que marca la ley, y esto incluye la petición de contar voto por voto. La diferencia es tan corta (según la versión oficial) y los comportamientos del conteo fueron tan extraños que es absurdo considerar disparatada la solicitud de recontar a cuentagotas. Ya un especialista en la Constitución (Carrancá y Rivas) ha expresado que la falta de certeza da pie a no discriminar, con la invocación de una ley secundaria como la electoral, el ideal constitucional de claridad plena.
Ocurra lo que ocurra, los ciudadanos que votaron por el candidato que representaba un peligro para México no deben olvidar que ahora el principal interés de la derecha marrullera será deshacerse de los sobres electorales. Ahí está, en ese tesoro de papel, la única prueba que podría demostrar la impostura del ganador; por eso (como en el 88) el apuro principal no sólo es “posicionar al triunfador”, sino quemar lo más pronto posible los testimonios materiales del latrocinio. Como en el 88, ahora el periodismo gárrulo, los financistas y los partidos sensatos (el PAN, por ejemplo) querrán acelerar la desintegración de la prueba.
Legendarias son las palabras del hampón Fernández de Cevallos, quien iracundo, ciceroniano, vociferó hace 18 años en la Cámara de diputados: “Nadie podría beneficiarse con escudriñar papeles que nada dicen y menos significan. La bancada panista acepta que se destruyan esos míticos documentos y que esos cientos de toneladas de papel sean procesados”.
El nuevo reto del PRD es múltiple: debe seguir tocando las puertas que establece la ley, sin olvidar, entre otras, la vía constitucional; debe continuar con la difusión de su inconformidad, pese a que los medios se han enconchado a favor de los domadores oficiales; debe procurar que las movilizaciones no decaigan ni se desdibujen y, lo más importante, debe cuidar que nadie borre las huellas digitales del presunto delito. Mientras existan, el hoy conciliador Calderón no accederá al paraíso de la legitimidad.

jueves, julio 06, 2006

Sólo preguntas

Hay muchos columnistas respetables en la prensa mexicana, sin duda. Muchos de ellos parecen conformes, convencidos de que, más allá de que es legal impugnar el cómputo de los distritos, Calderón será el próximo presidente de México, ello independientemente de la magra y misteriosa suma de votos que le sirvió para superar a AMLO. Sin embargo, muchas preguntas me rondan y quisiera compartirlas:

1. ¿Quién comenzó la guerra sucia de los espots? ¿Olvida el catolicismo panista que no se pueden salvar almas a punta de mentadas de madre? ¿Es así como tratarán a sus adversarios?
2. Aunque sea mínimo, ¿hubo de verdad algún vínculo entre el IFE y el cuñado de Calderón?
3. ¿Por qué Fox apareció inmediatamente después de Ugalde, y con idéntico mensaje, el domingo 2 de julio en la tv nacional?
4. ¿Estadística, numéricamente es lógico que un candidato no pierda nunca la delantera (PREP) y en otro conteo (el distrital) la lleve perdida siempre y al final rebase?
5. ¿No pareció ni siquiera un poco extraña la conducción del programa de Televisa trasmitido del miércoles 5 al jueves 6 por el canal 2?
6. Si estoy seguro de que gané en el póquer y me piden la cartas para demostrar plenamente la legalidad de mi victoria, ¿debo tener miedo?
7. ¿Qué puede hacer Calderón para no parecer hipócrita con un PRD a cuyo candidato acusó de ser un peligro para el país?
8. ¿Cuál es la relación entre Luis Carlos Ugalde, Elba Esther Gordillo y Marta Sahagún?
9. Si AMLO ganó el sur y Calderón el norte, ¿en dónde se supone que hay más densidad poblacional?
10. ¿En dónde andará el cuñado de Calderón?

Son sólo preguntas.

Columna abierta para Fox

Señor presidente: dada su tremenda ignorancia de nuestro pasado usted quedará en la historia como un irredimible falsario. Por difícil y lenta, su llegada al poder representó para muchos mexicanos una esperanza de cambio, de avance hacia la democracia. Cinco años y medio le bastaron para arrojar por el caño el anhelo de muchos mexicanos. Además de sus incontables torpezas políticas, acompañadas también de bochornosas pifias verbales, ha consumado un fraude que si bien en la forma es diferente, en el fondo es peor al del 88, pues en aquel momento la expectativa popular no era optimista, sino lo contrario, pues nada podíamos esperar aquel 6 de julio del decrépito PRI. Y eso le dieron a la gente: nada.
Pero el 2 de julio de 2006, señor presidente, muchos creímos con supina ingenuidad que tendríamos unas elecciones incontrovertibles, pese a que durante la campaña usted no guardó ninguna compostura republicana y de hecho se convirtió en el principal infractor del proceso. Lo que pasó durante la noche del 2 de julio le dará un lugar pavoroso en nuestra historia. Haga usted la que haga, su nombre comenzará, en un futuro que ya es presente, a ser asociado con la bajeza política. ¿Le parece honorable figurar en la foto junto a Huerta, Díaz Ordaz y De la Madrid? Pase y siéntese, por favor.
Por cuidar las espaldas de unos hijos postizos, usted le ofrendó su vida a las tinieblas. Si Fausto vendió su alma al diablo por un deseo enaltecedor, usted lo ha hecho por uno ruin, y con miserabilidad sin nombre regatea triunfos al pueblo para asegurarlos a un puñado de patanes.
Es extraño, señor presidente. Usted es el hombre más poderoso de mi patria, se supone, pero no lo temo ni me tiembla el pulso para echarle en cara estas palabras. Hoy, como en el poema de Borges (su “Borgues”), “me endiosa el pecho inexplicable un júbilo secreto”. Usted pasará, señor presidente, pero la gente seguirá soñando. El porvenir tiene lista una carcajada magnífica, y a usted lo recordará como un pobre señor irresponsabilísimo en el hablar y más en el hacer.
Algunos dirán que exagero, que en el atraco no hubo derramamiento de sangre, y con eso querrán disculpar el robo sin violencia perpetrado a las 4:10 de la madrugada. Mutatis mutandis, eso es tan inmoral como atentar contra la gente con gases y cañones. Por eso le regalo unas palabras de Allende, de quien usted, ignorante de todo, jamás ha oído hablar: “... pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”. La seguiremos haciendo, pues, y usted ya se ganó en ella el lugar que se merece.
Torreón, Coahuila
6, julio, 06

Pantomima nocturna

Ya extrañaba a la Televisa de los viejos tiempos. Son ahora las 12 de la noche del 5 de julio, y el conteo parece especialmente preparado para que sea la televisión, y no los periódicos, quien anuncie antes que nadie la previsible buena nueva. No me extraña la pose embusteramente analítica de López Dóriga ni la del inefable bufón llamado Carlitos Loret de Mola, pero sí asombra que estén allí, legitimando la jornada electoral "ejemplar", un nada incisivo Ciro Gómez y una Denise Maerker más blanda que un bombón. A ninguno, como si hubieran nacido ayer, le sorprende que de la manera más natural los porcentajes fluyan como si no pasara nada, como si no hubiera una sola sospecha de fraude alrededor del proceso.
López Dóriga sabe muy bien el libreto, pero se empeña en imprimir emoción, suspense, a sus palabras. Dice que esto no es el PREP, que eso ya es pasado, que aquella medición ya no sirve ni para maldita la cosa. Tan implacable como un consejero del IFE invoca la ley, y expresa tajante que por nada deben contarse las boletas, sino las actas. Más adelante incurre en un lapsus por andar de actoral: en este momento son contados "voto tras voto".
Loret, el patético Loret, descubre el Mediterráneo: ya se contaron las actas en las entidades donde ganó el PRD, "quizá" (qué hermoso adverbio de duda) por eso, como están llegando los datos donde ganó el PAN, Calderón se acerca a López Obrador.
La payasada rebasa el efecto cómico de El privilegio de mandar: López Dóriga señala que no se atreve a adelantar vísperas, pues no se sabe cómo quedará el conteo. Es un mago del fingimiento.
¿Y el PREP? Loret dice que aquella sí era una "tendencia", y ésta no. Si era una "tendencia", debemos preguntarnos, ¿por qué AMLO no siguió la tendencia ascendente que llevaba en el PREP? Si el conteo de distritos "no es una tendencia", ¿por qué desde las dos o tres de la tarde todo tendió (muy lentamente, eso sí, para esperar a López Dóriga) a transformar a Calderón, otra vez, como en las encuestas efectistas, en el caballo que alcanza y gana.
Si el IFE defraudó, Televisa no podía quedarnos mal: otra vez, con su placer por la manipulación atávica, se convierte en dechado de entreguismo, en suma y espejo de acomodo en el poder.
Son las 12:40 ya. En la pantalla chica los periodistas se afanan por ignorar lo que muy bien conocen. Casi habíamos olvidado los viejos tiempos. Pero aquí están estos sujetos, aleccionando a la pelusa sobre la ejemplaridad de una jornada democrática impecable. Sobre el PAN ni una sospecha, nada que lo perturbe, pues cuestionar el proceso es poner en duda la muestra de civilidad que dio El Pueblo de México.
Casi a la una de la mañana del día 6, Juan Sebastián Solís, reportero, comenta el festejo panista en su sede nacional. Todo cuadra perfectamente. En unos minutos Calderón rebasará por medio punto al Peje, como quedó ajustado en el PREP. Ciro, atento, certero, no deja de insistir que todavía no hay nada seguro para nadie; le mete, así sea fallidamente, más suspenso a su crónica sobre el cierre de la carrera. Por consigna, como soldados de la información, no anticipan explícitamente el triunfo obligado de Calderón. No están allí para eso, sino para hacer creíble el dramático final del conteo, la sorpresa ya muy esperada. Es un espectáculo para la tele, la prueba incontestable que necesita Fox para que nadie persiga a sus entenados cuando concluya el sexenio.
El show alcanza un cinismo que haría palidecer de pudor al cine porno. La pizarra sólo se mueve a favor del candidato del PAN; falta el 5% por computar y uno podría apostar a su madre con la seguridad de que la tendencia que no es tendencia seguirá teniendo toda la facha de tendencia. Los conductores del programa, los reporteros, dudan todavía, y como en el cuento de Poe donde hay una carta escurridiza, jamás es dicho lo evidente, lo que está en las narices de toda la nación: Felipe, el hijo desobediente, el pecador promedio, el hombre que desafió todas las leyes del dedazo foxista, allí está ya, listo para salir a encontrarse con su Destino.
Joaquín, el "teacher", a cada diez minutos nos emociona con la pizarra. Le sigue echando ganas para imprimirle tono deportivo a sus palabras, pero cuando aparecen los porcentajes nos encontramos con una telenovela de Televisa: todos sabemos cómo terminará, irremediablemente.
Es tan grande la desfachatez que ya se antoja apurar el trago amargo de la resistencia civil. Como sea, pero este supuestamente sutil 1988 reeditado en 2006 no puede ser más diabólico. No hay tendencias, no hay arreglos, no hay enjuagues, pero de casualidad, en el último minuto, la derecha mexicana arrebata otros seis años de lucro. Por su parte, la izquierda tuvo en sus manos el metafórico poder durante un día, el 5 de julio de 2006.
¿Qué sigue? Sencillo: quemar los paquetes electorales, poner en marcha la segunda "Operación Fernández de Cevallos".

Torreón, Coahuila
6, julio, 2006, 1.30 am

Pd.1 Cómo estará la basura que hasta Héctor Aguilar Camín, proverbial salinista, con una llamada telefónica puso nervioso al pánel de Televisa. No lo dejaron ir más lejos, pero casi se atrevió a desbaratarles el teatro cuando preguntó por qué demonios lo único que se esperaba (desde hace horas) era que se apretaran los porcentajes y que al final rebasara Calderón. Esto es lo más escandaloso que he visto y oído desde el 6 de julio de 1988.

Pd. 2 ¿Qué le pasó a Woldemberg? Propongo que le hagan el antidoping.

Carrera con obstáculos

No veo la razón para no creer en la posibilidad, al menos en la posibilidad, de que la obsesión presidencial y panista en los últimos dos años ha sido descarrilar a AMLO. Antes y poco después del 2 de julio se pueden contar, mínimo, cinco evidencias claras que tuvieron ese propósito. No son inventos, pues hasta los más escépticos van terminando por aceptar que eran batallas de la guerra PAN-PRD rumbo a la sucesión presidencial. Estas son:
1. Los videos filtrados por el diputado panista Federico Doring en el programa El mañanero, de Brozo, el 3 de marzo de 2004. Poco antes, el 1 de marzo, en El Noticiero de López Dóriga fue difundida la imagen de Gustavo Ponce como tahúr en Las Vegas.
2. En los primeros meses de 2005 arreció el más grande intento por aniquilar a AMLO. Mañosamente, cual sicarios con curul, el 7 de abril las bancadas del PAN y del PRI votaron a favor del desafuero. El teatro se vino abajo, tras una inmensa concentración popular en el zócalo, a finales de abril. El gobierno de Fox, artífice de la iniciativa antipejista, reculó.
3. En febrero inició a todo tren (y así siguió) la campaña mediática de la ultraderecha para ubicar a AMLO como “un peligro para México”. Nunca antes en la historia de nuestro país se había visto propaganda similar, el mayor ejemplo de modales cavernarios al servicio del miedo y la animadversión inducidos por la Gestapo mexicana.
4. Sin ser aclarados del todo hasta el momento, poco antes de la jornada electoral del domingo pasado fueron descubiertos los nexos entre las empresas de Diego Zavala, cuñado de Calderón, con el IFE. Tenues o estrechos, esos vínculos todavía no dejan de ser una fuente de sospechas que por sí solas deberían motivar una revisión escrupulosa del proceso.
5. Entrada la noche del 2 de julio comenzaron a fluir los resultados del PREP. Calderón comenzó a la cabeza y nunca perdió la delantera. Curiosamente, el miércoles, desde que se cumplieron las primeras seis horas del conteo de las actas por distrito, AMLO se fue adelante. Algunos medios dieron noticia de la ventaja perredista, no así Televisa, que en sus emisiones informativas regateó misteriosamente su tradicional despliegue de reporteros y la puntualidad de la que siempre blasona. Por algo será.
Escribo esto a las 20:11 pm del 5 de julio. Según el último corte del que puedo disponer (El Universal), AMLO tiene 36.52% y Calderón 34.74%. Termine esto como termine, no sólo tendremos ganador, sino un gran derrotado: el PREP. Ignoro si los científicos del IFE siquiera se sonrojarán: el 84.13% computado y nunca ha ido arriba Calderón. La cosa sigue pestilente.

Ganadores y perdedores

Las críticas al IFE no se dan a toro pasado, pues en las semanas anteriores al 2 de julio hubo evidencias de que, además del tufillo a cibercuñado que rondaba por allí, algo hedía en el manejo del padrón. Documentó meticulosamente el asunto Julio Hernández (www.juliohernandez.com.mx), quien mostró evidencias sobre la cambiadiza web del IFE. Ya era demasiado tarde para corregir las irregularidades, sin embargo, y las elecciones llegaron.
La historia del PREP ya la sabemos. Sospechoso arranque de resultados (¿adivinemos a quién favorecían muy selectivamente los primeros números?); sospechoso emparejamiento de los punteros que pese a la tendencia casualmente nunca llegaron a intersectar; sospechoso mensaje de Fox repitiendo sin pausa y con asombrosa soltura (como siguiendo un guión) las palabras de Ugalde.
El conteo que empieza hoy miércoles a las 8 am será el definitivo, más allá de lo que diga el PREP. Pero aparte de ese cómputo, ya estamos en condiciones de establecer algunos saldos de la contienda. Ganó la maestra Gordillo, pues dividió el mafioso voto de los profes, le dio el de presidente al PAN y el de senadores y diputados al Panal: negocio perfecto. Ganó el PRD, que en la presidencial pasó, hasta el conteo de hoy, del 17% de Cárdenas en el 2000 al 35.34% de AMLO. Ganaron holgadamente el PRD y el PAN en sus cotos: el DF, para uno; Guanajuato y Jalisco, para el otro. Ganó Alternativa el acceso a un jugoso financiamiento que ahora parará, como el de los Verdes, en las manos de dos o tres familias.
Perdió el PRI, quien del 39% ganado por Labastida en el 2000 pasó al tentativo 21.57% de Madrazo en el 2006. Perdió Fox, quien pese a su grosera intromisión en el proceso pasó del 42% en el 2000 al 36.38% (según el PREP) de su candidato en el 2006.
Por supuesto, el saldo que interesa es el de la injusta justa por la presidencia de la república. A la luz de las cifras, las pasadas elecciones han reprobado tajantemente a Fox, pues si le hacemos caso al 36.38%, es innegable que ni con la maquinaria del Estado a su merced, ni con la intrusión discursiva en pro del continuismo, ni con la guerra sucia que inició con el desafuero y siguió con los espots nazis pudo lograr que su boy scout michoacano pasara la barrera del 40%.
Ahora Calderón, ceñido al libreto, tiende la conciliadora mano a AMLO. Esto, más que hipocresía, es cinismo, pues para ganar primero lo acusó de violador y hoy le presta hasta a su hermana. Lo congruente sería, ya como presidente del país, destruir al Peje, despedazarlo, acabarlo. No por nada el tabasqueño es, ¿o siempre no?, un peligro para México.

6 de julio del 88

Nací en los últimos días del régimen lopezmateísta, en mayo del 64. Faltaban pues unos meses para que Gustavo Díaz Ordaz llegara a la presidencia. En consecuencia me he chutado un pedacito de sexenio y, enteros, siete más: 36 años de priísmo y casi seis de panismo. Para ser justo, debo restar dos sexenios de niñez, es decir, de absoluta inconciencia política. ¿Qué he visto desde entonces? Esto: la falta de oportunidades padecida por mi generación, la hoy cuarentona, se la debemos al imperio de la mentira que como maldición faraónica nos ha gobernado desde siempre.
Fui de los que creí, sin admirar a Fox desde el principio, que así fuera cosmética a nuestro país le había caído del cielo la oportunidad del 2000. El cacareado cambio, por la tremenda inhabilidad política del mandatario, por la falta de concierto entre sus secretarios y por la falta de operadores que tendieran puentes con el congreso, se fue al resumidero de la historia. Basta un ejemplo: durante el sexenio de Fox no hubo secretario de Gobernación, pues a Creel se le fue el tiempo creyendo que era el bueno para la grande y Abascal no es más que un señor mochilón, un monaguillo viejo metido a ministro del interior.
Como muchos otros, he llegado perplejo y exhausto al 2 de julio. Hubo demasiada basura, demasiado gasto, demasiada mano negra, tanta mugre que muy lejos de sentir ánimo para creer en los proyectos ofrecidos uno termina por diluirse en el escepticismo. De ahí a la abstención sólo hay un paso, un pasito que por cierto no daré, pues como muchos mexicanos, cansado y todo iré a mi casilla y votaré. Lo haré porque siempre lo hago y ahora con mayor razón. Al momento de votar mi recuerdo estará puesto en el 88, en aquel 6 de julio en el que México le dijo radicalmente no al neoliberalismo emergente. Me importa entonces muy poco lo que hayan propuesto unos y otros en las campañas que terminaron el miércoles. Mi obligación de votar viene de otra parte, de otros años, de toda mi infancia, de toda mi adolescencia, de toda mi primera vida adulta. Allá, en ese pasado que es el mismo de millones, se quedaron atoradas muchas esperanzas, muchas oportunidades, muchos propósitos que hoy sólo pueden ser resarcidos con la demolición de un modelo que en efecto mantiene en orden la macroeconomía, pero que, lo ha demostrado, no permite el acceso de millones al reino del bienestar.
En fin, votaré. En mi cabeza rondará la única noción de patriotismo que me estimula, esa que no se desgarra las vestiduras ni colinda peligrosamente con el patrioterismo, esa que edifica un México íntimo, sensato y sincero, como lo expresa “Alta traición”, inmejorable poema de José Emilio Pacheco: “No amo mi patria. / Su fulgor abstracto / es inasible. / Pero (aunque suene mal) daría la vida / por diez lugares suyos, cierta gente, / puertos, bosques de pinos, fortalezas, / una ciudad deshecha, gris, monstruosa, / varias figuras de sus historia, / montañas, / (y tres o cuatro ríos)”.
Votaré con la memoria puesta en el 6 de julio del 88.

El Estado tragaldabas

Una de las propuestas recurrentes en la campaña fue la de adelgazar los salarios de quienes trabajan en niveles importantes de gobierno. Según sus enunciadores, esa idea ahorrará notablemente el dinero que por concepto de nómina insume la alta burocracia del país, plata que a la postre se usará para apoyar a los millones de damnificados tras 25 años de neoliberalismo carnicero.
Ignoro si las cifras cuadren o no, si la reducción de salarios en la cumbre del poder sirva en efecto para diseminar ese recurso entre los demasiados pobres de este país demasiado rico. Demagógica o no, lo cierto es que la propuesta no es disparatada, pues México es uno de los Estados, se sabe, que paga mejor a sus servidores públicos, sobre todo si ocupan carteras de primer rango. Así, un director, un subsecretario, un alcalducho que sacó a pujidos un título de licenciatura (o a veces sin él) puede recibir un salario cuatro, cinco, seis veces mayor que un científico o que el gerente de una compañía privada, quienes de veras se han fastidiado la existencia para afianzar su capital curricular. Casos hay en los que gobernadores o presidentes municipales, a más de robar como si fueran zorros, se autoasignan sueldos que ni siquiera soñaría tener el secretario general de la ONU.
El tema de la austeridad del Estado no sólo es un imperativo en la nómina, sino de todo aquello que sea o parezca erogación suntuaria, como comprar toallas de lujo o vestir de Dior a la primera dama. Es hora de que en serio se haga realidad aquello de la justa medianía, que los servidores sirvan y no-se-sirvan a placer lo que no es de ellos, como ha sucedido hasta la fecha. Pongo por ejemplo un dato pepenado en 48,000 kilómetros en línea, librito de Abel Quezada en el que con simpáticos dibujos hace la crónica visual de un viaje en el que recorrió la distancia consignada en el título. Según Quezada, hizo el viaje “invitado por el Gobierno de México con el Presidente Luis Echeverría y sus acompañantes, del 28 de marzo al 26 de abril de 1973”. Páginas más adelante, el autor dibuja un jet en vuelo y al margen, en el aire, escribe a mano los nombres de quienes integraban la comitiva de acuerdo al asiento que ocupaban en la nave. Sin contar al presidente ni a sus familiares, la comitiva era una legión. Casi un mes de viaje, más de sesenta turistas, un avión entero, hoteles, comidas, ¿cuánto se gastaba, cuánto se gasta, en esas dispendiosas pachangas con cargo al erario?
Sexenios han pasado y en todo momento el Estado ha sido un tragaldabas impune. El pueblo ya se acostumbró ha vivir en ella, pero hace falta que la austeridad también sea parte del gobierno.

La tentación autoritaria

Un mono de El Fisgón lo sintetiza de maravilla: Fox observa unas cartas tiradas sobre la mesa; sólo sostiene una en su mano, la última que le queda por lanzar. En las cartas ya desperdiciadas se pueden leer algunas palabras: “Videos”, “Desafuero”, “Guerra sucia”. Dubitativo, Fox mira la carta que todavía no ha echado: “Fraude”. No creo que ese naipe caiga en el paño verde, aunque la tentación autoritaria no ha dejado de sobrevolar los territorios de Latinoamérica donde, se supone, hay ahora democracias más o menos firmes.
Ni Fox es De la Madrid ni la coyuntura mexicana es la misma del 88, por eso estoy casi seguro que un fraude premoderno o cibernético sería un error catastrófico que terminaría para hundir al presidente. No creo entonces que el gobierno actual ceda a la tentación de maniobrar en contra de la voluntad ciudadana que, así sea a trompicones y desalientos, ha hecho posible un sistema democrático-electoral sancionado como verosímil pese a sus precariedades y sus vicios.
¿Qué pasaría, sin embargo, si a alguien, no sé a quién, se le ocurre operar un fraude? Insisto que el horno, México, ya no es el mismo de hace veinte años ni los bollos estamos como para cocernos al primer minuto. El país es más avispado. Quizá el ciudadano de a pie no sea todavía muy participativo, pero gracias sobre todo a los medios de comunicación (incluyo parcialmente a la tv), hay un mayor y más fácil acceso a la información, e internet tendría mucho que ver como herramienta de resistencia en caso de que se dé un desaguisado en los comicios.
Sin suponer que la gente invadiría las calles para protestar, imagino que una triquiñuela marca 88 o más sutil no resistiría la prueba del añejo. Curiosamente, el mismo gobierno que rompió con los setenta años de tradición autoritaria está forzado a respetar los resultados que deriven de la jornada dominical, cualesquiera que sean. Caer en lo contrario convertiría al país en un hervidero de indeseables conflictos, por eso hay mínimas posibilidades de que el gobierno articule algo que vaya más allá de su estricta responsabilidad, que es mantenerse totalmente al margen de las elecciones. El gobierno de Fox no ha estado, empero, muy alejado del proceso electoral, como pudimos ver y escuchar en su casi fanático cuento del caballo y del jinete. En consideración a tal antecedente, hay una remota posibilidad de que el actual gobierno tire la última carta en caso de que los resultados no sean los que desea. Nada pasará, pero la tentación autoritaria ha rondado el país y es prudente recordar que el aseo político no ha sido precisamente el timbre distintivo del actual régimen.

Tormentoso IFE

Tiene razón Carlos Marín en proponer que se dé un voto de confianza al IFE, pero qué difícil resulta creer en el árbitro cuando ha sido pillado en conductas misceláneas de subido tenor sospechosista. La situación empeora por culpa del calendario: a cuatro días de la jornada electoral, el IFE no ha podido dar respuesta congruente a los señalamientos y llega al Día D con un alud de escepticismos en su contra. Lo que había ganado en el 2000 se ha deteriorado la víspera del 2 de julio, y eso es una lástima porque el vandalismo de las campañas ameritaba un réferi incuestionable, un juez más inmaculado que la santísima virgen.
Tres son al menos los cuestionamientos disparados en contra del IFE, y todos apuntan a criticar su tendencia a favorecer la campaña del candidato oficial. Primero, el escándalo del cuñado incómodo fue a parar más allá de lo meramente fiscal, pues no eran pocas las trácalas de Hildebrando con la institución encargada de los comicios. Luego, los graves errores (aceptemos con cristiana indulgencia que se trata de errores y no de mañosos desbarajustes) en el elástico padrón. Después, la tibieza del IFE para aplacar la reacción del CCE que de golpe asume atribuciones de partido político y realiza activismo en los medios a favor del proyecto que garantiza la continuidad macroeconómica (¿cuál será ese proyecto?, ¿el de Campa?).
Los equipos podrán ser, digámoslo en términos futboleros, unos cerdos, unos marrulleros, unos verdaderos cavernarios de la cancha, pero lo menos que podemos exigir, como ciudadanos que pagamos millones para refaccionar al aparato electoral más caro del mundo, es que el árbitro de veras tenga las manos limpias, tan limpias que permitan al ciudadano confiar ciegamente en su papel de juez irreprochable.
A estas alturas el IFE ha cruzado pues el pantano electoral y su plumaje recogió manchones que posiblemente provoquen inquietud y, hay que aceptarlo, franca desconfianza en la imparcialidad de su labor, lo que a la postre puede traducirse en algún incremento del abstencionismo. Ya es muy tarde para remediar lo que durante meses no pudo ser corregido. El IFE que tenemos, el de Luis Carlos Ugalde como consejero presidente, es el árbitro al que estamos condenados este domingo y la única manera de acabar con las malditas dudas que genera el Instituto es, suena paradójico, ejerciendo nuestro derecho ciudadano al voto para que quien gane lo haga con un margen tan amplio que limite al mínimo la participación del nazareno.
Es una ley en el futbol: el mejor arbitraje es el que no se nota. Ojalá y los votos terminen por anular los haceres del tormentoso IFE.

Zombies electoreros

No es extraño que muchos empresarios se identifiquen más con el PAN que con cualquier otro partido, pero eso no autoriza que ante el temor de perder el 2 de julio se dediquen a manguerearle gasolina a la ya de por sí bien encendida hoguera electoral. Eso es lo que han hecho en los días recientes para alentar (supuestamente) el voto razonado. Críticos feroces del candidato que a su juicio “polariza” a la sociedad, muchos de ellos se han radicalizado tanto que se les caen grandes pedazos de lengua cuando hablan sobre el tema. Ellos, que siempre piden paz para que la economía no se alebreste, son los principales incitadores del nerviosismo, algo así como los burros hablando de orejas o el lobo hablando de colmillos.
Una de las ocurrencias que en la desesperación han diseñado para inhibir el voto hacia la sigla peligrosa es traer a cuento la figura de Hugo Chávez. Sacadas de contexto, imágenes y palabras del atrabiliario militar venezolano son usadas en espots que al parecer sólo tienen la buena intención de que recordemos nuestra presente tranquilidad social, eso para que no vayamos a votar equivocadamente, a regarla. La intención del mensaje está sobrentendida, y eso torna innecesario explicitar la asociación de nombres propios entre Chávez y su presunto correlato tabasqueño.
Pero más allá de la patada de ahogado, llama la atención, otra vez, la condición zombie de las organizaciones que alientan el trabajo sucio. La estratagema no es nueva, y la última vez que se puso en práctica mostró que esa jugada de la ultraderecha es como la bicicleta del Willy Gómez: funciona sólo una vez en el partido, y la quemaron cuando durante el proceso de desafuero una organización fantasma (creada de seguro en Bucareli) sacó espots en tv para decir que sólo le temen a la legalidad quienes están fuera de la ley.
Ahora ocurre lo mismo: metralletas, discurso incendiario de Chávez, agitación social en blanco y negro sirven en la propaganda cabezarrapada para advertirnos que el peligro de la militarización comunista nos acecha, para persuadirnos de decidir nuestro voto con la cabeza puesta en el porvenir que les espera a nuestros hijos si se encarama en el poder un dictador con acento de mesías tropical.
Parece demasiado, la exageración y la patraña al servicio de los más mezquinos intereses políticos. Lo único sensato es serenarse, no escuchar esos gruñidos y recordar que una organización zombie no tiene derecho a nada, menos a generar nervios en la muy crispada coyuntura que vivimos.

Flamígero a destiempo



Como millones de mexicanos, crecí en la era noticiosa de Zabludovsky. Por lustros, el sumo gurú de la información que recibíamos en casa era ese señor tieso y elegante, de extraordinaria dicción e inmejorable cadencia para leer, de cultura amplísima y de humor tan refinado que casi parecía inglés. Supongo que fueron cientos las veces en las que vi en la pantalla casera a ese hombre que con la mayor elegancia nos sintetizaba el acontecer del mundo. Sus grandes audífonos de concha y su número 24 como escenografía eran sinónimo de información para todas las familias que, como la mía, no tenían acceso a nada mejor.
Con amabilidad extrema, “Jacobo” entraba cada noche a nuestras casas pero no precisamente para darnos algo digno. Con el tiempo entendí que durante dos décadas y media ese talentoso periodista obedecía, más que a su ética, a las órdenes de algún Azcárraga y/o de Gobernación. Era entonces, en vez de tótem de la información objetiva y veraz, el más acabado ejemplo de manipulador.
Al final del siglo lo sacaron del aire y en su lugar quedó Guillermo Ortega, conductor de noticieros tan anodino que en poco tiempo fue desplazado brutalmente por Joaquín López Dóriga. El talentoso Zabludovsky anduvo un rato al garete hasta que derivó en un programa de radio donde por cierto ejerce, ahora sí con libertad, su papel de notable periodista.
Uno puede pensar, sin dudarlo, que Jacobo sólo obedeció órdenes en su larga trayectoria de 24 Horas. Eso, para mí, no lo exime ahora de lo que hizo en muchos casos como conductor del noticiero más influyente del país. Recuerdo, por ejemplo, que cuando ocurrió el fraude electoral en Chihuahua, Jacobo se puso tan de parte de la versión oficial que circularon en México unos pegotes con su imagen tachada y una leyendita: “En este hogar amamos la verdad, por eso no vemos 24 Horas”.
Casi diez años han pasado luego de su caída en desgracia. En ese lapso ha recompuesto su imagen, promueve apoyo a la UNAM, tiene cierto espacio en La Jornada y es muy oído en Radio Centro. Con esa nueva etapa ha logrado borrar en algo su antiguo desprestigio. Tanto es así que hoy asombra como azote del presidente, a quien le dirigió recién una especie de carta abierta por el caso de la llamada ley Televisa: “Señor Presidente de la República, Vicente Fox Quesada: usted está obligado a darnos una explicación. Usted pasó por encima de la advertencia que le hizo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes respecto a la ley que la sabiduría popular bautizó como ley Televisa”.
Suena bien este Jacobo. Lástima que hable así tan a destiempo.